A veces, cuando despertaba en la madrugada con la sensación de vacío en su cama, su mente traicionera lo llevaba a recordar la enorme habitación en la mansión Jung.
Las sábanas frías, la almohada intacta al otro lado de la cama…
El espacio vacío donde Jaehyun nunca estuvo.
Pero eso ya no importaba.
No debía importar.
—Tienes que comer más, Yong —La voz de Yunho lo sacó de su ensimismamiento. Su ex cuñado—o más bien, su única familia ahora—colocó un tazón de sopa frente a él con una sonrisa forzada.
Taeyong intentó devolverle el gesto, pero solo logró un movimiento débil de labios antes de tomar la cuchara.
Sabía que Yunho estaba preocupado.
Sabía que lo miraba con esos ojos llenos de inquietud cada vez que se llevaba una mano al vientre inconscientemente, cada vez que respiraba profundo como si intentara contener las ganas de llorar.
—Estoy bien, Yun—murmuró, aunque ninguno de los dos lo creyó.
Yunho suspiró, pero no insistió.
Sabía que Taeyong era terco.
Sabía que aún no estaba listo para hablar de todo lo que había pasado.
Y sabía que, aunque no lo dijera, aún estaba esperando.
Esperando que Jaehyun lo buscara.
Esperando que, al menos una vez, le preguntara por qué se había ido.
Pero los días seguían pasando.
Y Jaehyun no llamaba.
Jaehyun no preguntaba.
Y con cada amanecer sin noticias de él, algo dentro de Taeyong se rompía un poco más.
Hasta que, finalmente, lo aceptó.
Jaehyun nunca lo haría.
Y ahora, solo le quedaba seguir adelante.
Por él.
Por su hijo.
Por la vida que debía construir lejos de él.
●
Los meses pasaban, y aunque las náuseas finalmente cesaron, el peso del embarazo seguía siendo abrumador.
Cada movimiento, cada patada dentro de su vientre le recordaba que ya no estaba solo.
Que su cuerpo ahora albergaba una vida.
Que su corazón, roto tantas veces, aún tenía un motivo para seguir latiendo.
Yunho se había convertido en su apoyo incondicional.
Estaba ahí en cada ecografía, en cada crisis de antojos, en cada madrugada donde Taeyong despertaba llorando sin saber exactamente por qué.
Siempre le hablaba al bebé con una dulzura que lo enternecía.
—Eres un niño fuerte, ¿verdad? —decía Yunho, acariciando su vientre con una sonrisa—Vas a ser tan hermoso como tu mamá.
Taeyong rodó los ojos con una risa suave.
—No exageres, Yun
Pero Yunho no lo hacía.
Lo pensaba en serio.
Y entonces, la vio.
Esa sonrisa.
Esa mirada cálida, cargada de amor y dulzura.
No recordaba haberla visto tan pura antes.
Sin pensar, Yunho dejó de prestarle atención al vientre de Taeyong y se acercó más a él.
Sus ojos bajaron a sus labios.
Y antes de poder detenerse, lo besó.
Fue un beso lento, tierno, lleno de sentimientos que había reprimido por demasiado tiempo.
Pero lo que lo sorprendió no fue el beso en sí…
Sino que Taeyong lo correspondió.
Por un instante, el rubio se entregó a la calidez de los labios de Yunho.
Hasta que la confusión golpeó su mente y se apartó de golpe.
Con los ojos muy abiertos, lo miró con incredulidad.
—Yunho… ¿qué estás haciendo?
—Lo que debí hacer hace mucho tiempo.
El corazón de Taeyong latía con fuerza, no solo por el beso, sino por lo que significaba.
Porque Yunho no lo veía solo como un amigo.
Porque, a pesar de todo, alguien sí lo veía.
Y lo peor de todo…
Era que no sabía si quería rechazarlo.
YOU ARE READING
Unwritten Vows • Jaeyong •
Teen FictionCuatro años de matrimonio, un contrato y un destino sellado: la separación. Para Jaehyun, solo era un trámite. Para Taeyong, se convirtió en algo más. Ahora, mientras el final se acerca y Jaehyun parece enamorarse de alguien más, Taeyong se enfrenta...
