Capítulo 31

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Kang Gaeul

Al salir del trabajo, divisé a Jungkook con una expresión de melancolía que no pasó desapercibida, y durante el camino a casa, el silencio entre nosotros se tornó pesado y denso.

¿Qué estará pasando por su mente? ¿Acaso me está ocultando algo de nuevo?

Al llegar a casa, ninguno de los dos pronunció palabra alguna, hasta que Jungkook rompió finalmente ese incómodo silencio.

—Estoy algo preocupado por el trabajo, solo eso —dijo, aunque su mirada esquiva delataba que había más tras esas palabras —Lo siento, amor.

—¿Solo eso? —pregunté, deseando que me mirara a los ojos sinceramente.

—Sí, ven aquí —dijo, rodeándome con sus brazos —Eres preciosa, ¿lo sabías?

—¿Por qué de repente tan cariñoso? —dije, y una sonrisa se dibujó en sus labios.

—¿Acaso no puedo darle afecto a mi esposa? —dijo, acortando la distancia entre nosotros —No quiero que este sentimiento se disipe nunca.

—Ni yo. Siento que me estoy volviendo a enamorar de ti —confesé, un tanto insegura.

—Quiero ser el único en tu vida —dijo, y sus labios encontraron los míos en un beso lleno de pasión, guiándome hacia la sala.

Pero en lugar de hablar, sus labios volvieron a buscar los míos, atrayéndome hacia él hasta quedar recostada sobre el cómodo respaldo del sofá. Sus caricias en mi cintura enviaban escalofríos de placer por todo mi cuerpo.

—Nadie puede hacerme sentir como tú lo haces —susurró, sus labios rozando mi cuello con ternura.

—¡Ay, Jungkook, me haces cosquillas! —reí, sintiéndome feliz y vulnerable.

—Te amo de verdad, Gaeul —dijo, acariciando mi cabello —Para mí, solo existes tú.

Pero en sus ojos, vi destellos de preocupación y tristeza. Entonces, tomé su rostro entre mis manos y pregunté:

—¿Hay algo mal que no me estás contando, Kook?

Nos sentamos en el sofá, y Jungkook me miró directamente a los ojos. Pude ver cómo reunía valor para hablar, pero aún así, parecía luchar por encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, dijo con voz firme:

—Antes que nada, quiero que sepas que siempre serás el único amor de mi vida —tomó mis manos con ternura —Pero no podemos seguir juntos.

—¿A qué te refieres? —pregunté, sintiendo un nudo en mi estómago.

—Ahora que Jennie ya no está comprometida, debo hacerme cargo de ella —suspiró, y pude ver la angustia en sus ojos.

—¿La amas, verdad? —pregunté, conteniendo las lágrimas.

—Al principio pensé que sí, pero luego me di cuenta de que ella no me ama, solo me usa, y ahora no siento nada por ella —dijo, con un dejo de frustración.

—Entonces, ¿por qué haces esto? —inquirí, tratando de comprender.

—Porque prometí cuidarla toda mi vida. No quiero romper la promesa que le hice a la madre de Jennie.

—¿Vas a sacrificar tu felicidad por una promesa que hiciste hace tanto tiempo? —interrogué, sintiendo un nudo en la garganta.

—Sí, lo haré. Para mí, la señora Kim fue como una madre; jamás me desamparó, y no puedo hacer lo contrario con su hija, menos cuando soy todo lo que tiene —respondió, con determinación en su mirada.

—Como si ella fuera incapaz de cuidarse por sí misma —dije, dejando escapar una risa sarcástica —Haz lo que desees, Jeon. Ya sabía que esto sucedería. Simplemente vete, como lo hiciste aquella vez.

——Esta vez no me iré. No tengo la intención de mudarme a su casa hasta que este matrimonio llegue a su fin —declaró, con su mirada fija en la mía — Deseo pasar todo el tiempo que nos quede juntos, compartiendo el mismo techo contigo.

—¿Por qué? —pregunté, confundida.

—Porque no soporto verla, y porque mientras nuestro matrimonio no se disuelva legalmente, tú sigues siendo mi esposa —respondió, con sinceridad.

—Está bien, quédate aquí, pero yo necesito irme por hoy al menos —dije, y salí corriendo por la puerta.

Caminé sin rumbo por un momento, tratando de aclarar mis pensamientos, hasta que decidí tomar un taxi hacia el departamento de Jin.

Mientras iba en el taxi, me preguntaba si él me recibiría con una sonrisa o si estaría molesto ahora que Jungkook había vuelto con Jennie, y yo había decidido buscarlo de nuevo.

Pero eso ya no importaba. Necesitaba armarme de valor y enfrentar lo que fuera que estuviera por venir. Cuando llegué al edificio de Jin, tomé el elevador hasta su piso y toqué el timbre, sintiendo cómo latía mi corazón con fuerza mientras esperaba su respuesta.

Escuché unos pasos acercarse a la puerta y mi corazón comenzó a latir con más fuerza. Cuando la puerta se abrió, me encontré con una mujer apoyada en el marco.

—¿Quién eres tú? —preguntó, con una mirada de desconcierto.

—¿Este es el departamento de Kim Seokjin? —pregunté, con la esperanza de haberme equivocado de lugar al ver a esa mujer allí.

—Sí, lo es. Él es mi prometido. ¿Y tú quién eres y cómo lo conoces? —inquirió, mirándome con cierta desconfianza.

—Soy solo una amiga del trabajo. Lo siento, creo que llegué en un mal momento —dije, sintiéndome incómoda.

—Bueno, sí. No sé si estás al tanto, pero estuvimos separados por un tiempo. Sin embargo, ahora hemos vuelto y estamos retomando nuestro compromiso —explicó, con un tono de voz que denotaba cierto orgullo.

—Lo entiendo. Hablaré con él mañana entonces —dije, dando media vuelta para marcharme.

Mientras me alejaba, una mezcla de emociones revoloteaba en mi mente. Si Jin había vuelto con esa mujer, significaba que se iba a casar y que, probablemente, lo había perdido para siempre.

The one ||Jeon Jungkook y Kim Seokjin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora