CAPITULO 57

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—Hoy debería haberte dejado que condujeras —anunció sin venir a cuento mientrasmasticaba.



— ¿Por qué? —quise saber.


—Me voy a ir con Jimin después del almuerzo.


—Vaya —parpadeé, confuso y desencantado— Está bien, no está demasiado lejos paraun paseo.


Me miró con impaciencia.

—No te voy a hacer ir a casa andando.


Tomaremos tu coche y lo dejaremos aquí para ti.



—No llevo la llave encima —musité— No me importa caminar, de verdad.


Lo que me importaba era disponer de menos tiempo en su compañía.
Negó con la cabeza.


—Tu monovolumen estará aquí y la llave en el contacto, a menos que temas que alguiente lo pueda robar.


Se rió sólo de pensarlo.


—De acuerdo —acepté con los labios apretados.


Estaba casi seguro de que tenía la llave en el bolsillo de los vaqueros que había llevadoel miércoles, debajo de una pila de ropa en el lavadero.
Jamás la encontraría, aunque irrumpiera en mi casa o cualquier otra cosa que estuvieraplaneando. Pareció percatarse del desafío implícito en mi aceptación, pero sonrió burlón,demasiado seguro de sí mismo.



— ¿Adonde vas a ir? —pregunté de la forma más natural que fui capaz.



—De caza —replicó secamente —Si voy a estar a solas contigo mañana, voy a tomartodas las precauciones posibles —su rostro se hizo más taciturno y suplicante— Siempre lo
puedes cancelar, ya sabes.


Bajé la vista, temeroso del persuasivo poder de sus ojos. Me negué a dejarme convencerde que le temiera, sin importar lo real que pudiera ser el peligro. No importa, me repetí en la
mente.


—No —susurré mientras le miraba a la cara— No puedo.



—Tal vez tengas razón —murmuró sombríamente.


El color de sus ojos parecía oscurecerse conforme lo miraba.
Cambié de tema.


— ¿A qué hora te veré mañana? —quise saber, ya deprimido por la idea de tener quedejarle ahora.



—Eso depende... Es sábado. ¿No quieres dormir hasta tarde? —me ofreció.


—No —respondí a toda prisa. Contuvo una sonrisa.


—Entonces, a la misma hora de siempre —decidió— ¿Estará Eun Jin ahí?


—No, mañana se va a pescar.



Sonreí abiertamente ante el recuerdo de la forma tan conveniente con que se habíansolucionado las cosas.



— ¿Y qué pensará si no vuelves? —inquirió con la voz cortante.


—No tengo ni idea —repliqué con frialdad— Sabe que tengo intención de hacer lacolada. Tal vez crea que me he caído dentro de la lavadora.

Me miró con el ceño enfurruñado y yo hice lo mismo. Su rabia fue mucho másimpresionante que la mía.



— ¿Qué vas a cazar esta noche? —le pregunté cuando estuve seguro de haber perdido elconcurso de ceños.



Crepúsculo [Kookv]Where stories live. Discover now