25.

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Él sacudió su mano una vez más en el aire, en señal de despedida, y acto seguido se marchó. De inmediato entregó su documentación a una azafata y desapareció entre las puertas que daban al avión. Antes incluso de que ese avión se pusiera en marcha yo ya sabía que algo malo iba a pasar.

Sabía que debía irme, que ya nada hacía allí, pero no podía. Algo detrás mía tiraba de mí insistentemente, queriendo alejarme de aquel sitio. Volví la cabeza, pero a nadie vi. Corrí hacia la cristalera que daba al exterior del aeropuerto y observé aquel enorme trasto, moviéndose en dirección a las pistas de despegue.

-No, no, no, no... -repetía constantemente, cada vez con más amargura, mientras el avión en el que la persona a la que más había querido en toda mi vida iba cogiendo más y más velocidad.

Y de pronto, bum. Éste estalló en el mismo instante en que dejó tierra. Observé atónita como una enorme bola de fuego cubría por entero todo mi campo visual. El estómago se me encogió abruptamente, y sentí como la capacidad de respirar me fallaba.

-Liam... -emití desolada, cayendo al suelo de rodillas- Liam no...

Parpadeé desorientada, y entonces todo a mi alrededor comenzó a girar sin control, devolviéndome justo al momento antes de que el avión explotara por los aires. Entonces, de nuevo se produjo ese estallido, pero ahora con muchísima más fuerza ¡Bum!

-Liam -susurré acelerada, incorporándome de golpe en la cama.

Con una mano en el pecho, a la altura de mi corazón desbocado, miré con los ojos muy abiertos las cuatro paredes de mi cuarto que me rodeaban, asegurándome de que todo había sido irreal, y tomé aire profundamente.

-_____, ¿qué te ocurre? ¿estás bien? -con una expresión de espanto, Karen apareció por la puerta y se acercó hasta la cama- Te he escuchado hablar...

-Tranquila, estoy bien, estoy bien -insistí, queriendo convencerme también a mí misma de ello. Cerré mis ojos vencida y luché por controlar mi pulso-. He tenido una pesadilla horrible, pero sólo eso, estoy bien.

Me sonrió más calmada y me besó la frente. Se echó el paño de limpiar el polvo que llevaba en la mano al hombro y se acercó hasta la ventana para abrir las cortinas de par en par. La claridad me cegó ligeramente unos segundos.

-Anda, baja a la cocina, en seguida empezaré a prepararte el desayuno.

-Antes me daré una ducha, ¿te parece? -me levanté de la cama y me estiré perezosamente- Necesito despejar la mente un poco... -susurré saliendo de la habitación seguida por ella.

-Cómo quieras.

Dejó un par de toallas limpias sobre el mármol del baño y, a continuación, cerró la puerta dejándome a solas.

Caí pesadamente sobre la tapa del inodoro al mismo tiempo que daba un gran suspiro y escondía mi cara entre mis manos. Aquel sueño me había sobrepasado. Jamás había vivido uno tan real como éste había parecido. El susto todavía me hacía temblar. Era realmente escalofriante pensar en que Liam podía irse así sin más un día cualquiera... Pero era una tontería que siguiera dándole vueltas a eso en mi cabeza. Era seguro que nuestro destino era incierto, pero a él todavía le quedaban muchas cosas por vivir.

Alcé la cabeza y observé mi reflejo un tanto desaliñado en el cristal. Ahora que era consciente del terrible aspecto que tenía por las mañanas, me sorprendía enormemente el hecho de no haber espantado ya a Liam de mi lado. Con ese pensamiento en mente, recogí mi pelo en un moño desordenado y me metí con rapidez en la ducha. El agua estaba congelada, pero justo eso era lo que necesitaba esa mañana, así conseguí olvidarme de todas mis preocupaciones.

Junto a tiWhere stories live. Discover now