Capitulo 27. Yo misma

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¿Ves cuando estás por tocar el cielo? cuando por fin encuentras aquello que has buscado... cuando decides enterrar el dolor y tomaste una decisión firme? Cuando al fin encuentras tu lugar, cuando sucede ese primer beso que rompe los esquemas y todo lo que creías saber sobre un beso, en ese preciso momento cometes el peor error y todo se cae, todo se va, todo se esfuma, lo que creías perfecto se convierte en un recuerdo más, simple y únicamente porque no hablaste a tiempo.

—La comida está lista——Grita Ebe, desde donde estamos la veo tan pequeña, pero su figura es tan femenina que me da algo de envidia, pues ella trae un vestido tan acorde a este clima primaveral, mientras yo tengo mis cómodos jeans, unos calzados deportivos estilo bota y una remera negra tan floja que seguro me hace ver poco mujer.

"Hasta pareces mujer" fue lo que dijo Helios cuando me escuchó hablando con Hugo, vergüenza es lo que siento al compararme con aquella chica tan ajena, reservada y bonita.

—¿Que tal una carrera hasta allá? — Digo a Helios quien automáticamente me frunce el ceño.

—Acabas de aprender a montar, ¿estás loca? — Sí, este es el Helios que yo conozco y con el que he tratado toda mi vida.

—¡Acepta de una vez gallina! vamoooos, no seas taaan cuadrado solo por estos 5 minutos— Le hice una mueca de desafío cuando afloja el ceño y viene hasta mí, alinea a su caballo y yo hago lo mismo.

La verdad que desde que me subí a Arai (es el nombre del caballo que me prestaron) Me he sentido conectada a ella, el joven que me ayudó a montarla se sorprendió al ver que fue ella quien se acercó a mí. La verdad no me incomodo.

Acaricio a Arai, y me fijo en nuestra meta, y ya la tengo bien fija.

—Ves la mesa donde esta Dara con Nadir— Helios vuelve a fruncir su ceño y afirma con la cabeza— Hasta allí, esa será nuestra meta.

— ¿Por qué allí? — pregunta acariciando también a su caballo.

—Dara odia los caballos. — respondo sin pelos en la lengua. Él no pudo evitar reír, pero me negó con la cabeza, eso es señal que cuidará a su novia.

—Hasta el árbol de sauce y punto, allí amarraremos a los caballos.

——Ok— digo en tono aburrido.

—No hagas trampa— ruedo mis ojos al oír eso.

—No hago trampa en nada, nunca.

—No hablo de salir antes, hablo de que respetes el límite, no HAGAS TRAMPA.

Helios me conoce bien después de todo, en verdad tenía planeado ir más allá, y asustar a Dara, pero bueno, respetaré el límite impuesto por <<su majestad>>

—Tranquiloooo no iba a pasarle nada a tu noviecita, iba a ser un simple susto, pero bueeeno.

Ahora el que rueda los ojos es él, yo solo me concentro ahora en Arai. Puedo ganar esto, puedo hacerlo.

—¿Apostamos? — Pregunto antes de que nos lancemos a la carrera.

—Ok, tu parte del almuerzo— Dice Helios entre risas, yo levanto una ceja y lo miro desconcertada.

—Sabes que no comeré la carne asada ¿no? — Helios me mira con incomprensión, no entiende lo que le dije para nada — Soy vegetariana, a que ¿nunca te diste cuenta?

Su rostro se llena de sorpresa, quizás cree que estoy bromeando con él.

—Me estás pasando de broma ¿no? —dice mientras se pone la mano en la nariz, está nervioso, quizá preocupado por que quede sin comer.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora