Unwritten Vows • Jaeyong •

14

Yunho marcó el número con las manos temblorosas. Su mente estaba nublada por el pánico, su corazón latía descontrolado en su pecho. No había pensado nunca en hacer esta llamada, no bajo estas circunstancias, pero ahora no tenía opción.

La llamada apenas dio un tono antes de que Jaehyun contestara.

—¿Qué quieres? —su voz sonaba fría, molesta.

Yunho tragó saliva con dificultad.

—Jaehyun… necesito que vengas al hospital. Es urgente.

Hubo un silencio al otro lado de la línea.

—¿El hospital? ¿Por qué me llamas a mí?

Yunho cerró los ojos con fuerza, tratando de encontrar las palabras adecuadas.

—Es un bebé, Jaehyun. Está grave… necesita una transfusión de sangre y tú eres el único compatible.

Se escuchó un bufido, seguido de una risa seca.

—¿Y por qué demonios mi sangre sería compatible con ese bebé? —preguntó con incredulidad.

Yunho sintió un escalofrío recorrer su espalda. Este era el momento. No había vuelta atrás.

—Porque es mi... el hijo de Taeyong.

Jaehyun sintió que el aire se le atascaba en la garganta.

—¿Qué?

—Sion… es el hijo de Taeyong —repitió Yunho, con la voz temblorosa—. Y también es tu hijo, Jaehyun.

El silencio fue absoluto.

Jaehyun se quedó paralizado, como si su cerebro se negara a procesar lo que acababa de escuchar. Su hijo.

Su. Hijo.

No tenía sentido. No podía ser verdad.

—Eso es imposible —espetó, su voz más dura de lo que pretendía—. Taeyong y yo nos separamos hace más de un año.

—Lo sé —dijo Yunho, apresurándose a explicar—. Taeyong se enteró de que estaba embarazado después del divorcio. No te dijo nada porque pensó que no te importaría.

Jaehyun sintió que su estómago se revolvía. ¿Taeyong había estado embarazado… y él nunca lo supo?

—Jaehyun, no tenemos tiempo para esto —la voz de Yunho sonó más desesperada—. Sion está en cirugía. Perdió mucha sangre. Si no vienes ahora mismo… podríamos perderlo.

Jaehyun sintió un nudo en la garganta. Sin pensarlo más, tomó sus llaves y salió corriendo.

No tenía idea de qué iba a hacer o decir cuando llegara, pero una cosa era segura: No iba a permitir que su hijo muriera.

●

Jaehyun conducía como si la vida se le fuera en ello. Sus manos apretaban el volante con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, y el sonido del motor rugiendo apenas lograba acallar el estruendo en su cabeza.

Las palabras de Yunho seguían repitiéndose en su mente una y otra vez.

"Y también es tu hijo, Jaehyun"

Su hijo.

Jaehyun aún no terminaba de procesarlo. Era una revelación que le había golpeado más fuerte que cualquier golpe físico. Había estado viviendo en la ignorancia durante más de un año, ajeno a la existencia de su propio hijo. Y ahora… ahora le decían que estaba grave.

Pisó el acelerador con más fuerza.

La ciudad pasaba como un borrón de luces a su alrededor, pero su mente estaba atrapada en un caos absoluto. Miles de preguntas lo atormentaban, pero una en especial lo carcomía por dentro.