-Tenemos que salir de aquí, Damon. –dijo Stefan, tratando de mantener la calma.

-Claro, dame un minuto en lo que me quito las cuerdas de verbena. –respondió Damon con ironía.

Stefan negó levemente con la cabeza, gran ayuda.

Alguien abrió la puerta, interrumpiéndolos a ambos. Era un joven vampiro rubio, y Davos.

-Pero miren quienes han despertado. –su voz retumbo en los odios de los Salvatore. –Ya decía que el efecto de la verbena debió haber pasado hace mucho. –dijo al detenerse frente a Stefan.

-No sabemos nada. –dijo Stefan. –Es inútil tenernos aquí.

Davos sonrió.

-Siempre quise tener el placer de hablar con un hombre Salvatore, pero ahora tengo a 2, ¿vaya ironía, no? –dijo mirándolos. –Stefan y Damon Salvatore, es un placer conocerlo, su padre ha sido mi ídolo por décadas... asesinar a un montón de vampiros siendo un humano, y sacrificar hasta la vida de sus hijos, eso es valentía.

-Sí, claro. –dijo Damon, burlón. -¿Sabías que en realidad nosotros matamos esos vampiros? Emily Bennet me ayudo a resguardarlos, hace unos meses los matamos.

Davos sonrío.

-La tortura, siempre ha sido una de mis aliadas. –dijo Davos. –Esos vampiros debieron de haber sufrido mucho todos esos años bajo la iglesia, más méritos a tu padre.

Damon rodó los ojos.

-No obstante, Jane no heredo su particular odio hacia los vampiros. –dijo Davos, con algo de decepción en sus palabras. –Su madre, Nadine, hubiera estado orgullosa de ella, siempre quise que tuviera sangre Salvatore en sus venas.

-¿Nadine? –pregunto Damon.

Nadine, Nadine.

-Ahora la recuerdo. –musito. –Stefan, una tal Nadine trabajo en nuestra casa... ¿recuerdas?

Stefan asintió levemente.

-La madre de Jane. –dijo Stefan.

Cada vez se convencían más de la idea, quizás Jane en verdad era su hermana.

-Nadine era una hermosa mujer. –dijo Davos. –Me case con ella meses después de la muerte de tu padre, claro... hasta que una vampiresa que iba en busca de venganza la asesino.

-Sí, Jane ya nos lo había contado. –dijo Damon, algo aburrido.

-El caso es, que Jane y Connor están planeando mi muerte, y confió plenamente en que los hijos de Giuseppe Salvatore vayan a ayudarme a detenerlos. –dijo mirándolos.

No, en realidad no.

-Suéltalos. –dijo Davos, sin esperar respuesta.

El joven vampiro corto de una cuerda, haciendo que los dos Salvatore cayeran al suelo. Ambos se quejaron, y se pusieron de pie.

-Acompáñenme, les mostrare un poco de lo que es ser un cazador de vampiros. –indico Davos, al encaminarse a la puerta de la habitación.

*

El timbre de la casa Salvatore hizo que Caroline se levantara a abrir. Alguien tocaba con mucha insistencia.

-Ya voy. –dijo Caroline, y por fin abrió la puerta. –Jane... Connor.

Jane fue la primera en entrar, rápidamente, buscando algo con la mirada.

-Hola, cariño. –dijo Connor al ir tras de ella, mientras que saludaba a Caroline.

Jane SalvatoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora