35.

8.4K 357 116
                                    

Aviso: Capítulo bastante largo y con algunas escenas algo subidas de tono (sexuales).

                                - - - - - - - - - - - - - - - - -

—Te va el corazón muy rápido.

Abrí los ojos al sentir su voz tan cerca. Me miraba con una triste sonrisa y los parpados caídos, y su cabeza aún seguía apoyada en la base de mi hombro. Había ido subiendo su mano por todo mi torso hasta que ésta estuvo encima de mi pecho, a la altura de mi corazón, el cual, tal y como ella había notado, latía desbocado.

—Estoy seguro de que no más que a ti —le garanticé, continuando con mis caricias en su pelo—. ¿Mejor ahora?

Ella torció el gesto desganada. Luego cabeceó un par de veces contra el hueco de mi cuello soltando un pequeño gemido.

—No, pero necesito hablar ya. Me estoy muriendo de la desesperación.

Desde que nos habíamos encontrado esa noche podía haber pasado ya una hora. No habíamos hecho nada, ni si quiera hablar. Nos abrazamos desde el primer momento, recostándonos en la cama, y esperamos pacientes a que nuestros nervios se calmaran. De hecho aún continuábamos así.

Al principio mi malestar era lo único en lo que podía pensar, pero finalmente comprendí que no debía de darle tanta importancia a un simple malentendido. Sus manos inquietas paseándose continuamente por mi torso no hacían más que confirmarme que ella estaba muchísimo más afectada que yo.

—Dime. Qué te ocurre.

—Es mi hermana... —murmuró de inmediato. Levantó la cabeza mientras aseguraba su brazo bajo mi cintura—, está aquí, en Berlín. Desde hace meses.

—¿Meses?

—Sí. Pensé que habría venido para la boda como nosotros, pero mamá me ha dicho que lleva aquí desde enero. No te lo vas a creer pero... —bufó sacudiendo la cabeza—, bueno, la que no se lo cree soy yo... ¿Recuerdas lo que te dije de ella? ¿Todo lo que le pasó y por lo que ya no vivía con nosotros? —asentí inmerso en sus ojos llorosos— Pues sigue igual. A pesar de todos estos años, continua teniendo problemas.

—¿Con la bebida?

Ella asintió cabizbaja.

—Creo que con las drogas también tuvo algún que otro desencuentro, pero parece que ya lo superó. Aún así... —bufó intranquila negando con la cabeza.

De pronto frunció todas las facciones de su cara y rompió a llorar nuevamente tapándose la expresión.

Abrumado por la facilidad y la rapidez con la que se había venido abajo en medio segundo, la sacudí cuidadoso por los hombros buscando de nuevo el contacto visual.

—_____, cariño...

Al parecer aún no había sacado toda su angustia, así que la dejé un rato más que se desahogara tranquila.

La única vez que recordaba que ella hubiera llorado de aquel modo, con tanta intensidad y frustración, fue hace casi un año ya, cuando sus sospechas sobre el desliz de su madre recién comenzaban. Con solo cerrar los ojos y remontarme todos esos meses atrás volvía a revivir nuestros primeros días juntos. Ella estaba tan sola, tan desatendida... Recordaba haberla cobijado en mi casa a menudo por la incomodidad y el rechazo que sentía con la presencia de sus padres. Lo pasó muy mal, y lo último que quería ahora era que pasara por otro drama familiar del estilo.

Volví a la realidad cuando ella comenzó a moverse sobre mí.

—Faina está interna en un centro. Mamá va casi todos los días a verla y dice que ya está bastante mejor, pero todavía le queda mucho camino por recorrer... —dijo con angustia—. ¿Qué opinas tú?

Junto a tiWhere stories live. Discover now