Capítulo 30

110 12 10
                                    

Jeon Jungkook

La tarde caía y la confesión que le hice a mi esposa no dejaba de revolotear en mi cabeza, generando una intensa emoción en mi corazón.

No puedo negar que me había vuelto a enamorar de Gaeul, como en los primeros y vibrantes días de nuestra relación.

De repente, mis pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por el estruendo de la puerta de mi oficina, que se abrió de golpe, revelando a Jennie, enfurecida y con lágrimas en los ojos.

—Namjoon, no tiene intenciones de continuar con nuestro matrimonio, todo por mi error al estar contigo —dijo, pero sus palabras no me afectaron de la manera que ella esperaba.

—Si tenías a Namjoon, ¿por qué viniste a buscarme a mí? —pregunté, mirándola molesto—. Hice llorar a mi esposa en el día de nuestra boda, por ti.

—¿Te obligué acaso? —dijo desafiante.

—No, pero lo hice porque pensé que aún te amaba, por ser mi primer amor —expresé molesto—. Además, lo hice por todo el aprecio que le tengo a tu madre.

—Pues, si aún le tienes aprecio a mi madre, cumple tu promesa de casarte conmigo —demandó molesta.

—Pero amas a Namjoon, no a mí —dije, mirándola sin entender.

—Lo sé, pero lo que más me importa es que me hagas tu esposa, para tener parte de tu fortuna y finalmente dejar mi puesto como secretaria —reveló, dejándome sorprendido.

—¿Desde el principio este era tu plan? —pregunté, expresando molestia y sorpresa en mis palabras.

—Sí, pero ingeniosamente te atrapé, utilizando la melancolía de nuestros recuerdos —susurró con una risa cínica que resonó en el aire—. Fue mi estrategia, ya que Namjoon siempre ha estado indeciso sobre casarse y, además, sus constantes viajes al extranjero facilitaron mis planes.

—¿Entonces siempre fui tu segunda opción? —asintió con la cabeza, confirmando mi sospecha—. Ni siquiera te ilusiones pensando que voy a casarme contigo después de todo lo que ha sucedido.

—Lo harás, porque sabes que debes cuidar de mí —dijo enojada—. Recuerda que se lo debes a mi madre, quien desperdició su vida cuidándote.

—Tú ganas, Kim Jennie. Si no logras retomar tu compromiso con Namjoon, me casaré contigo, como prometí —percibí una sonrisa en su rostro—. Pero hay algo que quiero que quede perfectamente claro.

—¿Así que es así? —preguntó con tono arrogante—. Dime qué es lo que quieres dejar en claro.

—Lo hago solo por tu madre, no porque sienta algo por ti —dije firme—. La única mujer a la que amo es Gaeul, ella es el amor de mi vida.

—Ay, qué lindo, ahora te enamoraste de tu esposa —dijo irónicamente—, cuando resulta que ella no te importó ni un poco mientras pasabas todas esas noches en mi cama.

—Lo hice sin darme cuenta de lo profundamente enamorado que estoy de ella, de lo esencial que es para mí —confesé—. No puedo ni imaginar mi futuro sin ella a mi lado. Reconozco ahora que fue un error, el no haberme percatado en aquel entonces de mis verdaderos sentimientos hacia Gaeul.

—Wow, Gaeul debe ser muy importante para ti —dijo Jennie con indiferencia—, pero no me importa. Solo quiero que cumplas tu promesa.

—¿Acaso no tienes corazón? —pregunté, indignado ante su falta de sensibilidad.

—Solo quiero alcanzar la cima, y para eso no es necesario el corazón, solo tener poder —dijo con frialdad.

—No te reconozco —dije impresionado por su actitud.

—Es que siempre estuve fingiendo ser esa chica perfecta que tanto querías —dijo y sonrió—. Ahora no es necesario, de todos modos, tienes que casarte conmigo.

—Antes de aceptar, tengo otra condición: quiero seguir viviendo con Gaeul. No pienso dejarla sola y, además, no soportaría dejar de verla —solicité con calma

—Está bien, pero no quiero verte siendo cariñoso con ella, así que le vas a decir que todo fue un error y que realmente me amas a mí.

—No lo haré —afirmé con seriedad—. No soportaría verla con el corazón destrozado.

—Le dirás que solo estabas esperando una oportunidad para volver conmigo y que ahora que la tienes, vas a continuar con los planes de nuestra boda —dijo con un tono que reflejaba sus intenciones de dañar mi relación con Gaeul.

—¿Y si no quiero hacerlo? —la desafié.

—No podrás vivir con Gaeul, y solo la verás un par de horas en la oficina como antes, ¿eso es lo que quieres? —preguntó, dejando un matiz de advertencia en su tono.

—No lo quiero, está bien, lo haré, pero mañana. Al menos déjame pasar una noche más con ella en mis brazos, como una despedida —dije con un tono suplicante.

—Para que veas que no soy tan mala, está bien, pasa la noche con Gaeul, porque a partir de mañana ella volverá a odiarte.

—No puedo creer que esté haciendo esto —dije y solté un suspiro de frustración.

—Además, recuerda lo que le dijiste a mi madre —dijo y sonrió.

—Ya sé que le dije que soy un hombre de palabra y que cumplo mis promesas, pero era joven, no sabía que iba a conocer al amor de mi vida tiempo después —admití con pesar, sintiendo una mezcla de nostalgia y arrepentimiento.

—Ay, qué mala suerte, pero no te preocupes, amorcito, voy a ser la esposa perfecta para ti —dijo con algo de ironía en su voz—. Ahora, si me disculpas, volveré a mi trabajo.

Ella se fue y mi corazón se sintió oprimido por alguna razón, así que cerré la puerta de mi oficina con seguro y empecé a llorar.

No quiero perder a Gaeul, pero siento la responsabilidad de cumplir mi promesa, ya que es mi deber proteger a Jennie, de la misma manera en que la señora Kim lo hizo conmigo, aunque eso signifique que deba casarme sin tener ningún sentimiento por ella.

The one ||Jeon Jungkook y Kim Seokjin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora