Conociendo.

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JAMES.

A medida que iba despertando sentía un dolor de cabeza horrible que me impide abrir los ojos, pues el simple hecho de moverlos era peor, así que me quedé un rato fingiendo dormir hasta que se me alivió un poco y finalmente fui consciente de donde estoy cuando al abrir los ojos mire a mi alrededor.

Me encuentro en una habitación poco iluminada y a pesar de que se veía limpia, olía a polvo y antigüedad. Tal vez fue el pequeño dolor de cabeza o todo era un sueño, pero por los momentos no podía recordar bien que pasó ayer, vagamente recordaba ser perseguido por un oso.

Intenté sentarme, pero sentí un dolor punzante en mi abdomen y otro en la pierna que me hizo no volver a intentarlo por otro largo rato, preguntándome si había alguien aquí o estaba completamente solo, aunque era evidente que no, debido a que alguien me tuvo que traer aquí y además curar mis heridas.

Cansado de no hacer nada, decido que el dolor no es tan fuerte como para impedirme caminar, así qué me siento en la cama aguantando el dolor y gracias a que la cama tiene una estructura para colgar cortinas, me sujeto del pilar a mi lado y pongo un pie en el polo norte "Puta vida, está congelado el piso joder". Pensé al subirlo de nuevo para calentarlo.

Me sentía atrapado en la cama y como si fuera poco descubrí que solo tenía puesto mis boxers, así que me dispuse a analizar mejor mis opciones, descubriendo que mi ropa se encontraba en una silla junto a mis zapatos. No tenía de otra más que pisar el frio suelo para poder ir a otro lado.

Volví a hacer el mismo procedimiento para levantarme y con una rara mueca en mi cara por el dolor en mi cuerpo y el frio en mis pies, caminé lo más lento pero rápido posible hasta mis zapatos y metí mis pies como pude agradeciendo que estos eran fáciles de colocar porque no poseían agujetas.

Mis jeans estaban casi todo roto y mi camisa no estaba, y así me di cuenta de que la camisa era la que cubría mis heridas. Intenté ponerme el jean, pero la herida en mi abdomen me impedía doblarme, aunque sea un poco, así que, sin más remedio, tome la sabana de la cama y me envolví en ella para luego salir de la habitación, la cual la puerta desde un principio estuvo abierta.

Cojeando y tratando de caminar a la sala a paso de tortuga, llegando a mi destino justo en el momento en que la puerta principal se abrió y otra vez esa adrenalina causada por el miedo se apoderó de mi cuando lo primero que veo entrar es un lobo.

Me quede quieto por el pánico que no podía demostrar, pues estaba en shock y además no podía correr por más que mi cerebro dijera que si podía. El lobo no perdió el tiempo en acercarse mientras gruñía, y sin darme cuenta al retroceder un poco tropecé con la sabana cayéndome. El dolor aumento a un cien por ciento y me comencé a marear mientras trataba de arrastrarme por el frio piso para volver a la habitación, pero un jalón en mi pierna sana me lo impidió y fui arrastrado hasta un sofá.

Al voltearme, vi a una chica de cabello castaño y muy corto, delgada y muy blanca de piel. Al lado de ella estaba el lobo que seguía gruñendo, pero... ¿por qué no le hacía nada a ella? Y ¿Por qué esta tan tranquila? Mis pensamientos se interrumpieron por su voz, mientras me ayudaba a subir al sofá.

- ¿Por qué saliste de la habitación?, ¿Qué hacías en el bosque?, ¿eres un cazador? - me hizo demasiadas preguntas una vez estuve acostado. Ella se sentó a mi lado, pero yo estaba mareado, así que no pude pensar mucho mis respuestas.

- ¿Vas a contestar las preguntas o no hablas? - dijo en un tono serio, pero creo que solo estaba intentando serlo.

- Puedo... pero estoy mareado... - dije por fin, mi cabeza daba muchas vueltas y el dolor no me dejaba pensar con claridad – necesito... un poco de tiempo.

Mi Vida En El Bosque.Where stories live. Discover now