Chase esperó a que me diera una ducha y me cambiara. Hoy iba a ser un día largo, así que Chase quería que tuviéramos un momento de paz, un momento para nosotros dos. Me llevó a la cafetería, la cual era gigante y hermosa. Nos indicaron la mesa y Chase hasta me corrió la silla para que me sentara.

—¡Pero qué caballero despertamos hoy!

—¿Ves? Chase White también puede ser un hombre caballeroso. Ordena lo que quieras, no te fijes en los precios —me tendió uno de los menús.

—¿Lo que quiera?

—Lo que la reina quiera.

Lo miré. Chase estaba mirando atentamente el menú, buscando algo que ordenar. Noté que ocultó una sonrisa ante su comentario. Sabía que le daba algo de verguenza comportarse así, pero me encantaba esta nueva parte de Chase.

—Gracias, Rey —bromeé.

—Ay, no. No me digas así, por favor —suplicó sin mirarme.

—Bueno, Cuchurrimín —lo molesté.

Lo oí suspirar.

—Ya me estoy arrepintiendo de traerte aquí —también bromeó.

Me reí.

Chase me miró con una sonrisa.

—Me encanta cuando sonríes, Skyler.

Amplié mi sonrisa y tomé su mano.

—Tranquilo Don Romántico. No tienes que darme cumplidos cada dos segundos.

—Pero yo quiero hacerlo porque nace de mí —aclaró.

Chase y yo ordenamos lo mismo. Café fé y pastel de vainilla. La siguiente hora, Chase se quedó callado escuchándome hablar de todo lo nuevo que he aprendido en los grimorios que me prestó mi tía Jane. Chase parecía amar la conversación porque me miraba atentamente, aunque temí aburrirlo. Luego de la cafetería, Chase y yo caminamos por las calles de Nueva Orleans. Nuestro viaje no tenía por ser tan serio como lo planeamos.

Me detuve en una tienda de artículos para brujas. A juzgar por la vibra que sentí, supe que la dueña era como yo. Poseía magia. Compré velas y sahumos, pues estaba quedándome sin. No todos los que entraban en esa tienda eran brujos. Algunas personas compraban esos artículos para practicar la brujería sin tener poderes mágicos. Noté que la dueña me sintió desde que entré en la tienda. Ella sabía que lo que yo era.

—¿Una bruja real? —me preguntó cuando fui a pagar.

—Así es —sonreí.

Salí de la tienda para reunirme con Chase. Me sorprendí cuando lo vi de pie sosteniendo un ramo de rosas. Lo miré con una sonrisa.

—¿Y eso?

Me tendió el ramo.

—Para ti.

Lo tomé.

—Te estás tomando el papel muy en serio, pero me encanta.

Lo tomé de la mano para que empezáramos a caminar. Chase me llevó a la plaza más cercana y me pidió que nos sentáramos allí. sentáramos, pues había algo que quería decirme. Lo noté incómodo y pensativo. Eso me puso nerviosa.

—¿Estás bien, Chase?

—Sí, solo estoy pensando en cómo diré lo que tengo para decir. Hace tiempo que no hago esto. De hecho, creo que hice esto solo una vez en mi vida y fue contigo.

No le entendí.

—¿De qué me estás hablando? —Hice que me mirara.

Chase giró su cuello para ver mi rostro. Parecía incómodo y algo nervioso, pero lo mantenía en control. Recorrió mi rostro hasta llegar a mis labios y luego a mis ojos. Parecía que tenía que decirme algo importante.

Atracción destructiva +18Where stories live. Discover now