El cansancio lo estaba destrozando, su cuerpo pesaba como si estuviera arrastrando cadenas invisibles, y cada mañana se despertaba con un malestar insoportable.
Las náuseas lo estaban volviendo loco.
No importaba lo que comiera o bebiera, el simple olor de ciertos alimentos lo hacía doblarse en arcadas.
Pensó que era el estrés.
Pensó que era la ansiedad de todo lo que estaba pasando.
Pero entonces, aquella noche, mientras terminaba de empacar sus cosas, ocurrió.
Un mareo repentino lo golpeó con la fuerza de una ola, haciendo que se sujetara del borde de la cama para no caer.
Su respiración se agitó.
El sudor frío resbaló por su espalda.
Y antes de poder reaccionar, un intenso malestar le revolvió el estómago y salió corriendo al baño, apenas logrando sostenerse sobre el lavabo antes de que su cuerpo lo traicionara.
Vomitó.
Una, dos, tres veces.
No paraba.
El cuerpo le temblaba, las piernas le fallaban, y la angustia lo ahogó al darse cuenta de que esto ya no podía ser solo cansancio.
Y entonces, vio su reflejo en el espejo.
Su piel pálida. Sus labios entreabiertos en busca de aire.
Y un pensamiento, una posibilidad horrenda y aterradora, cruzó su mente como un rayo.
No.
No, no, no.
Se aferró al borde del lavabo, sintiendo el latido frenético de su corazón en sus oídos.
Un grito ahogado escapó de su garganta mientras se tambaleaba hacia atrás.
No podía ser.
No ahora.
No cuando estaba a diez días de marcharse.
Sus manos temblaron al sujetarse el vientre.
Había estado planeando su salida. Su despedida.
Había asumido que, después de todo, no había nada que lo atara a Jaehyun.
Pero estaba equivocado.
Algo sí lo ataba a él.
Alguien.
Y en ese instante, supo que su destino había cambiado para siempre.
Porque él no estaba solo.
Nunca lo estuvo.
Pero aquella revelación, por aterradora que fuese, no lo detendría.
No sin pruebas.
No sin asegurarse de que esto no era solo un error de cálculo, una cruel jugarreta de su mente.
Al día siguiente, iría a un médico.
Confirmaría la verdad con hechos, con números, con la certeza innegable de un diagnóstico.
Y si resultaba estar embarazado...
Lo tendría.
Porque ese bebé sería lo único que le quedaba.
Lo único realmente suyo.
Lo único que no era parte de un contrato.
Lo único que no podía ser desechado después de cuatro años.
Y Jaehyun... Jaehyun nunca lo sabría.
Taeyong cerró los ojos con fuerza, sintiendo un nudo apretarse en su garganta.
No podía permitirlo.
No podía permitir que su hijo creciera en una casa donde su padre tal vez ni siquiera lo querría.
Donde una amante lo miraría con desprecio.
Donde su existencia sería vista como un error.
No.
No iba a permitir que su bebé sufriera lo mismo que él.
Lo protegería.
Lo amaría.
Lo cuidaría, sin importar qué.
Y aunque eso significara desaparecer de la vida de Jaehyun antes de que pudiera sospecharlo...
Lo haría.
Porque, por primera vez en mucho tiempo, tenía algo más importante que su propio dolor.
Tenía algo por qué luchar.
Y no iba a fallarle.
JE LEEST
Unwritten Vows • Jaeyong •
TienerfictieCuatro años de matrimonio, un contrato y un destino sellado: la separación. Para Jaehyun, solo era un trámite. Para Taeyong, se convirtió en algo más. Ahora, mientras el final se acerca y Jaehyun parece enamorarse de alguien más, Taeyong se enfrenta...
