Esto… esto podía jugar a su favor.
Un plan comenzó a formarse en su mente. Si lograba que Taeyong viera esto o siquiera se enterara, podría generar una distancia definitiva entre él y Yunho.
Se quedó allí un par de segundos más, asegurándose de grabar cada detalle en su mente antes de retroceder con sigilo y desaparecer en la oscuridad del pasillo.
Esta oportunidad era demasiado buena para desperdiciarla.
Mingi se separó lentamente, observando a Yunho con atención.
—¿Y bien?
Yunho parpadeó, como si recién despertara de un sueño.
—No sé qué demonios fue eso…
Mingi sonrió con diversión.
—Un beso, Yunho. No fue tan difícil.
Yunho pasó una mano por su rostro, confundido.
—Tú… ¿por qué hiciste eso?
Mingi se encogió de hombros.
—Porque quise hacerlo.
Yunho lo miró como si estuviera loco.
—Tú… eres imposible.
Mingi soltó una risa baja.
—Y tú eres predecible.
El silencio se instaló entre ellos, pero esta vez no fue incómodo. Yunho sintió que su corazón latía más rápido de lo normal, pero no era por enojo.
Era algo diferente. Algo que no terminaba de entender.
●
La mañana avanzaba tranquila en la mansión, con el aroma del café y la calidez del sol filtrándose por las cortinas. Taeyong estaba sentado en la mesa, dándole papilla a Sion con paciencia mientras el niño movía sus pequeñas manos con entusiasmo.
Jaehyun, que acababa de dejar sus cosas sobre la mesa, observaba la escena con una extraña sensación en el pecho. Se sentía… completo. Como si, por un momento, fueran una verdadera familia.
Claro, sin mencionar que en la casa también estaban Yunho y Mingi.
—Ye —balbuceó Sion de repente, sus ojos brillando al ver a Jaehyun. Últimamente, lo llamaba así— Upa
Jaehyun sonrió con ternura y sin pensarlo dos veces, se acercó. Taeyong se apartó ligeramente, dándole espacio para que tomara al pequeño en brazos.
—Ven aquí, campeón.
Con facilidad, lo alzó y comenzó a hacerle un avión, arrancándole risas felices. Sion agitó los bracitos, disfrutando del juego.
—Qué lindo el ambiente familiar —La voz de Mingi irrumpió en la escena mientras entraba a la cocina con una taza en mano— Parece que le agradas mucho a Sion, Jaehyun.
Jaehyun sostuvo al bebé con más firmeza y sonrió, sin apartar la mirada de su hijo.
—¿Cómo no lo haría? Si soy su papá.
—¿Pa? —repitió Sion, ladeando la cabecita con curiosidad.
El corazón de Taeyong se tensó.
—Sí, Sion. Soy papá —respondió Jaehyun con convicción.
Taeyong no dijo nada. Sabía que negar o confirmar aquellas palabras solo confundiría más a su hijo. Sion apenas estaba comenzando a hablar y entender el mundo que lo rodeaba.
El silencio entre ellos se hizo más pesado hasta que la puerta de la cocina se abrió de nuevo.
Yunho entró, estirándose perezosamente con el cabello desordenado.
—Buenos días a todos… —murmuró con voz ronca.
Jaehyun, que hasta ahora mantenía un tono cálido, sonrió con cierta picardía.
—La noche estuvo buena, ¿no, Yunho?
El comentario cayó como un trueno en la cocina.
Yunho, que hasta ahora solo había estado medio despierto, sintió cómo su cuerpo se tensaba al instante. Parpadeó un par de veces antes de fijar su mirada en Jaehyun, intentando descifrar sus intenciones.
—¿Perdón?—respondió con voz ronca, pero alerta.
Taeyong, que sostenía la cuchara de Sion a medio camino, frunció el ceño. Una sensación incómoda comenzó a apoderarse de él.
—¿A qué te refieres, Jaehyun? —preguntó, tratando de sonar indiferente, aunque su tono lo delataba.
Jaehyun sonrió con una tranquilidad que solo añadía más tensión al ambiente.
—Digo, supongo que debió serlo porque parece que durmió bastante bien. —Se encogió de hombros, fingiendo inocencia—. Oh, casi lo olvido. Me regalaron unas entradas dobles para una película, cortesía de unos socios en la oficina. Yunho, deberías invitar a Mingi.
El enfermero, que hasta ahora había estado disfrutando de su café, casi se atragantó.
—¿Qué? —soltó, sorprendido.
Yunho, por su parte, entrecerró los ojos, entendiendo de inmediato lo que Jaehyun intentaba hacer.
—Debería ir con Taeyong, eso sería mejor—Su voz fue firme y desafiante, lanzándole una mirada directa a Jaehyun.
Mingi se removió incómodo en su silla, sintiendo cómo la conversación tomaba un giro inesperado.
—Pero hoy tenía que ir a comprar ropa para Sion —intervino Taeyong, evitando mirar a Yunho.
Jaehyun aprovechó el momento, sintiendo que su plan estaba funcionando.
—¿Me estás dando permiso para divertirme, Jaehyun? —preguntó Mingi con fingida inocencia, arqueando una ceja.
Jaehyun sonrió con suficiencia.
—Por supuesto. De hecho, insisto, tómate el día. Pero, eso sí… —Se giró hacia Yunho, dándole una palmada en el hombro— Llévate a mi hermano contigo, no vaya a ser que se oxide de tanto estar encerrado aquí.
Mingi dejó escapar una pequeña risa, mientras que Yunho suspiró, sabiendo que estaba siendo manipulado.
Pero, en el fondo, la idea no le desagradaba tanto como debería.
—Está bien. Vamos, Mingi. Pero si la película es mala, serás el responsable.
—Trato hecho. —Mingi sonrió ampliamente, tomando las entradas de la mano de Jaehyun—. **Nos vemos después.
Jaehyun observó con satisfacción cómo ambos salían de la cocina. Sabía que esto no haría que Yunho se alejara por completo de Taeyong, pero era un primer paso.
Y, en el fondo, había otra razón.
Había visto algo en la manera en que Yunho y Mingi se miraban a veces. Una chispa pequeña, sutil, pero existente.
Tal vez solo necesitaban un empujón en la dirección correcta.
Cuando volvió la mirada hacia Taeyong, notó que su expresión era difícil de descifrar.
—¿Te molesta que Yunho salga con Mingi? —preguntó con suavidad.
Taeyong negó rápidamente, pero su agarre en la cuchara de Sion se había tensado.
—¿Por qué habría de molestarme?
Jaehyun sonrió de medio lado.
—Buena pregunta
Y, con eso, dejó el tema en el aire.
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Unwritten Vows • Jaeyong •
Novela JuvenilCuatro años de matrimonio, un contrato y un destino sellado: la separación. Para Jaehyun, solo era un trámite. Para Taeyong, se convirtió en algo más. Ahora, mientras el final se acerca y Jaehyun parece enamorarse de alguien más, Taeyong se enfrenta...
