CAPITULO 92: EPILOGO.

Start from the beginning
                                    

Algo que le estaba diciendo Eun Jin le distrajo de sus taciturnos pensamientos. Sus ojos dilatados por la incredulidad me hicieron estremecer de miedo hasta que una amplia sonrisa le iluminó el rostro.


- ¡Me estás tomando el pelo! -rió.

- ¿Qué pasa? -inquirí, ahora curioso.

Me ignoró.


- ¿Por qué no me dejas que hable con él? -sugirió con evidente placer. Esperó durante unos segundos.


-Hola, Tyler; soy Jeon Jungkook-saludó muy educado, al menos en apariencia, pero yo ya le conocía lo bastante para detectar el leve rastro de amenaza en su tono.

¿Qué hacía Tyler en mi casa? Caí en la cuenta de la terrible verdad poco a poco. Bajé la vista para contemplar el elegante traje azul oscuro en el que Jimin me había metido.

-Lamento que se haya producido algún tipo de malentendido, pero Tae no está disponible esta noche -el tono de su voz cambió, y la amenaza de repente se hizo más evidente mientras seguía hablando- Para serte totalmente sincero, el no va a estar
disponible ninguna noche para cualquier otra persona que no sea yo. No te ofendas. Y lamento estropearte la velada -dijo, pero lo cierto es que no sonaba como si no lo sintiera en
absoluto.

Cerró el teléfono con un golpe mientras se extendía por su rostro una ancha y estúpida sonrisa. Mi rostro y mi cuello enrojecieron de ira. Notaba cómo las lágrimas producidas por la rabia empezaban a llenarme los ojos.

Me miró sorprendido.

- ¿Me he extralimitado algo al final? No quería ofenderte.

Pasé eso por alto.

- ¡Me llevas al baile de fin de curso! -grité furioso.

Para vergüenza mía, era bastante obvio. Estaba seguro de que me hubiera dado cuenta de la fecha de los carteles que decoraban los edificios del instituto de haber prestado un poco de atención, pero ni en sueños se me pasó por la imaginación que Jungkook pensara hacerme pasar por esto, ¿es que no me conocía de nada?
No esperaba una reacción tan fuerte, eso estaba claro. Apretó los labios y estrechó los ojos.


-No te pongas difícil, Tae.

Eché un vistazo por la ventanilla. Estábamos ya a mitad de camino del instituto.

- ¿Por qué me haces esto? -pregunté horrorizado.

-Francamente, Tae, ¿qué otra cosa creías que íbamos a hacer?- señaló su traje de etiqueta con un gesto de la mano.

Estaba avergonzado. Primero, por no darme cuenta de lo evidente, y luego por haberme pasado de la raya con las vagas sospechas... expectativas, más bien que habían ido tomando forma en mi mente a lo largo del día conforme Jimin y Jin intentaban
transformarme en un rey de la belleza. Mis esperanzas, a medias temidas, parecían ahora estupideces.
Había adivinado que se estaba cociendo algún acontecimiento, pero ¡el baile de fin de curso! Era lo último que se me hubiera ocurrido.


-Esto es completamente ridículo. ¿Por qué lloras? -preguntó frustrado.


- ¡Porque estoy loco!


- Tae...

Dirigió contra mí toda la fuerza de sus ojos dorados, llenos de reproche.


- ¿Qué? -murmuré, súbitamente distraído.

-Hazlo por mí -insistió.

Sus ojos derritieron toda mi furia. Era imposible luchar con él cuando hacía ese tipo de trampas. Me rendí a regañadientes.

-Bien -contesté con un mohín, incapaz de echar fuego por los ojos con la eficacia deseada- Me lo tomaré con calma. Pero ya verás -advertí- En mi caso, la mala suerte se está convirtiendo en un hábito. Seguramente me romperé la otra pierna. ¡Mira este zapato! -levanté la pierna para reforzar la idea.

-Humm -miró atentamente mi pierna más tiempo del necesario- Recuérdame que le dé las gracias a Jimin esta noche.

- ¿Jimin va a estar allí? -eso me consoló un poco.


-Con Yoongi, Jong-Suk... y Ji Eun -admitió él.

Desapareció la sensación de alivio, ya que mi relación con Ji eun no avanzaba. Me llevaba bastante bien con su marido de quita y pon. Jong-Suk me tenía por una persona
divertidísima, pero ella actuaba como si yo no existiera. Mientras sacudía la cabeza para modificar el curso de mis pensamientos, me acordé de otra cosa.


- ¿Estaba Eun Jin al tanto de esto? -pregunté, repentinamente receloso.


-Claro -esbozó una amplia sonrisa; luego empezó a reírse entre dientes- Aunque Tyler, al parecer, no.


Me rechinaron los dientes. No
entendía cómo Tyler se había creado esas falsas expectativas. Excepto en los pocos días soleados, Jungkook y yo éramos inseparables en el instituto, donde Eun Jin no podía interferir.
Para entonces ya habíamos llegado al instituto. Un coche destacaba entre todos los demás del aparcamiento, el descapotable rojo de Ji Eun. Hoy, las nubes eran finas y algunos rayos de sol se filtraban lejos, al oeste. Se bajó del coche y lo rodeó para abrirme la puerta.  Luego, me tendió la mano.


Me quedé sentado en mi asiento, obstinado, con los brazos cruzados. Sentía una secreta punzada de satisfacción, ya que el aparcamiento estaba atestado de gente vestida de etiqueta: posibles testigos. No podría sacarme a la fuerza del coche como habría hecho de estar solos.

Suspiró.


-Hay que ver, eres valiente como un león cuando alguien quiere matarte, pero cuando se menciona el baile... -sacudió la cabeza.

Tragué saliva. Baile.

- Tae, no voy a dejar que nada te haga daño, ni siquiera tú mismo. Te prometo que voy a estar contigo todo el tiempo.

Lo pensé un poco, y de repente me sentí mucho mejor. Jungkook lo notó en mi semblante.

-Así que ahora... -dijo con dulzura- No puede ser tan malo.

Se inclinó y me pasó un brazo por la cintura, me apoyé en su otra mano y dejé que me sacara del coche. En Phoenix celebran los bailes de fin de curso en el salón de recepciones de los hoteles; sin embargo, aquí, el baile se hace en el gimnasio, por supuesto. Seguro que debía de ser la única sala lo bastante amplia en la ciudad para poder organizar un baile. Cuando entramos, me dio la risa tonta. Había por todos lados arcos con globos y las paredes estaban festoneadas con
guirnaldas de papel de seda.























































































































Crepúsculo [Kookv]Where stories live. Discover now