Capítulo 39 - Raíces (II)

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El sonido del motor del Impala negro del 67' se extinguió al parar frente a un bloque de pisos pequeño. No debía de tener más de cuatro plantas, y su fachada seguía igual de amarillenta que la última vez que los Winchester estuvieron allí, si cabía, con algo más de mugre.


Dean bajó del Impala sacando el llavero con la plumita, aunque la entrada al portal estaba abierta.


—¿Vivía aquí? —preguntó el ángel, mirando las estrechas escaleras. Ni siquiera había ascensor.


—Hey, a ella le gusta lo económico. —farfulló Dean, comenzando a subir hacia el tercer piso con rapidez.— Y técnicamente, solo estuvo aquí tres días así que... Con suerte lo que buscamos estará aún metido en alguna de sus cajas de la mudanza.


Al llegar al tercer piso, Dean abrió la puerta usando la primera llave, dando lugar a un oscuro aunque acogedor pisito. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, a excepción de la televisión. La cocina estaba polvorienta, y aún abundaban las cajas de cartón de la mudanza repartidas por el suelo.


—Bien... Manos a la obra. Hay que mirar todo. —el ojiverde se introdujo el primero por las habitaciones, yendo hacia la más alejada. A saber lo que Cheryl les tenía guardado allí dentro. Dean comenzaba a desesperarse. Aquel rompecabezas no les estaba llevando a ninguna parte, y a más tiempo que ella pasara en el Infierno, menos de la verdadera Cheryl quedaría.


Emma se paseó por el salón, detallándolo con sus oscuros ojos castaños. El lugar le recordaba al piso de estudiantes que había compartido con su mejor amiga antes de aterrizar en aquel mundo, y no pudo evitar imaginarse viviendo junto a Cheryl en él. La Mezcla se había convertido en una hermana para ella, en el apoyo femenino que no había tenido en mucho tiempo y que tanto había añorado.


—Empecemos pues. —suspiró agachándose junto a una caja de cartón repleta de libros.


Sam se acercó al salón, donde recordaba haber estado la última vez. Sobre las marcas de polvo había una zona con algo menos de suciedad en la que se veía dibujado un símbolo anti posesión, que seguramente la rubia habría garabateado al aburrirse.


El ángel por su parte se dirigió a otra de las habitaciones, sin pista alguna sobre lo que debían buscar. Abrió una de las cajas encontrándose con un montón de ropa interior que se quedó mirando unos instantes.


—... No, aquí no puede estar. —la cerró desviando la mirada hacia otra como si nada hubiese pasado.


Tras un buen rato buscando entre las cajas, Dean dejó caer un cuaderno al montón de cosas que ya había mirado. Se pasó ambas manos por la cabeza exasperado y dejó su mirada vagar por fuera de la ventana. El pueblo apenas estaba iluminado y dejaba ver entre las casitas una enorme luna. Los rayos de ésta se colaban en la habitación llegando a iluminar un viejo armario. El cazador lo observó unos instantes. Se había centrado en las cajas, pero tal vez había algo en el inmobiliario.


Abriendo las puertas del mueble se encontró con algunas viejas prendas de ropa colgada en éste. Tanteó con las manos el fondo de éste hasta que tocó algo frío. Al sacarlo, resultó ser una caja de metal, una especie de caja fuerte con cerrojo y unos familiares símbolos de protección en él.

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora