Capítulo 38 - Raíces (I)

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A la mañana siguiente, el viaje hacia Utah se hizo en dos coches, por si las moscas. Dean había despertado de un humor de perros, con la idea fija de averiguar lo que Cheryl quisiera para así poder recuperarla.

Había sido una mañana silenciosa mientras recogían lo que necesitaban por el búnker. Esta vez tendrían que llevarse a Eisy, puesto que todos iban a ir y no podían dejarlo solo allí metido y sin compañía. El ojiverde estuvo en apenas una hora metido en el Impala, esperando a los demás para acompañarlo hasta que la puerta del co-piloto se abrió y Castiel se sentó en silencio a su lado.


Emma, Sam y el Collie irían en el flamante coche rojo que la morena siempre elegía a la hora de transportarse. Después de comprobar que no se dejaban nada, salieron del búnker quemando asfalto hacia el condado de Beaver, Utah.


El ojiverde apenas dio tregua al equipo para descansar durante el viaje. A pesar de que eran como ocho horas de viaje, se hicieron unas dos paradas y a regañadientes. Dean ni si quiera salió del coche en una de ellas, tamborileando los dedos impaciente contra el volante. Estaba verdaderamente paranoico, centrado en encontrar a Cheryl o al menos la clave que la guiase a librarla de aquel trato con Crowley.


Solo había intercambiado unas palabras con su hermano durante el viaje, puesto que Castiel no iba a decir nada a menos que le dirigiese la palabra primero lo que le hacía un co-piloto muy silencioso.


A media tarde llegaron al pueblo de Beaver.


Pararon delante del motel de la última vez, el Midie's. Seguía siendo tan patético como Dean recordaba. Paredes de un verde militar bastante sucio, dos camas y la pequeña cocina. La última vez, Cheryl se había dedicarlo a robarles las cervezas, allá por el caso de Ray Sawyer. El mayor de los Winchester lanzó su bolsa contra la cama mientras Castiel curioseaba en el baño.


—¡No te entretengas mucho ahí, Cas! A no ser que quieras una revista porno... Entonces comprenderé que quieras quedarte dentro un rato. —se mofó, por fin añadiendo algo de humor a su amargada actitud de aquel día.


—¿Por qué iba a querer una revista porno? —el de ojos azules salió del cuarto de baño, ajustándose el cuello de la gabardina.— Hay lecturas mucho más interesantes para...


Dean resopló como un caballo llevándose una mano a la cara mientras negaba. No, el ángel nunca aprendería a distinguir una indirecta como aquella. Desplegó sobre la mesa un plano de la localidad y se sentó para estudiarlo en aquello que aparecían Sam y Emma tras instalarse en su propia habitación.


—¿Dónde buscaremos? —preguntó Cas con voz queda.


Dean repasó de nuevo con la vista el mapa.


—Preguntaremos en los lugares que a ella le importaban, además de revisar en su viejo piso. La iglesia, el pub en el que trabajaba, una cabaña del bosque... Lo que sea.


—Muy bien. —justo en ese momento llamaron a la puerta. Debían ser Sam, Emma y el perro. Suerte que el motel admitía mascotas o habría tenido que quedarse en el coche.— Hola, pasad.

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora