«Ideas, sobornos y abogados»

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—¿Cree que, ya que está aquí, podamos hablar durante un momento?

Suspiré y coloque una mueca que simuló ser una sonrisa en mi rostro.

—Claro.

Lo seguí por un blanco y clínico pasillo hasta lo que era su oficina. Había carpetas y papeles por todos lados, paneles de información y otras tonterías. Tomé asiento justo en frente de él. Me miró un segundo.

—Noté que visitó a Justin Bieber.

Asentí.

—¿A qué se debe eso, señorita Collins? —preguntó.

—¿No cree que... si me va a interrogar me debería llevar a la otra sala? Ya sabe, esa donde te apuntan con la luz y te colocan comida en frente para saber si te sientes culpable o no.

—No es un interrogatorio.

—Entonces debió haber comenzado por otro punto esta conversación.

—Esta bien. —dijo él. —tome esta ''conversación'' como usted quiera.

—Lo haré. —dije sonriendo. —¿Cree que pueda hacerles unas preguntas yo a usted?

—Creo que sí. —admitió.

—¿Puedo pagar una fianza?

—No. —negó con su cabeza. —Llevaré a Justin a juicio.

—¿Por qué?

—Por sus cargos. Justin es joven Leah. De verdad intento ayudarlo. Estuve hablando con él. Tiene una vida por delante, aún puede cambiar. Podría decir que es solo un niño que se vio obligado a tomar malas decisiones.

—Pues estamos de acuerdo en algo, entonces. —susurré.

—¿Qué la trajo a Sydney?

—Pasear. —respondí.

—Casualmente llegaste justo un día después de que Justin fuera deportado.

Oh, entonces... ¿él no sabía que yo estaba en la misma casa que Justin en el momento en que los españoles llegaron? Maldición. Los tipos no habían hecho muy bien su trabajo. Genial.

—Vaya. —murmuré.

—¿Puedo decirte algo Leah? —preguntó. Asentí con cierto miedo. No demostrado, claro.

—Tal vez Justin es el tipo de amor que recordarás por siempre, pero no el tipo de amor que durará por siempre.

Tragué, sintiéndome mareada. ¿A qué venia esa maldita tontería? A él debía ir y venirle mi vida personal. Aunque si mi vida personal claramente estaba liada a uno de sus casos más importantes... bueno, ahí todo cambiaba.

—¿El juicio ya tiene fecha? —Cambia el tema Leah. Cambia el tema.

—Próximo lunes a primera hora. —respondió mirando unos papeles.

—¿Cree que habrá condena? —pregunté fríamente. Sabía que su respuesta, si era positiva, me dolería. Demonios, me llegaría justo en la mitad del corazón.

—No lo sé, Leah. —respondió.

Eso.

Aplazando el dolor.

¿Qué haría si Justin era condenado? Era algo que jamás había hablado con él. En los últimos días había estado comportándome más dura, más fría, más fuerte. O al menos intentándolo. Justin me lo pidió. En el momento en que lo vi a través de ese cristal y ambos pusimos nuestras manos ahí para del algún modo sentirnos además del teléfono, me había echado a llorar como una niña pequeña y él me había dicho que verme así le partía el corazón.

BANG ll: Explosion of love.Where stories live. Discover now