11

272 35 18
                                        

Taeyong observó la pantalla de su teléfono antes de responder. Un número desconocido. Dudó, pero al ver que Sion dormía tranquilo en su cuna, deslizó el dedo para contestar.

—¿Taeyong?

—Él habla.

El tono de la otra persona era cauteloso, como si estuviera midiendo sus palabras.

—Sé que no me conoces, pero déjame presentarme. Soy Mark, Mark Lee, amigo de Jaehyun.

El simple hecho de escuchar ese nombre hizo que el estómago de Taeyong se encogiera. Su agarre sobre el teléfono se tensó.

—¿Y qué quieres?

—Llamaba porque estoy preocupado por él.

Taeyong cerró los ojos, reprimiendo el suspiro que amenazaba con escapar.

—Eso ya no tiene que ver conmigo.

—Sé que puedes pensar eso, pero sí tiene que ver contigo. Acaba de casarse hace poco y está cada vez peor.

Taeyong sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—No quiero ser grosero, Mark, pero…

—Se está volviendo alcohólico —lo interrumpió Mark con firmeza—. Tiene insomnio, seguramente problemas psicológicos. Está llevando a la empresa a la ruina y solo se la pasa encerrado. Creo que, en el fondo, te extraña.

Silencio.

Las palabras flotaban en el aire, pesadas, llenas de algo que Taeyong no quería admitir.

Jaehyun… destruido.

Pero… ¿por qué?

Él lo había dejado ir sin mirar atrás. Se había casado. Había rehecho su vida. ¿No era eso lo que quería?

—Mark… él tiene otra pareja —Su voz sonó más temblorosa de lo que le hubiera gustado.

—¿Y de qué le sirve si apenas le dirige la palabra? —Mark rió sin humor—. Jaehyun no la ama, nunca la amó.

Taeyong apretó los labios con fuerza.

—Eso ya no es mi problema.

—Taeyong…

—Lo siento.

Colgó.

Su corazón latía frenético en su pecho. Miró a Sion, dormido e inocente. Su presente estaba con él. Con Yunho.

Pero por alguna razón, la voz de Mark se repetía en su mente, sus palabras retumbaban en su pecho.

Jaehyun estaba roto.

Y eso no debía afectarle.

No debía…

Pero entonces, ¿por qué sentía este nudo en la garganta?

El tiempo pasó más rápido de lo que Taeyong hubiera imaginado. Su bebé ya tenía seis meses. Seis meses de amor, desvelos y pequeños instantes de felicidad que lo hacían sentir completo.

Para su buena suerte, Mark no volvió a llamarlo. No más menciones de Jaehyun, no más recordatorios de un pasado que quería dejar atrás. Se sintió aliviado. O al menos, eso se repetía a sí mismo.

Pero la paz no duró mucho.

Con los seis meses de Sion llegó un nuevo desafío que ninguno de los dos padres estaba preparado para: su primera erupción dental.

Unwritten Vows • Jaeyong •Where stories live. Discover now