Capítulo 28 - El sello de asedio

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No había forma en la que contactar con Azazel o Ladiel.


No había forma en la que quitarle el sello a Dean del estómago.


No había forma en la que Cas pudiese acelerar su curación y volver al Cielo, o salir a investigar.


Dean había comenzado a experimentar los efectos más severos del sello en cuanto a dolor se refería. Otras veces, era como si se quedase paralizado o adormecido, y no había manera de moverlo hasta que él mismo abría los ojos. Cada vez que aquello pasaba, el Equipo Libre Albedrío pasaba por un momento de angustia inimaginable.


Sam al menos se había calmado con respecto a Dean y Cheryl por haberle ocultado el asunto del sello y los hermanos de ésta. Había tratado de investigar las Mezclas, pero habían debido de existir tan pocas a lo largo de la historia que no había más que algunas menciones en leyendas y viejos libros de los Hombres de Letras.


El menor de los Winchester se exasperaba según pasaban los días. Llevaban cerca de una semana y media buscando. No creía que pudiese ver tantas páginas en aquella pequeña fracción de tiempo. Al bajar a la biblioteca aquella tarde, se encontró a Cheryl con la cabeza entre los brazos, durmiendo en la mesa. Si bien ella no necesitaba dormir, por esa misma razón había pasado cerca de cincuenta horas sin pegar ojo para averiguar un poco más de su especie.


—¿Chers? —preguntó. Ella no respondió, pero por la regularidad de su respiración, estaba durmiendo a gusto.


Sam suspiró. Aún seguía echando de menos a Emma, pero debía centrarse en encontrar la cura para su hermano. Dejó un par de libros junto al montón de la muchacha y se dirigió en la cocina.


Cas apenas salía de su habitación. Parecía estar concentrando su gracia en esfuerzos vanos por rastrear a Ladiel, que parecía más a mano. Cuando Cheryl se los describió, la opinión de Dean fue la más acertada: 'raritos'. Lo que le parecía más extraño era que la tal Ladiel no se hubiese vengado de Azazel por haber dañado a un ángel –supuestamente de su bando-.


—Es como vivir en una telenovela... —murmuró cogiendo una cerveza de la nevera. La destapó, y se dejó embriagar por el fresco licor. Lo necesitaba. Se sacó el teléfono del bolsillo y envió un mensaje cariñoso a Emma para después volver a su habitación.


Los pasillos estaban más silenciosos que de costumbre, como si la maldición que pesaba sobre Dean estuviese absorbiendo también cualquier posible ruido. Era tétrico, y no podía permitirse perder a Dean. Era algo habitual en los Winchester aquel pensamiento.


El sonido de algo pesado caer al suelo en la habitación de Dean le interrumpió. Tal vez el mayor estaba frustrado y se había cargado algún mueble, que tampoco era raro. Sin embargo, cuando Dean gritó su nombre soltó la cabeza desparramando cristales por el suelo y abrió de golpe la puerta del cuarto del mayor.


—¡SAM! —Dean estaba tirado en el suelo, con una mano puesta en su vientre y la otra frotando con insistencia una de sus piernas.— ¡Sam, ayúdame!

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora