Capitulo 2. Ansiedad.

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—Zaf, te estoy hablando ¿Me estas prestando atención? —Andree me paró en medio del pasillo —. Llegamos al segundo curso —señala el salón —, yo hablaré con Saskia y Fran del A, tú ve con Liza y Fer del C ¿Ok? —Puso sus manos sobre mis hombros —: A las 11:00 horas, en la sala del consejo, tema: viaje ¿ok? —repite cada palabra lentamente para que no me olvide de nada, y en verdad debe hacerlo, o lo olvidaré.

Caminé en dirección al salón del segundo curso cuando caí en la cuenta de que debía hablar con Liza. <<¡Oh no, Liza Anta!>>

Es la hermana menor de Gizah y Helios, sus padres se separaron hace un año, Liza optó por ir a vivir con su papá mientras que los mellizos con su madre, no es que no quiera a Liza, la adoro, pero es muy empalagosa, y yo no soy de mucho contacto físico.

Ni bien mis pensamientos terminan de hilarse, ella venía a mí, con los brazos abiertos, corriendo y ¡Pafff, un apretón! Me abrazó tan fuerte que el aliento se me fue.

—Eres una mala, mala, mala amiga...— dice sin soltarme mientras mi pulmón rogaba por oxígeno, bueno, mi cuerpo entero lo hacía. Cuando me soltó, alcé la mano para saludar a la profesora de Historia que estaba en el salón, quien solo me sonríe mientras vuelvo a ser prisionera de los brazos de Liza.

—No lo soy Liza, perdón ¿Sí?, por no visitarte, es que en verdad estoy muy ocupada —hablo, mientras trato de meter aire.

—Excusas baratas, pero ya estás aquí — <<oh, no otro abrazo>> ella acabará conmigo así.

—Liza necesito darte un aviso... si me dejas respirar —Mi oración sale ahogada y entrecortada.

— Lo siento —me soltó, por suerte, y yo estoy más aliviada por ello.

—Mira habrá reunión a las once en la sala de consejo, llévate a Fer ¿sí?

—Es para el viaje ¿no? —dice con entusiasmo mientras una mueca de felicidad se dibujaba en ella—. Eso es dentro de unos 10 minutos...—Observa su reloj para luego mirar a su profesora, quien solo le da un gesto de aprobación —. Allí estaremos.

—Ok, nos vemos, ya iré al salón a tratar de ordenar algo para la reunión.

—¡Súper! —Me despido y voy de nuevo hacia las escaleras. 

Al llegar a la sala de delegados, abro la puerta para ver a una de las señoras de la limpieza a punto de salir; sobre la mesa nos pusieron unos refrigerios y ella me pasa muy amablemente una carpeta.

— La directora me dijo que te entregue la carpeta, la firmes y la dejes de nuevo sobre la mesa, solo para la constancia de que usaron el salón.

—¡Por supuesto! ¡Gracias!

— Hace un poco de calor, así que puedes encender el aire acondicionado, Amit.

La limpiadora salió, y no me dio tiempo de corregir mi nombre, aunque debería conocerme, asisto aquí desde el jardín de infantes, en fin, sacudo la cabeza y no le doy importancia.

Voy hasta la silla en donde suelo sentarme en las reuniones, bajo la carpeta junto con mi libro sobre la mesa y tomo asiento, casi arrojandome. 

Como siempre, lo primero que hago es girar la silla hacia el enorme ventanal, simple y únicamente para ver aquel hermoso árbol de lapacho.Cada que lo veo siento una melodía recorrer mi cuerpo, una canción inexistente, un sabor en mis labios, único.

Su tamaño imponente, desde pequeña me ha llamado la atención, me da una sensación tan incoherente, pues quisiera meterme dentro y ver su interior, sentir la sabia en mi piel. En estos momentos me pregunto si no estaré loca, sonrió para mí misma y lanzo un suspiro.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora