Capítulo 31 - R.I.P

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Un mes atrás, el tiempo había parecido suficiente como para encontrar una solución a todos los problemas. Pero ahora, a Sam apenas le quedaban unas dieciséis horas, y las cosas comenzaban a apurarse mucho.


—¡Eisy! —así había llamado Sam al cachorro, por influencia de su hermano (AC). El cachorrito salió corriendo con un calcetín en la boca, saltando a los brazos del menor de los Winchester.— ¿Qué vamos a hacer con él? No podemos llevárnoslo.


A modo de válvula de escape, Sam se había encariñado con el pequeño Collie, que parecía la única criatura en el búnker capaz de hacer que le brillasen los ojos para variar. Entre el cariño de él y la ayuda de Cheryl por su 'suerte' con los animales, estaban consiguiendo que el perro se acoplase al Libre Albedrío. A parte de aquella buena noticia sobre el nuevo miembro, todo había sido una montaña rusa cuesta abajo.


Sam había empezado a tener alucinaciones con los perros del Infierno unas cuarenta y ocho horas antes, pero lo más inquietante era ver las reacciones de Dean. Él sabía por lo que su hermano pequeño estaba pasando, y no cabía duda de que se cambiaría por él de nuevo, aunque aquello supusiera no salir del Averno esta vez. Castiel había intentado contactar con los ángeles que estuviesen de su parte, pero parecía que el Cielo comunicaba, como de costumbre, dejando desamparados al ángel y sus amigos.


Cheryl apareció con un mapa de Estados Unidos en la mano, mirándolo distraída. Bajó las escaleras:


—No te preocupes, es un animal listo. —no era por sonar cruel, pero realmente el pequeño Eisy era inteligente para ser un perro.— Le dejaremos comida y lo que necesite. Tengo la impresión de que estar cerca de nosotros le hace aprender deprisa. —Sam no respondió y ella levantó la vista con aire desinteresado.


Sam la miraba con los ojos como platos y ella entrecerró los suyos.


—¿Pasa algo?


—Cheryl, t-tú... —pasó saliva nervioso. No podía creer lo que estaba viendo. Debía de ser efecto de estar a las puertas del Infierno.— Tu verdadera forma...


La rubia tragó grueso entonces y se cubrió el rostro con el mapa. Nunca se había parado a pensar en su forma fuera del recipiente, puesto que había nacido con este 'puesto'.


—Cierra los ojos, Sam. —el de pelo largo hizo como pidió y ella se colocó por detrás. Le puso una mano en un hombro.— Ya...


— Eres... Eres... —comenzó a balbucear él.


—Resérvatelo para escribir una novela mañana, ¿vale? —trató de decir animada, como si ese 'mañana' fuese a existir para él. Sam asintió imperceptiblemente mientras el Collie le lamía la barbilla.— Y ten cuidado cuando mires a Cas, él sí que es una estrella en todo su esplendor.


Genial, ahora el pobre no podía mirarla sin quedarse estupefacto. Los seres celestiales –o lo que ella fuese- no estaban hechos para que una persona los mirase directamente. ¿Qué habría visto Sam? ¿Algo horrible como un demonio? ¿Al bello y perfecto como un ángel? ¿O una mezcla entre veneno y hermosura exótica prohibida a los ojos de los mortales?

[Sobrenatural] || Ala blanca, ala negraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora