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La noche se había instalado con su manto de estrellas sobre la mansión, y aunque todo parecía estar en calma, en el interior de la casa, las emociones seguían hirviendo como un mar turbulento. 

Mingi había terminado su turno con Taeyong y decidió bajar a la cocina por un vaso de agua. No esperaba encontrarse con Yunho apoyado contra la encimera, con la mirada perdida en la nada y el ceño fruncido. 

—¿No puedes dormir? —preguntó Mingi mientras abría el refrigerador. 

Yunho soltó un suspiro pesado. 

—No tengo razones para dormir bien. 

Mingi se sirvió agua y se apoyó contra la mesa, observándolo con interés. 

—Sigues aferrado a algo que ya no puedes cambiar. 

Yunho chasqueó la lengua, irritado. 

—¿Qué sabes tú de eso? 

Mingi dejó su vaso en la mesa y se cruzó de brazos. 

—Sé que hay cosas que se nos escapan de las manos. Y que a veces, lo mejor que podemos hacer es dejarlas ir. 

Yunho se giró para mirarlo fijamente, con una mezcla de enojo y frustración. 

—¿Y cómo se supone que haga eso cuando todo lo que quiero está aquí, pero no puedo alcanzarlo? 

Mingi sostuvo su mirada sin titubear. 

—Tal vez es porque no es lo que realmente necesitas. 

Yunho apretó los puños. 

—No digas estupideces. 

Mingi dio un paso hacia él, acortando la distancia entre ambos. 

—Tal vez deberías dejar de ver solo lo que perdiste y mirar lo que tienes enfrente. 

Yunho frunció el ceño, confundido, pero antes de que pudiera responder, Mingi alzó una mano y la apoyó en su mejilla, con un toque que lo desconcertó por completo. 

—No puedes pasarte la vida corriendo detrás de alguien que ya no te elige. 

Yunho abrió la boca, pero las palabras murieron en su garganta cuando Mingi inclinó ligeramente el rostro hacia él. 

—Mingi… ¿qué estás haciendo? —susurró, sin alejarse. 

Mingi esbozó una sonrisa mínima. 

—Mostrándote que aún tienes algo que ganar. 

Y antes de que Yunho pudiera procesarlo, Mingi acortó la distancia entre ellos y lo besó. 

Fue un roce suave al principio, como una prueba. Pero cuando Yunho no se apartó, Mingi profundizó el beso, tomando su rostro con ambas manos. Yunho sintió una sacudida en su pecho, algo cálido y peligroso al mismo tiempo. 

Por un instante, se permitió olvidar todo. 

Sin embargo, lo que ninguno de los dos sabía era que no estaban solos. 

Jaehyun había estado caminando por la mansión cuando vio una luz encendida en la cocina. No era alguien que se entrometiera en lo que no le importaba, pero la curiosidad lo llevó a acercarse sin hacer ruido. 

Y lo que vio lo dejó completamente impactado. 

Mingi y Yunho. 

Juntos. 

Besándose. 

Por un momento, su mente no supo cómo reaccionar. Pero entonces, una idea empezó a tomar forma en su cabeza. 

Unwritten Vows • Jaeyong •Where stories live. Discover now