Unwritten Vows • Jaeyong •

18

Yunho fulminó al enfermero con la mirada, pero Mingi se limitó a alzar las manos en son de paz. 

—Solo digo que la tensión aquí se siente más espesa que el café de la cafetería de la clínica, y créanme, eso es decir mucho. 

Jaehyun bufó, dándole la espalda a Yunho. 

—Descansa, Taeyong. Nos vemos mañana. 

Dicho eso, salió de la habitación sin dignarse a mirarlo de nuevo. 

Mingi se rascó la nuca y miró a Yunho, que estaba claramente furioso. 

—Oye… —susurró el enfermero—. No dejes que te gane. 

Yunho lo miró, sorprendido por la repentina intervención. 

—¿Qué? 

Mingi sonrió de lado. 

—Digo, si quieres que él te elija, demuéstrale por qué debería hacerlo. 

Yunho frunció el ceño, aún procesando sus palabras. 

Mingi se encogió de hombros. 

—Solo digo… —Le guiñó un ojo y salió de la habitación, dejando a Yunho con el eco de sus palabras resonando en su cabeza. 

Taeyong lo miró con duda. 

—Yunho… 

—No voy a rendirme, Taeyong —dijo de repente, con voz firme—. No voy a dejar que Jaehyun te arrebate de mi lado. No después de todo lo que te hizo.

Taeyong sintió un escalofrío recorrerle la espalda. 

El verdadero conflicto apenas estaba comenzando.

●

Luego de unas horas, Yunho salió de la habitación con la mente revuelta. Su conversación con Jaehyun lo había dejado con un sabor amargo en la boca. Sentía rabia, impotencia y miedo. Miedo de perder a Taeyong… pero también miedo de que, en el fondo, él ya lo hubiera perdido. 

Suspiró con frustración mientras caminaba por el pasillo. Su cuerpo estaba tenso, su cabeza le latía. No se dio cuenta de que alguien lo seguía hasta que una voz despreocupada habló detrás de él. 

—Oye, ¿tienes idea de lo aterrador que luces cuando estás molesto? 

Yunho se giró y encontró a Mingi caminando a su lado con las manos en los bolsillos, mirándolo con una sonrisa fácil pero con ojos observadores. 

—¿Y tú qué haces siguiéndome? —preguntó Yunho, cruzándose de brazos. 

Mingi se encogió de hombros. 

—No te sigo, solo coincidimos en el mismo pasillo… y como me tocaba salir a mi descanso, pensé en hacer una buena acción del día y evitar que patees alguna pared por la ira. 

—No estoy tan molesto. 

—No —Mingi asintió lentamente, con obvio sarcasmo— Solo parecías listo para incendiar el hospital con la mirada. 

Yunho bufó, pero no pudo evitar que las comisuras de sus labios se alzaran un poco. 

—Entonces, ¿vas a darme una conferencia sobre manejo de la ira o solo querías molestarme? 

Mingi sonrió, inclinándose un poco hacia él. 

—Nah, prefiero la segunda opción. 

Yunho rodó los ojos y siguió caminando. Para su sorpresa, Mingi lo acompañó sin decir nada más, caminando a su ritmo. No hablaba, no lo presionaba, simplemente estaba ahí.