Paz.

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Ya casi se hacía de noche y no quedaban suficientes ramitas para las lámparas, así que me puse unas botas que encontré en el ático y caminé a la puerta mientras black me seguía y justo antes de abrir la puerta, el llamado de james me detuvo.

- ¿A dónde vas? - dijo levantándose lentamente del sofá.

- Voy a buscar ramas para las lámparas, ya casi no hay.

- Esta bien, espera un momento – dice mientras intenta ponerse los zapatos y me cruzo los brazos.

- ¿A dónde crees que vas? - le pregunto incrédula. Este chico no aprende.

- No quiero estar aquí solo – dice luchando con el zapato.

- ¿Seguro que tienes 18?, Por qué pareces un niño de 9...

- Pues si eso evita quedarme aquí solo, pues sí. Tengo 9 años, ¿puedo ir contigo? – Suspiro sin poder darle un contra a sus palabras.

- Bien, puedes venir, pero si un oso aparece te dejaré morir – digo acercándome para ayudarle a ponerse el otro zapato, porque si no, saldríamos mañana.

- ¿En serio eres capaz de dejar morir a un niño de 9 años? – dice fingiendo estar indignado - ¿y desconfías de mí?, ¡yo debería desconfiar de ti!

- Listo ya podemos irnos – digo ignorando lo que dijo y me acerco de nuevo a la puerta mientras james se levanta un poco más rápido cada día. Sus heridas eran mucho mas profundas que las de mi pierna.

- Está bien, vamos...- salimos de la casa y en el recorrido recogimos muchísimas ramas, incluso más de lo normal y como aun quedaba bastante sol por bajar, nos fuimos a una parte despejada donde podíamos ver claramente si en algún momento llegaba un oso o no.

James en su intento de caminar mas rápido, se tropieza y se cae dándose un buen golpe en el trasero que me hizo reír a carcajadas mientras él me miraba con mala cara. Empecé a recoger más ramitas de todos los tamaños posibles y flores también, solo porque eran bonitas.

Black andaba persiguiendo a una ardilla por todas partes y james estaba sentado haciendo algo en la tierra y mirándome cada segundo que podía, no sé si lo hacía apropósito o estaba siendo muy obvio

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Black andaba persiguiendo a una ardilla por todas partes y james estaba sentado haciendo algo en la tierra y mirándome cada segundo que podía, no sé si lo hacía apropósito o estaba siendo muy obvio. Al terminar de recoger un montón de estas ramitas y flores, las puse a un lado para sentarme junto a james.

- hola... - Dice sin mirarme y observó lo que hacia en la tierra.

- hola – contesto – dibujas muy bien, ¿quién es ella? – pregunté curiosa y él suelta una risita para luego mirarme.

- ¿En serio no sabes? – Pregunta y yo niego – eres tú – dice sorprendiéndome y vuelvo a ver el dibujo en la tierra sin poder creerlo.

- He cambiado mucho y eso que cuando conocí a Diana, no fue hace mucho y ese día me corté el cabello, yo, yo me vi en el espejo, pero esto no fue lo que vi.

- Mmm... mi abuelo me dijo algo muy cierto. ¿No te has dado cuenta que unos días te miras al espejo y te ves fea?, ¿pero otros días te ves como la mujer más hermosa del mundo?, pero no es el espejo o los días lo que te hace cambiar... lo que ves en el espejo es lo que sientes. Si te sientes bien, te veras bien y si te sientes mal, te veras mal.

- No se que decir, la verdad – digo un poco nerviosa, de verdad sus palabras me dejaron sin palabras y debía admitir que su compañía me estaba agrando.

- Tranquila, yo tampoco supe que responderle a mi abuelo – dice con una sonrisa – por cierto, creo que en unos pocos días mas ya podre definitivamente irme a buscar el lugar para regresar a la ciudad... ¿quieres regresar conmigo? – su pregunta me deja los pelos de punta.

- Yo... yo... no sé – digo abrazando mis piernas.

- ¿Aun no confías en mí?, ya ha pasado un tiempo, incluso black...

- No es eso – lo interrumpo. Ciertamente tal y como se lo propuso terminé confiando en él – tengo miedo de regresar. He pasado tanto tiempo en este bosque y ahora en la cabaña... me siento en casa, pero sé que no lo es, se que tengo que regresar, pero me asusta.

- ¿Que te gusta de este bosque? – pregunta mientras se acuesta con los brazos atrás de su cabeza.

- Una noche mientras veía las estrellas después de un encuentro con cazadores, fue cuando me di cuenta que estar perdida aquí, no fue tan malo como al pensaba al principio. Mi vida cambio por completo en el bosque, eso esta claro, esa noche estaba ahogando mis sentimientos en mi pecho y vino black aullar a la luna y yo lo imité, lo hicimos tantas veces que me sentí liberada, me sentí bien, luego nos fuimos a dormir en el tronco de un árbol y fui feliz, por ese momento realmente me sentí viva.

- Increíble... – suspiro - ¿Y qué hay de tu familia y amigos?

- En el fondo los extraño. Siempre fui bastante independiente, así que me permití ser egoísta cuando me di cuenta que el bosque se convirtió en mi hogar.

- Esta bien, entiendo si no estas listas para ir, yo igual regresaré.

- ¿Qué? Como que regresaras – dije sorprendida, eso no me lo esperaba.

- A ver, la verdad no considero el bosque mi hogar, pero me gusta estar contigo y quiero seguir viéndote – sus palabras hacen que mire a otro lado, james cada día me pone nerviosa con sus palabras.

- No te dejaré quedarte en mi cabaña, consíguete la tuya – digo lo primero que pienso al estar al borde de los nervios y solo escucho sus carcajadas. Él tonto se ríe lindo, por lo tanto, oculto mi cara en el abrazo que le doy a mis piernas para controlar mis nervios.

- No importa lo que digas, yo sé que no me dejaras afuera, volveré por ti, tenlo por seguro.

- Solo cállate... - digo esta vez mirando a black revolcarse en la tierra a lo lejos. Mi vida en el bosque cada vez va mejorando, instalando en mi pecho un sentimiento de paz y tranquilidad, pero tengo que pensar en regresar, no puedo ser egoísta para siempre...

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Capitulo editado

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Mi Vida En El Bosque.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora