Capitulo 36

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─¡¿Equipo están listos?! ─Jasón gritaba con fervor al grupo de hombres que tenía al frente─. ¿Y tú?

─No estoy preparado, Jasón ─confeso Santi mientras se colocaba el antifaz─. Es una locura.

─No hay elección, los días ya pasaron, es hoy o nunca.

Estaban en una pequeña habitación de una casa que Jasón utilizaba como guarida. Con él y su equipo eran doce en total, vestían pasamontañas, botas militares, chaleco antibalas. Estaban listos.

Como un rayo de luz la tormenta comenzó a caer en pequeñas gotas. A diferencia de Jasón, José prefería su usual traje.

─Pésimo día para llover.

─Lágrimas de dios ─dijo José─. Así le llamábamos cuando íbamos a alguna excursión, la lluvia era lo único que nos indicaba que aun seguíamos vivos ─se ajustó la corbata y enfundo el arma de fuego─. ¿Dónde está Ángel?

─En el club, se adelantó, dijo que nos avisaría por cualquier cosa.

─Ese chico morirá ─Jasón se colocó el chaleco.

─¿Cómo lo sabes? ─le pregunto Santi mirando la firmeza de sus ojos.

─Está desesperado por atraparlo. Equipo vamos.

Todos lo siguieron como fieles sabuesos, subieron a las camionetas que estaban estacionadas aun lado de la acera.

─Ellos rodearan el perímetro ─continuo José─. Nos veremos haya... Santi. Cuida a Elisa, por favor. No dejes que ese tipo le ponga una mano encima.

─La protegeré con mi vida.

─Gracias ─tomo una de las armas que estaba sobre la mesa y se la entrego.

─Jamás he disparado un arma.

─Esta es especialmente para ti... sirve para proteger, no mata. Así que úsala sabiamente. Adiós.

─¿Eso es una despedida?

─Esperemos que no lo sea. Tengo una hija y quiero volver a casa, pero hago esto por Stilman, era como un hijo para mí. Y se fue.

─Hasta luego.

Santi espero a que todos se marcharan. Observo aquel frio metal que tenía en las manos. Esperaba no tener que jalar el gatillo. Era la primera vez en toda su vida que estaba incómodamente preocupado, se preguntaba cuáles serían las consecuencias. Por un instante sintió ese alivio al pensar en Melissa. Deseaba tenerla enfrente, besarla sin medida, abrazarla, hacerle el amor. Sus latidos amenazaban con reventar su emocionado corazón, la quería más allá de cualquier cosa.

Esa mañana había hablado con ella durante dos horas, ella felizmente le contaba lo que estaba haciendo mientras el escuchaba, un momento hablo con la pequeña Susan, la llamada termino con la pregunta de Melissa ¿seguro que estas bien? el solo respondió mejor que nunca.

Suspiro. Y salió por aquella puerta. A fuera los relámpagos surcaban los cielos negros, era una de esas noches melancólicas, noches donde no hay felicidad, solo desgracias ajenas.

─¿Estas nervioso? ─pregunto Elisa que estaba sentada a su lado dentro de la habitación del club.

─Tú también los estas ─miro su reloj hace quince minutos Nym había llegado al club. Las señales se habían restringido.

─¿Santi, estas ahí? ─era Ángel quien hablaba por un intercomunicador inalámbrico que tenía en la oreja.

─Aquí estoy

Rincón Exquisito © (Editando)Where stories live. Discover now