CAPITULO 47

21 2 2
                                    

A continuación, ambos permanecimos en silencio. Observé cómo giraban las luces delcoche con las curvas de la carretera. Se movían con demasiada rapidez, no parecían reales,sino un videojuego. Era consciente de que el tiempo se me escapaba rápidamente, se me
acababa como la carretera que recorríamos, y tuve un miedo espantoso a no disponer de otra
oportunidad para estar con él de nuevo como en este momento, abiertamente, sin muros entre
nosotros. Sus palabras apuntaban hacia un fin y retrocedí ante esa idea. No podía perderninguno de los minutos que tenía a su lado.


—Cuéntame más —pedí con desesperación, sin preocuparme de lo que dijera, sólo paraoír su voz de nuevo.

Me miró rápidamente, sobresaltado por el cambio que se había operado en mi voz.

— ¿Qué más quieres saber?

—Dime por qué cazáis animales en lugar de personas —sugerí con voz aún alterada porla desesperación. Tomé conciencia de que tenía los ojos llorosos y luché contra el pesar que
intentaba apoderarse de mí.

—No quiero ser un monstruo —explicó en voz muy baja.

—Pero ¿no bastan los animales?

Hizo una pausa.

—No puedo estar seguro, por supuesto, pero yo lo compararía con vivir a base de quesoy leche de soja. Nos llamamos a nosotros mismos vegetarianos, es nuestro pequeño chisteprivado. No sacia el apetito por completo, bueno, más bien la sed, pero nos mantiene lobastante fuertes para resistir... la mayoría de las veces —su voz sonaba a presagio— Unas
veces es más difícil que otras.

— ¿Te resulta muy difícil ahora?  —    Suspiró.—Pero ahora no tienes hambre —aseveré con confianza, afirmando, no preguntando.

— ¿Qué te hace pensar eso?

—Tus ojos. Te dije que tenía una teoría. Me he dado cuenta de que la gente, y loshombres en particular, se enfadan cuando tiene hambre.

Se rió entre dientes.

—Eres muy observador, ¿verdad?

No respondí, sólo escuché el sonido de su risa y lo grabé en la memoria.

—Este fin de semana estuvisteis cazando, ¿verdad? —quise saber cuando todo se hubocalmado.

—Sí —calló durante un segundo, como si estuviera decidiendo decir algo o no— Noquería salir, pero era necesario. Es un poco más fácil estar cerca de ti cuando no tengo sed.


— ¿Por qué no querías marcharte?

—El estar lejos de ti me pone... ansioso —su mirada era amable e intensa; y meestremecí hasta la médula— No bromeaba cuando te pedí que no te cayeras al mar o tedejaras atropellar el jueves pasado. Estuve abstraído todo el fin de semana, preocupándomepor ti, y después de lo acaecido esta noche, me sorprende que hayas salido indemne del fin de
semana —movió la cabeza; entonces recordó algo— Bueno, no del todo.

— ¿Qué?

—Tus manos —me recordó.

Observé las palmas de mis manos y las rasgaduras casi curadas de los pulpejos. AJungkook no se le escapaba nada.

—Me caí —reconocí con un suspiro.

—Eso es lo que pensé —las comisuras de sus labios se curvaron— Supongo que,siendo tú, podía haber sido mucho peor, y esa posibilidad me atormentó mientras duró mi
ausencia. Fueron tres días realmente largos y la verdad es que puse a Jong Suk de los nervios.

Me sonrió compungido.

— ¿Tres días? ¿No acabas de regresar hoy?

—No, volvimos el domingo.

—Entonces, ¿por qué no fuisteis ninguno de vosotros al instituto?

Estaba frustrado, casi enfadado, al pensar el gran chasco que me había llevado a causade su ausencia.

—Bueno, me has preguntado si el sol me daña, y no lo hace, pero no puedo salir a la luzdel día... Al menos, no donde me pueda ver alguien.

— ¿Por qué?

—Alguna vez te lo mostraré —me prometió.

Pensé en ello durante un momento.

—Me podías haber llamado —decidí.

Se quedó confuso.

—Pero sabía que estabas a salvo.

—Pero yo no sabía dónde estabas. Yo... —vacilé y entorné los ojos.


— ¿Qué? —me impelió con voz arrulladora.

—Me disgusta no verte. También me pone ansioso.

Me sonrojé al decirlo en voz alta. Se quedó quieto y alzó la vista con aprensión.Observé su expresión apenado.

—Ay —gimió en voz baja— eso no está bien.

No comprendí esa respuesta. ¿Qué he dicho?

— ¿No lo ves, Tae? De todas las cosas en que te has visto involucrado, es una de lasque me hace sentir peor —fijó los ojos en la carretera abruptamente; habló a borbotones, a talvelocidad que casi no lo comprendí—No quiero oír que te sientas así —dijo con voz baja,
pero apremiante— Es un error. No es seguro. Tae, soy peligroso. Grábatelo, por favor.


—No.

Me esforcé por no parecer un niño enfurruñado.

—Hablo en serio —gruñó.

—También yo. Te lo dije, no me importa qué seas. Es demasiado tarde.



—Jamás digas eso —espetó con dureza y en voz baja.


Me mordí el labio, contento de que no supiera cuánto dolía aquello. Contemplé lacarretera. Ya debíamos de estar cerca. Conducía mucho más deprisa.



— ¿En qué piensas? —inquirió con voz aún ruda.

Me limité á negar con la cabeza, no muy seguro de que fuera capaz de hablar.

— ¿Estás llorando?


No me había dado cuenta de que la humedad de mis ojos se había desbordado.Rápidamente, me froté la mejilla con la mano y, efectivamente, allí estaban las lágrimasdelatoras, traicionándome.

—No —negué, pero mi voz se quebró.


Le vi extender hacia mí la diestra con vacilación, pero luego se contuvo y lentamente lavolvió a poner en el volante.


—Lo siento —se disculpó con voz pesarosa.


Supe que no sólo se estaba disculpando por las palabras que me habían perturbado. Laoscuridad se deslizaba a nuestro lado en silencio.


—Dime una cosa —pidió después de que hubiera transcurrido otro minuto, y le oícontrolarse para que su tono fuera ligero.

— ¿Sí?

—Esta noche, justo antes de que yo doblara la esquina, ¿en qué pensabas?
Nocomprendí tu expresión... No parecías asustado, sino más bien concentrado al máximo en
algo.

—Intentaba recordar cómo incapacitar a un atacante, ya sabes... autodefensa. Le iba ameter la nariz en el cerebro a ese... —pensé en el tipo moreno con una oleada de odio.





Crepúsculo [Kookv]Where stories live. Discover now