Capítulo 5

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Jeon Jungkook

Eran las cinco de la mañana, y Jennie dormía a mi lado, dándome la espalda. Suspiré y con cuidado tomé mi ropa.

Durante los últimos días, Jennie se había comportado de manera extraña, distante, no como antes. Al principio, su emoción por mi regreso era evidente, pero ahora siento que algo ha cambiado.

Saliendo de la habitación en pijama, me subí al auto y me dirigí a la casa que comparto con mi esposa, Gaeul. Estaba tan abrumado que comencé a extrañar sus abrazos.

Recordé cuando éramos novios, y en momentos de estrés, ella me abrazaba, acariciaba mi cabello y decía:

"Todo va a estar bien, mi amor. Siempre estaré a tu lado."

Había días en los que la extrañaba intensamente, pero no podía hacer nada. Lo último que quería era que ella sufriera cuando firmáramos el divorcio.

Al llegar a casa, planeaba subir las escaleras y ver a Gaeul durmiendo. Sí, a veces iba a su habitación y me acostaba a su lado sin que ella se diera cuenta.

Sin embargo, subiendo las escaleras, sentí sed, así que fui a la cocina por un vaso de agua y me senté en la sala para beberlo.

—Extraño estos días —murmuré mientras miraba nuestras fotos.

Pero noté que la foto de nuestra boda ya no está. ¿Quizás a ella ya no le importa este matrimonio y por eso la había tirado?

Recordé ese día con claridad, estaba tan feliz hasta que recibí una llamada de Jennie, quien dijo que regresaría y me recordó la promesa que le hice. Según ella, su madre no había gastado la mayor parte de su vida cuidándome en vano.

Así que acepté por la señora Kim y le mentí a Gaeul, diciéndole que todo era fingido para que no me odiara después. Ella creía que el amor que le había demostrado nunca fue real, pero no era así; cada fibra de mi ser la amaba profundamente.

—Jeon, ¿eres tú? —escuché la voz de mi esposa adormilada.

—Sí, lamento haberte despertado —dije, y cuando la vi más de cerca, noté que solo llevaba un camisón.

Su figura me distrajo por completo; en verdad deseaba sentir su cintura en mis manos.

—Jeon, ¿tengo algo en mi rostro? —negué con la cabeza—. Entonces, deja de mirarme así.

—No te estaba mirando, solo estaba pensando en algo —dije, tratando de ocultar la verdad.

—Está bien, te dejaré solo —dijo y cuando se dio la vuelta para irse, tomé su muñeca.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó.

—¿Dónde está la foto de nuestra boda? —pregunté.

—Se cayó y los vidrios del marco arruinaron la foto, así que la tiré a la basura —explicó.

—¿No pudiste ser más cuidadosa? —pregunté, algo molesto.

—¿Por qué te pones así? Es solo una foto sin importancia —dijo, y por alguna razón, sus palabras me hicieron enojar aún más.

—No es solo una foto, es el día en que te casaste con el hombre que dices amar —dije con enojo—. ¿O acaso ya no te importo?

—Aún te amo, pero necesito tu atención y cariño —dijo, y su voz se quebró—. Porque mis sentimientos por ti se están desvaneciendo cada día.

—Te dejé mis intenciones claras desde que este matrimonio comenzó —le reproché—. Deja de quejarte.

—Entonces, ¿por qué te importa esa foto? ¿O tal vez la necesitas para recordar que ese día conseguiste lo que querías, incluso si eso significaba romperme el corazón? —dijo, molesta.

—Basta, lo que dices no es cierto —dije, sintiendo cómo mi corazón se quebraba—. Iré a cambiarme.

Fui a mi habitación, cerré la puerta, entré al baño y me puse a llorar. Me dolía tanto que ella pensara que soy un monstruo que solo la utiliza con fines egoístas. Aunque, supongo que me lo merezco. Le dije de una manera tan fría que no la amaba, que hasta yo me lo hubiera creído.

Después de la ducha, me vestí, arreglé mi cabello y me puse el traje para ir a trabajar. Cuando terminé, me preparé para despedirme de mi esposa, pero la escuché llorando en su habitación, así que decidí dejarla sola.

Salí de casa, tomé las llaves de mi auto y me dirigí al trabajo. Al llegar, fui directamente a mi oficina; no estaba de humor para hablar con nadie.

Me concentré en trabajar hasta que alguien tocó mi puerta.

—Pase, por favor —dije, y entró Jennie.

—Señor Jeon, el señor Kim Taehyung está aquí, ¿lo dejo pasar? —preguntó.

—Sí, déjalo pasar, por favor —dije, y Taehyung entró en mi oficina.

—¿Vienes de nuevo como mensajero de tu padre? —pregunté— Por qué no solo te casas como tu padre quiere y asumes el cargo de CEO de la empresa.

—Estoy esperando —dijo, y lo miré confundido— a que te divorcies y Gaeul esté libre para poder conquistarla.

—¡Oye, ella es mi esposa! ¿Qué te pasa? —dije, molesto.

—Pero no la amas —dijo, y lo miré—. No lo entiendo, ella es tan hermosa. En realidad, me gustaría trabajar aquí solo para poder verla todos los días —mi enojo creció.

—Es una broma, pero no entiendo por qué te enojas. Tal vez ya tenga a alguien que le dé todo el cariño que necesita —dijo, y sentí cómo mi sangre comenzaba a hervir.

—¿A qué te refieres?

—Ya sabes, alguien que salga con ella, tome su mano y la reciba en sus brazos todos los días —explicó, y fue la gota que colmó el vaso.

Imaginar a mi esposa, la mujer por la que todavía siento algo, en brazos de otro hombre, me llenó de celos.

—¡Fuera de aquí! —exclamé, molesto.

—Pero no hemos terminado de discutir... —intentó hablar, pero lo interrumpí.

—No estoy de humor ahora, así que lárgate —dije, y Taehyung salió apresuradamente.

Con él fuera de mi oficina, me senté en mi escritorio, pensando que esto no podía ser cierto. Sabía que Gaeul todavía siente algo por mí.

The one ||Jeon Jungkook y Kim Seokjin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora