Capítulo 24. Todo

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Solo quería que me amarres a tu corazón

Al volver de la clase de P.E. no puede evitar sentirme tan fatigada, la verdad estaba esperando con ansias la salida, pues solo faltaban 5minutos, y no he trabajado en absolutamente nada. He pasado las horas mirando tras la ventana viendo a los niños del escolar básica jugar en el patio, alejando ideas de mi cabeza, maquinando con lo que Ader me dijo, preguntándome si podré salir de esa pesadilla.

Deseo una vida normal, o por lo menos la que ya tenía, deseo recuperar mi yo anterior, la que solo se preocupaba por terminar el año escolar e iniciar la facultad, olvidar los dolores.

Quizá me haga falta una noche más como la de ayer, pues, a pesar de todo, me he liberado más.

Si no fuera por la semilla que dejó esa mujer en mi corazón, si no fuera por la imagen de aquellos sufriendo, sin comida, sin nada, hubiese tenido un gran día.

¡Ja! Maldita sociedad desproporcionada, maldito mundo manipulador, aquí solo se vive o se sobrevive, gran diferencia entre raspar la olla para comer y el de tan solo correr al baño a vomitar por sentirse gordo, humanidad del asco ¿Es acaso eso lo que me quiere mostrar Ader?

—¡Hey! — Gizah me pellizca—Has estado soñando, seguro con Helios.

Esta vez yo la pellizco, no estaba ni siquiera pensando en él y ella me lo trae a colación, estaba feliz de no tener que pensarlo por un largo tiempo, pues en unos momentos veré a Hugo, y no puedo, no debo estar pensando en Helios.

En pleno proceso de tortura a mi amiga me doy cuenta de algo, Andree está sentado hasta el fondo, solo, con sus auriculares, escribiendo en su cuaderno, muy concentrado diría yo.

— Creo que está mal—Susurro a Gizah, ella voltea y lo mira con tristeza, en ese preciso momento suena la campanilla, Andree empieza a guardar sus cosas al igual que todo el mundo.

No sé si seré estúpida diciendo esto, pero el amor, hasta el momento solo ha traído dolor a esta amistad, es como una sátira, todo duele, no puedo verlo así, lo peor es que aquí hay dos corazones triturados y un tercero confundido, pero magullado por los golpes recibidos.

Mis amigos, sufriendo en una larga cadena de sucesos que parecen no tener fin.

Ya todos salieron de clases cuando solo quedamos los tres, Andree nos miró, y parecía armarse de valor, cuando llegó, suspiró, y mi corazón sintió una enorme presión por ver a Gizah triste y a Andree irreconocible.

—¿Les molesta, si pido hablar con una de ustedes?

— No—Dice Gizah.

—Depende— termino diciendo yo. —¿Con quién? —Pregunto apretando la mandíbula.

—Contigo — sus ojos están llenos de vergüenza, pero más cargados de necesidad que otra cosa.

—Los dejo solos— Gizah me apretó el brazo, como diciéndome, "quédate a hablar con él" y salió del aula, yo me coloqué la mochila, en señal de "estoy apurada" pero Andree parecía querer tomarse su tiempo.

—Zafiro, yo, yo... —Miró el techo y un destello cruzó sus ojos, era como una capa de agua sobre ellos, mi corazón se partió en miles de pedacitos. —No puedo con esto, necesito hablar ya de lo que tengo guardado.

Suspiré, pues no estaba preparada para escuchar a mi amigo dándome una declaración, no estaba preparada para afrontar el rompimiento de nuestra amistad, y él sabe, que después de lo que diga ya no podremos volver a ser lo que éramos antes.

—Ya sabes lo que siento por ti y me duele saber lo de Gizah, la manera en que me enteré de todo, la verdad... — Me mira a los ojos y suspira— la verdad ahora te entiendo, porque tú dices verme como tu hermano, y es la misma manera en que yo veo a Gizah, la quiero, muchísimo, pero no logro verla como te veo a ti.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora