Capítulo 11: Fugitivos

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Luego alcanzo a Finnick y le digo que lo espero en la biblioteca cuando haya terminado su sesión de entrenamiento, creo que ahí podremos hablar sin despertar sospechas y además, quiero mostrarle por cuales ductos llegué a la superficie el otro día. Me voy a dar vueltas por los pasillos y termino en el nivel E, en una pequeña sala que se usa de bodega de material escolar. Si pudiera dibujar bien, retrataría a Peeta en la pizarra, pero siempre fui nula con las artes... rato después descubro que he cubierto la superficie negra con el nombre de mi amado. Estoy igual que Odair llenando la página con el nombre de Annie en la hoja blanca. En mi brazalector veo que todos me preguntan dónde estoy, ya notaron mi ausencia en clases. No contesto. Si supiera cómo apagar el aparato lo haría, porque no deja de mandar mensajes, no todos son para mí pero molesta el beep que hace cuando entra uno en la pantalla. Gale también me pregunta dónde rayos estoy, le contestaría pero creo que los demás también lo verán y vendrán a hacerme cumplir mis deberes. Rato después voy al comedor a almorzar. Recibo una ración de pescado a la plancha con coliflor hervida y unos pocos guisantes. Compruebo con la mirada que en realidad mi ración es algo más grande que la de los nativos del 13, me voy a sentar con Hazelle, está sola, los chicos están en clases y ya almorzaron antes. Viene de la lavandería y me está contando sobre las enormes cantidades de ropa que se lavan a diario cuando alguien se sienta a mi lado y me deja la mitad de su col y una cucharada de guisantes en mi plato. Gale. Le digo que no es necesario, pero no resulto nada convincente ya que igual me lo como todo. 

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Tras dos días de intentos fallidos puedo sacar a Johanna del hospital a dar una vuelta por el Distrito 13. Colaboro en los turnos en todo lo que puedo e intento cumplir horarios, aunque ya no me presionan que vaya a clases luego que argumenté que después de mis primeros Juegos dejé el colegio. De hecho ni Finnick ni Johanna volvieron a asistir a clases luego de coronarse vencedores. Cuando un tributo gana, se le deja exento de ir a clases e incluso de trabajar en la industria de su distrito. El doctor Pott encontró razonable mi punto de vista y tras hablar a mi favor con las autoridades, quedé libre de clases en el Centro Educativo como se llama acá. Bien, al menos ya no me lavarán el cerebro. Y hablando del doctor Pott, creo que me he ganado su confianza cumpliendo mis deberes y también hablando pestes del Capitolio a quien quiera escucharme; cosa que no me cuesta nada, siempre he detestado a Snow y sus lacayos.

Así que lo convenzo a él y a mi madre que una vuelta por los huertos y granjas puede animar a la malhumorada Mason (que se pone más rabiosa, a propósito). Hace dos noches intenté sacarla a escondidas y encontrarnos con Finnick cerca de la biblioteca, pero el personal hospitalario se puso quisquilloso con mis repetidas visitas. Por lo cual tuvimos que cambiar de estrategia y salir de día.

Llevo a Johanna en su silla y cuando nos topamos con alguien fingimos hablar de los huertos, granjas o talleres, para despistar. Ayer estuve en la granja avícola alimentando plumíferos pero antes de ir al comedor dije que iba al baño y busqué la entrada a los ductos. Hacia allá vamos ahora. Finnick ya debe estar esperándonos ahí, tenía Reflexión luego de Lavandería. Saco la rejilla, que no está atornillada en este lado del muro, sólo embutida a la pared, la retiro y asomo la cabeza. 

- ¿Finnick, estás ahí?... somos nosotras... ¡Finnick! -llamo a media voz.

- Sí, Katniss, te escucho, ahí voy -siento que se acerca y luego veo su cara sonriente.

Me ayuda a meter a Johanna, cuando ella está adentro me llevo la silla y la oculto en una pequeña bodega destinada a los granos para las aves. Vuelvo, me introduzco y pongo la rejilla por dentro, encajándola en su soporte. Odair y Mason han avanzado un trecho y le están dando golpes al yeso con una llave inglesa que Finnick robó del taller mecánico y una piedra de afilar que yo hurté de la cocina. Tengo otra piedra mediana que recogí del paseo por la granja de los cerdos y pronto, entre los tres y a punta de golpes, liberamos la pierna de Johanna.

Sinsajo HeridoWhere stories live. Discover now