Capítulo 6 - Tres en el equipo

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— ... No tiene gracia, Robert.


Cheryl se levantó con lentitud del banco, mirando con ojos gélidos al párroco. También miró a Damian, y alzó el mentón hacia él.


— ¿Tú también estás metido en esto? Dime que es una broma. —era un tono suplicante el que había adoptado. La joven se alejó dos pasos de los sacerdotes, mirándolos como nunca lo había hecho antes. Era indignante, acababa de cerrar su primer caso, ¿acaso no la tomaban en serio?


— Cheryl, te estamos contando la verdad. —reiteró Damian, acercándose a ella para posar una mano sobre su hombro. La muchacha lo evitó con brusquedad, soltando una carcajada.


— ¡Ja! Si tan cierto es eso, necesito pruebas para acabar de creérmelo. —era obvio que no tenían pruebas. ¿Cómo se podían tener pruebas de algo así? La chica se cruzó de brazos, observando la mirada perpleja que ambos clérigos intercambiaban.— Iluminadme con vuestra sabiduría, venga.


El padre Robert se volvió a acercar a ella.


— ¿Vas a apuntar tu cuchillo contra mí, Cheryl? —preguntó calmado al ver a la joven introducir una mano en el interior de la chaqueta. Ella bufó y volvió a sacar la mano con resignación, dejando que el hombre se acercase. Lo que más sorprendió a la chica, fue comprobar cómo el momento estaba pasando factura a su tutor, al cual se le acentuaban las arrugas de la frente.— Quítate la chaqueta y remángate.


— Creía que los streap-tease no estaban aceptados por la iglesia. —dijo la cazadora con algo de resentimiento en la voz mientras se quitaba la chaqueta. Se la lanzó al padre Damian, que seguía por detrás de Robert y se remangó la camiseta.


— ¿No te picó el espíritu hace unos días en ese hombro? —inquirió el hombre de Dios, observando que la piel de la chica estaba tan lisa y blanca como siempre, como si no hubiese tenido heridas allí. La rubia le lanzó una mirada de desdén.— Hay gente que cura rápido, sí, pero esto es imposible. Tienes parte del factor de curación de un ángel.


— Ya, bueno... —rápidamente, volvió a taparse y a coger su chaqueta de manos del otro sacerdote.— Necesito algo más que eso para poder convencerme, y si me disculpáis, tengo un par de petardos de los que despedirme. —señaló con un pulgar a la puerta que estaba a su espalda. Los Winchester debían de estar al llegar ya.


— Lamentablemente sí que tendrás que despedirte... Pero no de ellos.


— ¿Disculpa? Creo que la música de los coros celestiales me nubla los oídos.


— Cheryl, la única forma de que averigües todo lo que necesitas sobre tu pasado es que vayas con los Winchester.


— ¡No necesito averiguar una mierda sobre mi pasado! ¿Mi madre? Me abandonó. ¿Mi padre? Probablemente la abandonase a ella antes. ¡Fin de la historia! ¡No necesito saber de mi pasado porque estoy bien con el presente!


Cheryl había alzado la voz según retrocedía hasta acabar gritando. Los dos tutores que la habían criado le estaban llenando la cabeza de estupideces ahora. Ella solo comenzaba a sentir un leve dolor de cabeza, la estaban confundiendo. No era posible que un ángel y un humano hubiesen concebido un hijo, los nephilim no eran más que una leyenda urbana. El Jefe había creado a los ángeles sin sentimientos, ¿cómo iban a poder enamorarse?

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora