Capitulo 32

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Aliso su corbata oscura con determinación, aquel traje era su armadura, el antifaz su único protector; volvía al juego. Cruzo la calle, y lentamente se fue acercando a la entrada del club.

Ella vino a su mente, su novia y su pequeña sonrisa que iluminaba todos los espacios dentro de él. Le parecía una locura que estuviese haciendo esto, pero también estaba en ese lugar para aniquilar esa ansiedad que lo hacía volver a ese lugar.

Horas antes se había mentalizado así mismo, lo que iba hacer era una completa tontería; ayudar en la captura de un criminal. Y según Jasón, era un tipo duro de roer. Una parte de él imaginaba la desgracia pues su vida estaba en juego. Solo dios sabía lo que le esperaba al cruzar el umbral de aquel abismo.

Camino con sigilo por aquel pasillo hasta llegar a la gran sala donde estaba la recepción. Fue imposible no recordar todo lo sucedido. Miro de un lado a otro, nadie se percató de su presencia. Aquel lugar no había cambiado en absoluto, la perversión, lujuria, deseo, perdición, estaba en cada confín del club.

─Vaya hasta que apareces ─alguien hablaba a sus espaldas.

─Puntual como siempre, Alex.

─Nadie te reconoce ya. Creo que has perdido la magia... ─se burló con descaro.

─Aún conservo la magia ¿tu... que es lo que tienes?

─Que arrogante.

─Gracias por el cumplido. Si me permites iré por un trago ─se alejó de él y su máscara vitoriana que le cubría el rostro.

El plan era esperar a Elisa quien lo había adquirido por una suma despampanante de dinero, después entrarían en la habitación y esperarían a que los pasillos estuviesen vacíos, conocía a alguien del club que lo podría ayudar a cambio de una buena propina.

Mientras esperaba paciente detrás de la barra con una copa de Martini, respiraba con dificultad, estaba allí con mujeres a su alrededor, mujeres bella, dulces fantasías de una sola noche.

─¿Tenso? ─dijo la mujer que estaba a su lado. Coloco una de sus manos sobre su hombro y comenzó a acariciar su cuello─. ¿Eres nuevo?

─Para nada ─se repuso, no se mostraría vulnerable─. Solo algo cansado.

─Veo que has trabajado mucho ─le guiño el ojo.

─Como no tienes idea ─con temor coloco la mano a la altura de su cintura─. ¿Y tú, eres nueva? ─dio un trago para después pedir otra copa.

─Llevo un mes en este lugar.

─¿Y qué tal, te gusta?

─Es algo... adictivo... pero creo que sí ─humedeció sus labios para luego acercarlos a su cuello─. No te había visto por aquí.

─Estuve de vacaciones, necesitaba recargar baterías, tú sabes ─dijo con aire pícaro.

─¿Cuánto cobras?

─Dudo mucho que me llegues precio.

─Anda dime ─insistió.

─Bueno, estoy en el medio millón de dólares.

─Wow muy caro.

─Lo sé, no soy para todas ─antes de dar un sorbo miro los tenues ojos lima que se asomaban por aquel antifaz plateado─. Caballero de la noche, así me llamo.

─Caballero... ─entre abrió los ojos como plato─. Sandra me hablo una vez de ti...

─Que pequeño es el mundo. Pues ese es mi precio, lo siento.

Rincón Exquisito © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora