Capítulo 26

149 13 2
                                    

Kang Gaeul

Salí de la oficina con mi esposo, y ahora estamos de regreso a nuestro hogar en su auto, es algo extraño para mí ya que nunca antes había regresado a casa con él.

En circunstancias habituales, solía ser Dahyun quien me acompañaba, recordándome que, a pesar de no tener a mi esposo, al menos contaba con ella, mi mejor amiga, quien jamás me había dejado sola.

—Bunny, ¿en qué piensas? —preguntó Jungkook, desviando mi atención.

—En Dahyun. Solía llevarme a casa después de la oficina —comenté, suspirando ante la nostalgia de sus recuerdos.

—Pero ahora te llevo yo, tu esposo —dijo, poniendo una mano en mi pierna.

—Lo sé, pero aún no me acostumbro del todo —admití.

—No actúes como si nunca hubiéramos sido novios.

—No es eso, solo que es nuevo para mí verte tranquilo volviendo a casa conmigo —añadí antes de suspirar de nuevo.

Me pregunté si algún día esta extraña situación llegaría a su fin.

—Estoy feliz de volver a casa con mi esposa después del trabajo —dijo Jungkook, depositando un pequeño beso en mi mano.

Finalmente llegamos a casa. Subí a mi habitación para ponerme algo más cómodo antes de regresar a la cocina y preparar la cena. Mi celular comenzó a sonar, pero me di cuenta de que lo había dejado arriba en mi habitación. Me dispuse a subir para buscarlo, pero Jungkook apareció en la cocina, sosteniendo mi celular en la mano.

—¿Por qué Seokjin te llama fuera del horario laboral? —preguntó, sus ojos reflejando una inusual tensión.

—No lo sé, tal vez olvidó decirme algo —o tal vez me extraña, pensé para mí misma.

—O quizás es solo una excusa para seguir hablando contigo —dijo Jungkook, claramente celoso—. Te lo dije, le gustas.

—Oh, no digas tonterías. Mejor cenemos —contesté, tratando de cambiar de tema, y procedí a poner la mesa.

Jungkook aceptó mi propuesta, pero su silencio durante la cena era revelador. No era la primera vez que se ponía celoso, recordé que cuando éramos novios, había reaccionado de manera similar cuando ayudé a un compañero de trabajo con un proyecto.

—Gracias, Gaeul. Yo lavaré los platos, puedes ir a descansar —dijo con seriedad una vez que terminamos de cenar.

—Gracias, Kook —respondí y le di un beso en la mejilla en un intento de calmar su enfado.

Subí a mi habitación, me puse el pijama y, aunque tenía la intención de irme a dormir, recordé que si no dormía con Jungkook, probablemente vendría a buscarme. Así que me dirigí a su habitación y me senté en su cama, esperando.

Jungkook regresó a su habitación, pero me ignoró por completo, lo cual no me gustó en absoluto. Decidí abrazarlo por la espalda, lo que pareció sorprenderlo, pero no me apartó. En su lugar, me miró y preguntó:

—¿Qué se supone que estás haciendo? —inquirió.

—Abrazando a mi esposo —respondí, aferrándome un poco más a él—. No te enojes más conmigo.

—Lo siento, amor, es solo que no me gusta que el señor Seokjin esté tan interesado en ti —se justificó Jungkook, volviéndose hacia mí.

Pero esas preocupaciones debió haberlas considerado antes de dejarme sola. Ahora, en este momento, es evidente que tanto Jin como yo compartimos sentimientos profundos el uno por el otro.

—Solo tenemos una relación laboral, y es la primera vez que lo veo. No te preocupes tanto —dije, tratando de calmarlo.

—Tú eres solo mía —dijo, apartando un mechón de cabello de mi rostro mientras me miraba a los ojos.

—Kook, me estás sonrojando —mencioné, y él soltó una risita.

—Me encanta verte así —comentó, tomando mi mentón y depositando un beso en mis labios.

Mi esposo tomó mi cintura, pegándome más a su cuerpo, y me besó con pasión, como si necesitara asegurarse de que mi corazón solo le pertene a él.

Bajó sus besos por mi cuello,provocando que mi piel se erizara ante el contacto de sus labios ardientes. Cada caricia suya me hacía estremecer, y todo mi mundo se reducía a la intimidad compartida en ese momento.

—Bunny, había olvidado lo bien que se siente tocarte —susurró Jungkook, sus labios dejando un rastro de besos ardientes en mi cuello—. Por favor, déjame tenerte esta noche.

—Está bien, Kook, pero ten cuidado. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos juntos —advertí, con una mezcla de emoción y nerviosismo.

Jungkook asintió con ternura y me besó en la mejilla antes de añadir:

—Prometo ser cuidadoso contigo, nena.

Ambos nos recostamos en la cama, conscientes de la energía que flota entre nosotros. Jungkook se colocó sobre mí y comenzó a besarme lentamente, sin apuro, saboreando cada momento que compartíamos.

—Había olvidado lo dulce que eres —confesé, acariciando su rostro.

Jungkook sonrió y sus ojos centellearon de emoción.

—Y yo recordé que nadie más puede hacerme sentir de la forma en que tú lo haces —respondió, con un brillo de admiración en sus ojos.

Nos besamos apasionadamente, y poco a poco, la ropa iba desapareciendo, revelando nuestra piel ansiosa. Mi esposo me exploraba con delicadeza, dejando un rastro de besos y caricias que me hicieron sentir especial.

—Me vas a volver loco con tus caricias, nena —susurró, provocando que me estremeciera.

Mis sentidos se enfocaron exclusivamente en él mientras disfrutaba de cada toque que me brindaba, deslizando sus manos por mi cuerpo con pasión.

Poco a poco, nos liberamos de la ropa restante que aún nos cubría, y Jungkook siguió besando cada rincón de mi piel. Finalmente, se colocó entre mis piernas y preguntó con dulzura:

—¿Estás lista, amor?

Asentí con la cabeza, anhelando estar más cerca de él.

Jungkook se adentró en mí, y un gemido escapó de mis labios cuando nos unimos, entrelazando nuestras almas. Comenzó a moverse con un ritmo lento, incrementando gradualmente la pasión y el deseo que compartíamos. Mis manos encontraron las suyas, entrelazando nuestros dedos mientras nos perdíamos en la intensidad del momento.

—Eres hermosa —susurró, su voz llena de adoración, mientras retiraba un mechón de cabello de mi rostro.

No pude evitar sonrojarme ante sus palabras. Jungkook continuó moviéndose con determinación, su conexión conmigo creciendo a medida que el placer se intensificaba. Cada roce, cada beso, nos acercaba más a un éxtasis compartido.

Finalmente, nuestros cuerpos estallaron en un clímax arrollador, y caímos agotados sobre la cama, jadeando y abrazados. Jungkook me miró con gratitud en los ojos.

—Eres la mejor esposa. Gracias, amor —me agradeció, besando tiernamente mi mejilla.

—Te extrañaba, Kook —susurré, abrazándolo con fuerza.

Ambos nos quedamos dormidos, pero no podía evitar pensar que había cedido ante los encantos de mi esposo, lo que momentáneamente nos hizo dejar de lado todos nuestros problemas matrimoniales.

The one ||Jeon Jungkook y Kim Seokjin|| Where stories live. Discover now