Capitulo 10. Volver

2.3K 297 177
                                    

Estamos en mi habitación, riendo,  de repente, sus manos se ponen sobre las mías. Una mano ahora está tras mi cabeza, el aire se agita a nuestro alrededor. Escucho los latidos de Hugo, se acerca tanto que sus labios están a centímetros de los míos.

—¡Hija ya es tarde! — La voz de mamá me despierta, eso solo quiere decir que en verdad es tarde.

Al sentarme en la cama me hago un segundo para pasar mis dedos sobre mis labios para traer un poco de la dulce sensación del sueño que acabo de tener.

En definitiva, estoy enloqueciendo. Ya me pesan los días que no he sabido nada de él, seis para ser exactos.

Tan rápido como el recuerdo se fue, comencé a apresurar mi rutina mañanera, en cualquier momento deben llegar por mi.

Bajo las escaleras con la mochila acuestas, mamá me pasa un cartón de chocolate de almendras, le coloco el popote y cuando me lo llevo a la boca la bocina anuncia la llegada del señor gruñón.

—Vienes con Helios, no me importa lo que pase hoy, sus peleas, sus tonterías, nada, Zafiro, y si no quieres venir con él me llamas a mi ¿ok? — habla papá.

<<¡Mierda!>> Pienso mientras me limpio la boca, porque es la primera vez en toda mi vida que me pone una advertencia, pero asiento, me despido de ambos y salgo junto a mis compañeros tan rápido como puedo.

Cuando llego Gizah se baja  para darme un abrazo tan fuerte que casi derramó la chocolatada sobre su camisa.

—¡Te extrañé! — abre la puerta y entramos juntas al auto.

— Buen Día — dice Helios sin mirarme.

— Buen Día — respondo y me hundo en los brazos de mi amiga.

Cerré los ojos y ella comenzó a acariciar mi cabeza mientras me dejaba llevar, pensaba dormir todo el camino a la escuela sin hablar, hundida en el cariño de Gizah, hasta que oí la música que estaba sonando en el reproductor.

Me paralicé, porque recordé el estado de WhatsApp de Helios "Bella Julietta"

—¿Puedes alzar el volumen? —Pregunto con miedo, Helios obedece y de inmediato una punzada me invade en medio del pecho al escucharlo cantar.

Princesa que siempre amé...—Su melodiosa voz me cala el corazón al imaginar que se lo canta a Dara.

Intento regular mi respiración, porque esto no debería molestarme, Helios y Dara no son mi problema.

Luego de un rato y unas cuantas músicas más, llegamos al colegio, pero en todo el camino no deje de ver a Helios, y de tanto en tanto nuestras miradas se cruzaban en el retrovisor.

Cuando abro la puerta para bajar del coche, Helios está frente mío extendiendo la mano. Lo miro sorprendida, como si acabaran de acusarme de algún crimen, una sensación muy rara comenzó a invadir mi cuerpo, subió a mis mejillas y mi estómago se electrificó al verlo tan decidido.

—¿Qué? —digo bruscamente. Frunce los labios para quitarme la mochila de las manos—¡Hey! No soy inútil... —Se lo arrebató de nuevo, pero no logro quitar por completo de su agarre, pasa su mano sobre la mía, y esto me obliga a soltar la mochila.

—¡No seas tonta! —Camina hacia la entrada del colegio, cuando estoy por seguirlo, Gizah me toma del brazo —.Berenice me dijo que no debes hacer esfuerzo físico, y yo cumplo con las condiciones de tus padres —grita a los 4 vientos, para que hasta el guardia de seguridad del colegio nos observe.

Estaba por decir algo cuando gira hacia mí y pone el dedo índice sobre sus labios, ¡me está haciendo callar!

—Zafiro de mi corazón — Gizah lo está disfrutando, siempre dice «Zafiro de mi corazón» cuando se burla de mí —. Sigámoslo sin discutir, y de verdad, él  insistió tanto a tus padres para seguir siendo quien te traiga que la lista de acuerdos es larga, hazle creer que lo está haciendo bien —Yo acepto su pedido simple y únicamente porque ya no aguanto tanta humillación.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora