Y aunque le doliera, había límites que no podía cruzar.
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Una vez pagado el servicio, salieron rumbo a la casa de Taeyong. Durante el trayecto, Yunho mantenía la vista en la carretera, pero de vez en cuando no podía evitar desviar la mirada hacia el hombre a su lado.
Taeyong se veía deslumbrante. No solo por el cambio en su cabello o el ligero maquillaje que realzaba sus facciones, sino por la nueva energía que parecía envolverlo. Por primera vez en mucho tiempo, se notaba más seguro, más decidido.
Yunho sonrió con amargura. Definitivamente, aquel cambio había sido para bien.
Lástima que lo había hecho con un único propósito: llamar la atención de su tonto hermano.
Jaehyun era un idiota. Tenía en casa una joya invaluable, pero en lugar de admirarla, la dejaba acumular polvo en un rincón.
Yunho apretó el volante con más fuerza. Si tan solo las cosas fueran diferentes... si Taeyong no estuviera atado a un matrimonio sin amor...
Pero esos pensamientos eran peligrosos. No podía permitirse desear algo que jamás le pertenecería.
Así que, con un suspiro, apartó la mirada y se obligó a concentrarse en el camino.
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La noche cayó, y con ella llegó Jaehyun, estacionando su auto frente a la mansión. Esperó con impaciencia, golpeando suavemente el volante con los dedos. Taeyong estaba tardando más de lo habitual.
Estaba a punto de salir del auto cuando la puerta principal se abrió lentamente.
Y entonces lo vió.
La silueta de su esposo se recortó contra la luz del vestíbulo, avanzando con elegancia hacia él. El traje ceñido resaltaba su pequeña cintura a la perfección, el maquillaje sutil realzaba sus rasgos con delicadeza, y su cabello, ahora de un rubio platinado, brillaba bajo la tenue iluminación del exterior.
Jaehyun sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones.
Había olvidado lo que iba a hacer, lo que iba a decir. Todo a su alrededor pareció detenerse.
Cuando Taeyong llegó hasta el auto y abrió la puerta, Jaehyun seguía inmóvil, sin reaccionar. Su mente se encontraba en completo blanco, incapaz de procesar lo que veía.
Era absurdo. Taeyong siempre había estado ahí. Y, sin embargo, por primera vez, lo veía de verdad.
Y era impresionante.
Tan impresionante que, por un instante, Jaehyun olvidó hasta cómo respirar.
Taeyong se deslizó dentro del auto con gracia, cruzando las piernas con naturalidad mientras abrochaba el cinturón de seguridad. A su lado, Jaehyun seguía en completo silencio, con las manos tensas sobre el volante y la mirada fija al frente, aunque era evidente que su mente estaba en otro lugar.
-¿No vamos a irnos? -la voz de Taeyong rompió el silencio, suave pero firme.
Jaehyun parpadeó varias veces, como si despertara de un trance. Apretó la mandíbula y desvió la mirada hacia él, tratando de recuperar su compostura.
-Te ves... diferente.
Taeyong dejó escapar una breve risa sin humor.
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Unwritten Vows • Jaeyong •
Teen FictionCuatro años de matrimonio, un contrato y un destino sellado: la separación. Para Jaehyun, solo era un trámite. Para Taeyong, se convirtió en algo más. Ahora, mientras el final se acerca y Jaehyun parece enamorarse de alguien más, Taeyong se enfrenta...
