Jaehyun suspiró, pasándose una mano por el cabello con frustración. 

—Lo sé. Pero no voy a rendirme. 

Mingi le dio una palmada en el hombro. 

—Entonces más te vale ser paciente. Porque si presionas demasiado, lo perderás para siempre. 

Jaehyun cerró los ojos, sintiendo el peso de esas palabras. No podía permitirse perderlo de nuevo. 

Taeyong estaba sentado en la cama, con la mirada perdida en el suelo. Yunho se arrodilló frente a él, tomando sus manos con suavidad. 

—Taeyong… dime qué estás pensando. 

Taeyong tragó saliva, sintiendo su garganta seca. 

—No sé qué sentir, Yunho —murmuró— Comencé a recordar lo que hizo… y me duele demasiado. 

Yunho sintió un leve dolor en el pecho, pero no lo dejó ver. 

—No tienes que decidir nada ahora —dijo con calma—. Solo… date tiempo. 

Taeyong levantó la vista, encontrándose con sus ojos cálidos. 

—Gracias por estar aquí, Yunho. 

Él le sonrió suavemente. 

—Siempre estaré aquí para ti, Taeyong. 

Desde la puerta, Mingi los observaba en silencio, con una expresión más seria de lo usual. No dijo nada, pero dentro de él, un pensamiento comenzó a crecer. 

Tal vez, Yunho estaba demasiado enfocado en alguien que no podía corresponderle como él esperaba.

Esa noche, los recuerdos no le dieron tregua a Taeyong.

Apenas cerraba los ojos cuando imágenes sueltas aparecían en su mente como destellos de una película rota. No eran recuerdos felices, no eran dulces momentos que le devolvieran la calidez perdida. No. 

Eran fragmentos de su peor sufrimiento. 

—No puedes enamorarte de mí, Taeyong. No de verdad.

La voz de Jaehyun resonó en su mente, cortante, fría. El dolor le atravesó el pecho al recordar aquella sensación de vacío, la misma que lo había dejado sin aliento el día en que él se fue. 

Se removió inquieto en la cama, sintiendo su corazón latir con fuerza. 

—Nuestro matrimonio era solo un contrato. Nada más.

Sus manos se crisparon sobre las sábanas. Su respiración se volvió errática. 

Y entonces, la imagen de Jaehyun con Minji apareció ante él. Su "esposa legítima", la que había escogido en lugar de él. 

Taeyong despertó con un jadeo ahogado. 

Su cuerpo estaba cubierto de sudor frío, y su pecho subía y bajaba con rapidez. Su garganta estaba seca y sentía un nudo insoportable en la boca del estómago. 

¿Cómo pude haberlo amado tanto?

Se abrazó a sí mismo, tratando de calmar los temblores que recorrían su cuerpo. 

Fue entonces cuando la puerta se abrió lentamente. 

—¿Taeyong? 

La voz de Yunho fue como un ancla. 

Él levantó la mirada y se encontró con sus ojos preocupados. Yunho llevaba el cabello revuelto, como si también hubiera tenido una noche difícil. 

—No podía dormir —admitió Taeyong con voz temblorosa. 

Yunho suspiró y se acercó, sentándose al borde de la cama. 

—¿Pesadillas? 

Taeyong asintió. 

Por un momento, ninguno dijo nada. Yunho simplemente extendió la mano y acarició su espalda de manera reconfortante. 

—¿Quieres hablar de ello? —preguntó en voz baja. 

Taeyong tragó saliva, sintiendo su pecho pesado. 

—No lo sé —murmuró—. No quiero recordar… pero mi mente no me deja. 

Yunho suspiró. 

—A veces, lo que más queremos olvidar es lo que más nos persigue. 

Taeyong apretó los labios. 

—Lo odié, Yunho —susurró, cerrando los ojos con fuerza—. Lo odié tanto… y, aún así, creo que todavía lo amo. 

El pecho de Yunho se tensó. 

Pero no dijo nada. 

No podía. 

Porque, aunque cada palabra doliera, sabía que era la verdad de Taeyong, y él no podía forzarlo a cambiar lo que sentía. 

En su lugar, simplemente se quedó a su lado, sosteniéndolo en el silencio de la madrugada. 

Jaehyun estaba despierto, bebiendo un vaso de whisky. 

Sus pensamientos estaban sumidos en el caos. 

Sabía que Taeyong estaba recordando. Lo veía en sus ojos, en la forma en que lo miraba con rencor y dolor. 

Sabía que era cuestión de tiempo antes de que tomara una decisión. 

Y eso lo aterraba. 

—Pensé que los millonarios dormían tranquilos —bromeó de repente una voz a sus espaldas. 

Jaehyun giró el rostro y vio a Mingi apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y una expresión neutra. 

—¿Qué haces despierto? —preguntó Jaehyun con cansancio. 

—Podría preguntar lo mismo —respondió Mingi, caminando hasta el sofá y dejándose caer con pereza—. Pero supongo que tienes demasiados fantasmas para dormir tranquilo. 

Jaehyun resopló. 

—No sabes nada de mí. 

—Oh, créeme, sé más de lo que crees —replicó Mingi, mirándolo con cierta diversión—. Y sé que ahora mismo tienes miedo. 

Jaehyun apretó la mandíbula. 

Mingi ladeó la cabeza, observándolo con curiosidad. 

—Sabes que, si lo fuerzas demasiado, lo perderás, ¿verdad? 

Jaehyun cerró los ojos un momento. 

—No necesito consejos. 

Mingi se encogió de hombros. 

—No te los estoy dando. Solo te digo la verdad. 

Se hizo un silencio entre ambos. 

Mingi se estiró y se levantó con calma. 

—Voy a dormir. Tú deberías hacer lo mismo, antes de que termines ahogándote en tus propios remordimientos. 

Jaehyun no respondió. 

Solo vio cómo Mingi salía de la sala con paso relajado, como si nada en el mundo lo afectara realmente. 

Pero algo en su mirada le hizo pensar que él también escondía más de lo que dejaba ver.

Unwritten Vows • Jaeyong •Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang