Yunho apretó los puños.

—¿Y tú sí?

El silencio entre ellos se volvió sofocante.

Pero antes de que cualquiera pudiera decir algo más, el médico interrumpió, con una expresión severa.

—Si van a pelear, háganlo en otro lado —les dijo con seriedad—. Su hijo sigue en cirugía y Taeyong necesita estabilidad cuando despierte. Acompáñame el donante por favor.

Jaehyun y Yunho se quedaron en silencio.

No podían seguir con esto ahora.

Había algo más importante que resolver.

El médico no esperó respuesta antes de girarse y marcharse de vuelta a la sala de cirugía, dejándolos con la tensión aún vibrando en el aire.

Jaehyun pasó una mano por su rostro, tratando de calmarse. No funcionó. Nada en todo esto tenía sentido. Su respiración aún estaba agitada, su mente un completo caos.

—Necesito donar sangre —dijo finalmente, su voz todavía cargada de enojo, pero ahora teñida con una urgencia diferente.

Yunho lo observó, todavía molesto, pero asintió sin decir nada más. Por ahora.

Jaehyun lo siguió a la recepción, donde el personal médico lo preparó para la extracción. Mientras la aguja se clavaba en su brazo, su mirada se perdió en el suelo, su mente yendo a lugares que no quería visitar.

Un hijo.
Taeyong.
Un bebé que no llegó a nacer.

Se sintió enfermo.

Cuando todo terminó, lo llevaron de regreso a la sala de espera. Yunho estaba ahí, apoyado contra la pared con los brazos cruzados, su postura rígida.

Jaehyun lo ignoró y se dejó caer en una de las sillas, sintiendo el peso de la fatiga en sus músculos.

Pero Yunho no estaba dispuesto a dejarlo en paz.

—Sigues viéndome como el villano, ¿no?

Jaehyun soltó una risa amarga.

—¿Tengo otra opción?

Yunho chasqueó la lengua.

—¿Sabes qué es lo peor? Que aún ahora, cuando más se te necesita, sigues actuando como si fueras la víctima.

Jaehyun levantó la mirada, sus ojos oscuros y fríos.

—Yo no pedí esto, Yunho.

—Tampoco Taeyong. Y definitivamente tampoco Sion.

Ese nombre le dolió más de lo que quiso admitir.

—Dime algo, ¿qué hubieras hecho si lo supieras antes? —preguntó Yunho, su tono desafiante—. ¿Habrías peleado por él? ¿Habrías estado ahí para Taeyong?

Jaehyun apretó la mandíbula. No podía responder a eso. Porque no sabía la respuesta.

Yunho dejó escapar una risa sarcástica.

—Exacto.

—¿Y tú? —Jaehyun lo miró con dureza—. ¿Desde cuándo sabías que era mío?

Yunho no contestó.

Jaehyun sintió que la ira burbujeaba en su pecho.

—¡Desde el principio, verdad! —se puso de pie de golpe, señalándolo con el dedo—. ¡Me lo ocultaste! ¡Me robaste la oportunidad de decidir qué hacer!

—¡No te robé nada! —Yunho también se levantó, sin miedo a enfrentarlo—. Fuiste tú quien renunció a él cuando decidió no pelear por Taeyong.

Unwritten Vows • Jaeyong •Où les histoires vivent. Découvrez maintenant