The one ||Jeon Jungkook y Kim Seokjin||

Capítulo 28

Kang Gaeul

Mi corazón empezó a latir con frenesí, evitando a toda costa estar a solas con Seokjin, pues mis sentimientos por él persistían, enredándose en mis pensamientos.

—¿Te encuentras bien?—preguntó, su mirada intensa buscando respuestas en mis ojos.

—Sí, solo estoy nerviosa. No me agradan los lugares cerrados—intenté sonar serena mientras mi pulso delataba mi ansiedad.

—Mírame—tomó mi rostro entre sus manos—todo estará bien.

—Lo sé, es solo que...—mi confesión quedó en suspenso.

—¿Solo qué?—insistió—confía en mí, puedes contar conmigo.

—Me di cuenta de que mis sentimientos por ti persisten—admití, mi voz apenas audible.

—Gaeul...—intentó interrumpirme.

—Solo quisiera que todo fuera diferente, que Jeon nunca se hubiera cruzado en mi camino—confesé con pesar—si pudiera retroceder el tiempo, haría lo posible por conocerte primero.

—Seokjin—me interrumpió.

—Solo elige estar conmigo, déjalo a él. Afrontaré lo que sea necesario a tu lado—tomó mi mano y la posó sobre su pecho, cerca de su corazón.

—Quisiera, pero algo me mantiene unida a mi esposo. Además, ha cambiado mucho, me ha demostrado su amor. No puedo lastimarlo así—expliqué con tristeza.

—Pero no confías en él, ¿verdad?—preguntó, su mirada inquisitiva.

—No confío en Jennie. ¿Qué hago si ella lo quiere de vuelta?—inquirí.

—Debes confiar en Jeon, aunque lo dudes, porque sabes que en el fondo él aún no está seguro de amarte o no. Yo, en cambio, estoy seguro de que eres la indicada para mí—dijo, una mezcla de frustración y convicción en su voz.

—Seokjin—lo miré, y su expresión suavizó.

—Te quiero solo a ti, eres perfecta para mí—declaró, acercándose lentamente.

No pude resistir la tentación de volver a besarlo. Pero justo cuando estaba a punto, las puertas del elevador se abrieron, revelando a Jungkook esperándome afuera.

Me pregunté qué hacía él aquí mientras salía del ascensor y corría para abrazarme.

—Amor, ¿estás bien?—preguntó Jungkook preocupado.

—Sí, ¿pero qué haces aquí?—cuestioné, sintiéndome avergonzada.

—Vine porque quiero almorzar contigo. Vi tu oficina vacía y te extrañé—dijo, dándome un beso en la mejilla.

—Jeon, estamos en público—le recordé, pero su respuesta me dejó aún más desconcertada.

—Lo siento, señor Kim. Entenderá que estaba muy preocupado por mi esposa—dijo Jungkook, mientras Jin nos observaba a lo lejos.

Ay, Jin, no tenías idea de que esto pasaría. Lo último que quiero es seguir rompiendo tu corazón. Pero no puedo. Mi corazón te anhela a pesar de todo, y aunque quiera mantenerte alejado, el destino insiste en que estemos juntos.

—¿Estás bien?—preguntó Jungkook.

—Sí, es solo que me distraje un poco—mentí.

—Vamos a comer algo que te guste—mi esposo tomó mi mano.

Caminamos fuera del hotel y comimos en un restaurante cercano. Ordenamos nuestra comida, escogimos una mesa y nos sentamos para empezar a comer.

—Gaeul, el señor Kim se veía un poco asustado cuando me vio, ¿paso algo en ese ascensor que deba saber?—preguntó Jungkook, y comencé a atorarme.

—No, ¿qué podría haber pasado?—respondí cuando logré recomponerme.

—No lo sé, él parece muy interesado en ti, y puedo notar que no le agrada que esté cerca tuyo—confesó.

—Jungkook, creo que los celos te hacen imaginar cosas. Repito, él y yo tenemos una relación profesional—dije tratando de calmarlo.

—Amor, no quiero perderte, eso es todo—dijo y tomó mi mano—confío en ti.

—No te preocupes, haré todo para que nuestro matrimonio funcione—expliqué.

—Y funcionará. Yo también me encargaré de eso y estuve pensando que cuando los tres años se cumplan, podemos volver a renovar nuestros votos matrimoniales—dijo y me sonrió.

—¿Hablas en serio?—pregunté.

—Sí, a partir de ahora no habrá nadie que se interponga entre nosotros. Además, quiero llevarte de segunda luna de miel—quedé sorprendida.

—No creo que sea una buena idea, considerando lo ocupado que estás—negó con la cabeza, sus ojos reflejando comprensión.

—Ahora quiero llevarte a la playa, solo nosotros dos. Una semana llena de cariño, disfrutando juntos de los atardeceres junto al mar—explicó con una chispa de emoción en sus ojos.

—Aunque suena hermoso, me parece más un sueño que una realidad—pensé, mientras las dudas se apoderaban de mis pensamientos.

—Entiendo que pueda sonar increíble, pero ayer, mientras descansabas en mis brazos, me di cuenta de lo absurdo que fue alejarme de ti. Ahora, quiero recuperar todo el tiempo que estuvimos separados.

Aunque anhelo confiar en las palabras de mi esposo, un inquietante presentimiento persiste, insinuando que algo ocurrirá muy pronto y él se distanciará de mí nuevamente.