Le dio un beso en la mejilla.

─¿Y bien? ─dijo ella después de sentarse.

─¿Qué?

─Estamos hablando de Melissa ─tomo uno de los sándwiches, dio un mordisco. Luego probó de su café.

─Tengo tantas ganas de verla, aunque sea de lejos.

─Eso es acoso ─sonrió─. ¿Por qué no vas a verla?

─No sé qué le voy a decir.

─Pedirle disculpa para empezar. Creo que cambiar de vida te estropeó el cerebro.

─Si, no es fácil.

─¿Qué es lo que no es fácil? ¿El club, Alice? ─estudio su mirada.

─Ninguna de las dos, lo que no es fácil es asimilar que durante tanto tiempo he hecho cosas que no debí, y ahora, ahora solo soy nadie.

Sandra noto su frustración.

─Cariño, no digas eso ─le acaricio el hombro. Las personas que estaba a su alrededor se les quedaron viendo. A Sandra le incomodo un poco. Nerviosa se alejó guardando su distancia.

─No tiene que importarte lo que los demás piensen de ti ─dijo al ver la lejanía de Sandra.

─Pueden pensar que tú y yo-

─Sería muy halagador ─sonrió fulminando con la mirada a uno de los curiosos.

─Eres encantador cuando te lo propones ─se levantó, le dio un beso en la mejilla─. Me tengo que ir, espero algún día podamos salir con más tranquilidad.

─Hasta luego Sandra.

─Búscala. Y no la dejes ir.

Después de despedirse continúo con su desayunado, mientras escuchaba "Without You" de Tobias Jesso Jr. No solo conocía el significado de la letra, sino que, también lo sentía "Sin ti"

«Si, estar sin ti es como estar vacío»

De regreso en la oficina estuvo a punto de marcarle a su móvil, pero de tanto pensarlo al final desistió de la idea. Se quedó mirando la pantalla durante unos instantes.

─Santi... Santi... ─su compañera lo llamaba pero él estaba totalmente perdido─. ¡Santi!

─Perdón ¿Qué pasa?

─Necesito tu opinión ─la chica de gafas color violeta se acercó. Katrina, tenía veintiséis además de una gran autoestima, siempre cargaba una sonrisa de oreja a oreja. Cada semana se teñía su larga cabellera de algún color extravagante, esta vez tenía un rosa pastel. Fue la primera en darle la bienvenida el día de su llegada, no la olvido ya que era la única en todo el edificio que utilizaba playeras de estampados, jeans y converse.

─Creo que un rojo más intenso se vería mejor ─respondió al ver una de las páginas de la revista─. Podrías cambiar el etilo de letra, queremos que sean más atractivas, coloca un poco de sombra por aquí y listo.

─Eso mismo pensé ─sonriendo volvió a su lugar─. Gracias, Santi.

─De nada.

Ahora trabajaba para la revista Look Time. Junto a Katrina, eran los encargados no solo de diseñar la portada, sino que también debían verificar que las fotografías tomadas, el estilo de fuente y algunos retoques fuesen satisfactorios antes de que saliera a la venta. A pesar de que era una revista semanal siempre había algo por hacer, y todo se compensaba con el sueldo que no estaba nada despreciable. Le pagaban por hacer lo que le gustaba.

─No hablas mucho que digamos ─le sonrió. Estaba a su lado pues era una oficina pequeña─. No es que tenga nada de malo, pero por dios mínimo una grosería.

Sonrió a medias sin apartar la mirada del monitor─. ¿Es aburrido tenerme de compañero?

─Ammm la verdad si ─se quitó las gafas, las limpio y volvió a colocárselas.

─El cambio no ha sido sencillo. Dame algo de tiempo.

─Que te parece si te invito un par de cervezas después del trabajo, así nos conocemos un poco.

─Mejor yo te las invito.

Era viernes y le vendría bien algo de compañía.

─¡Claro que no! se supone que yo te estoy invitando o acaso eres de ese tipo de hombres machistas que piensan que nosotras las mujeres no podemos-

─OK ya entendí, está bien, tú invitas ─sonrió completamente, era divertida.

Por un momento se vio reflejado en Melissa, él siempre era quien levantaba sus ánimos cuando ella estaba decaída, sin embargo aquella sonrisa divina, ya no estaba.

No podía compararla con la de nadie más.

Más tarde, ese mismo día, fueron llamados a la oficina del director; era muy amplia con ventanales parecidos a los del club, varios cuadros pintorescos adornaba las paredes. Del otro lado del escritorio estaba aquel tipo de cuarenta y tantos con algunas canas a los lados de su fino corte; era el dueño de la revista. Portaba un prestigioso traje color gris de marca reconocida.

Una vez adentro les ofreció que tomaran asiento, los observo a ambos antes de hablar.

─Santi ─su vos era gruesa e imponente─. ¿Cómo te sientes en tu nuevo lugar de trabajo? ─le pregunto mientras se recostaba en su silla.

─Bastante bien. Claro que aún no me acostumbro del todo ─su mirada era sincera, no tenía por qué mentirle.

─Y tú, Katrina ─volteo hacía ella─. ¿Qué te parece tu nuevo compañero?

Ella había trabajado sola los últimos dos años.

─Pues no es un tipo interesante, ni mucho menos social. Pero ─le sonrió─. Tiene talento ¿Ya dije que no es social? ─bromeaba con el jefe.

─Si, ya lo has dicho.

─Jefe. Lo necesito, necesito a Santi en el equipo.

─Veras Katrina, Santi es la persona que diseño la portada de la revista del mes pasado.

─¡Joder! ─soltó sin importarle la presencia el jefe, Santi quiso reírse pero se contuvo era la primera persona que decía las cosas abiertamente─. Hiciste un maravilloso trabajo.

Quiso agradecer pero el jefe lo interrumpió.

─Lo siento Santi pero Katrina es muy habladora no le para la boca. En fin, continuare, Katrina lo que trate de decir es que Santi ha sido contratado directamente por mí, este joven tiene mucho talento que hay que aprovechar. Espero puedas aprendas un poco de él ─aquello parecía una advertencia.

─Papa ─parecía molesta.

Santi sorprendido los miro a ambos.

─Si, ella es mi hija ─confeso.

─Si, esta cosa es mi papa, y mi jefe.

Todos rieron. Definitivamente era graciosa. Le hacía falta sonreír más, y todo sería perfecto si tan solo ella estuviera con él. Era lamentable que tuviese que separarse de ella para darse cuenta que la necesitaba.

Era un ambiente distinto, aun desconocía si este nuevo camino era para bien o para mal, pero de lo que estaba seguro es que su vida necesitaba un cambio.

Si, dejar el club fue una buena elección después de todo, dejar atrás a Alice fue lo mejor, pero... no deseaba dejar atrás esa amistad. No quería olvidar a Melissa. Debía recuperarla.

Esa tarde al llegar a casa le mando un mensaje.

«Melissa, me gustaría verte, quiero arreglar las cosas»

Después de los cinco minutos volvió a enviarle otro.

«Por favor responde»

Cansado de esperar, le marco. Los tonos pasaron pero ella jamás le respondió.

8iY


Rincón Exquisito © (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora