Una vez dentro de aquella enorme casa, Taeyong recorrió los pasillos con una sensación extraña. Todo le resultaba familiar y, al mismo tiempo, desconocido. 

Jaehyun caminaba a su lado, mostrándole cada rincón como si quisiera ayudarlo a recordar. 

—Aquí solías tomar café en las mañanas…

Taeyong lo escuchaba en silencio, sintiendo un nudo en la garganta. Todo esto había sido suyo, pero no podía recordarlo. 

Entonces, la voz de Mingi rompió la tensión. 

—¡Bien, paciente! Vamos a poner algunas reglas. 

Taeyong se giró sorprendido. 

—¿Mingi? 

El enfermero sonrió y levantó su portapapeles. 

—Desde hoy, soy tu enfermero personal. Así que prepárate, porque no voy a dejarte holgazanear en tu recuperación. 

Jaehyun alzó una ceja, divertido. 

—Eres bastante directo. 

—Es parte de mi encanto —respondió Mingi con una sonrisa. 

Taeyong no pudo evitar reír un poco. 

Tal vez, solo tal vez, este nuevo comienzo no sería tan malo.


Los días pasaron en la mansión de Jaehyun, y aunque al principio todo se sintió ajeno y distante para Taeyong, poco a poco comenzó a acostumbrarse. No recordaba su vida allí, pero los espacios tenían un aire reconfortante, como si su cuerpo supiera que alguna vez había pertenecido a ese lugar, aunque su mente aún no lo hiciera. 

Jaehyun se mostraba paciente, dándole su espacio, pero siempre encontrando la manera de estar cerca. Se aseguraba de que Taeyong no tuviera que esforzarse demasiado, pero también de que no se sintiera solo. Cada pequeño gesto era una forma de acercarse, de reconquistar el corazón que una vez había sido suyo. 

Por otro lado, Yunho seguía encontrando excusas para visitar la mansión, con la intención de pasar tiempo con Taeyong y Sion. Sin embargo, cada vez que lo intentaba, terminaba atrapado en una conversación con Mingi. 

El enfermero, con su actitud despreocupada y su sentido del humor, lograba distraer a Yunho de su angustia. Cada encuentro entre ellos se volvía una especie de juego donde Mingi provocaba y Yunho intentaba no caer en sus bromas… sin mucho éxito. 

Una tarde, mientras Mingi preparaba la medicación de Taeyong en la cocina, Yunho entró con el ceño fruncido. 

—Voy a llevar a Sion al parque, ¿quieres venir? —preguntó, tratando de sonar indiferente. 

Mingi se giró con una sonrisa pícara. —¿Me estás invitando a una cita, Yunho? 

El mayor resopló, rodando los ojos. —No seas ridículo. 

—Oh, qué lástima, porque hubiera dicho que sí. 

Yunho parpadeó, sorprendido por la respuesta. Por primera vez, no tenía una réplica rápida. Mingi lo miró con una expresión divertida antes de volver a su tarea, pero Yunho no pudo evitar quedarse allí unos segundos más, observándolo. 

La calma en la mansión no duró mucho.

Una noche, cuando todos ya estaban en sus habitaciones, un auto se detuvo frente a la casa. Las luces iluminaron la entrada y una silueta femenina bajó con paso decidido. 

Jaehyun, que estaba en su estudio revisando documentos, frunció el ceño al escuchar el timbre sonar insistentemente. Se levantó con cierta inquietud y caminó hasta la puerta. Al abrirla, su expresión se endureció. 

—¿Qué demonios haces aquí? —su voz salió fría, cortante. 

Minji, su exesposa, lo miró con una sonrisa amarga. —Vaya manera de recibir a tu antigua esposa, Jaehyun. 

Jaehyun sintió una punzada de rabia. —Nos divorciamos. No tienes nada que hacer aquí. 

—Oh, pero sí lo tengo. Vine a recuperar lo que es mío. 

La tensión en la entrada de la mansión era palpable. Jaehyun apretó la mandíbula, sintiendo un mal presentimiento. No podía permitir que Minji trajera caos a la vida de Taeyong ahora que apenas estaba comenzando a recuperarse. 

—Si estás aquí para hacer un escándalo, mejor vete. 

Minji cruzó los brazos. —No estoy aquí para pelear, Jaehyun. Solo quiero una conversación civilizada. 

Jaehyun dudó por un momento. No confiaba en ella, pero si la dejaba allí afuera, era capaz de armar un escándalo que llegaría a los oídos de Taeyong. Suspiró pesadamente y le hizo un gesto para que entrara. 

Sin embargo, lo que ninguno de los dos notó fue que, desde el pasillo del segundo piso, Taeyong había escuchado todo. 

Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras procesaba las palabras de Minji. "Recuperar lo que es mío". ¿A qué se refería? ¿Acaso Jaehyun aún tenía lazos con ella? 

La duda y la confusión volvieron a apoderarse de él. 

Sin darse cuenta, su mente comenzó a llenarse de imágenes borrosas, destellos de recuerdos de un pasado que no terminaba de encajar en su mente. Su propia voz resonó en su cabeza: "El contrato terminó". 

Taeyong apretó la barandilla con fuerza. 

¿Qué había sido realmente su matrimonio con Jaehyun? ¿Era amor o simplemente un acuerdo? 

Y lo peor de todo… ¿qué significaba para su presente? 

Unwritten Vows • Jaeyong •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora