La ciudad del amor

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París era una decepción para Matias,pero no para Enzo, que estaba igual de encantado que Londres, incluso aún más, él realmente podía sentir las vibras de la "ciudad del amor".

Esta vez fueron un poco más precavidos, Enzo hizo todo lo que tenía que hacer en cuestiones laborales y fue solo a sacar todas las fotos que quería, que por supuesto eran muchas empezando por el Arco de triunfo y la Torre Eiffel, que aunque le parecían algo cliché era necesario.
Mati, por su parte, pasó el dia en el hotel, que era mucho más moderno que el de Londres, tenía más atractivos.

Sin embargo nada lo entretenía más que fumar marihuana mirando dibujitos.
no era un fumador crónico, era más bien del tipo casual, fumaba en ocasiones especiales o, como en ese momento, cuando estaba aburrido.

Enzo llegó entrada la noche y lo encontró el sofá de la habitación.
había encendido la chimenea y la miraba entretenido sin mucha reacción, y él no necesitó pensarlo mucho para saber porque estaba así.

-no me gusta que fumes esa mierda, ya te lo dije muchas veces-le dijo dejando el sobretodo oscuro que llevaba puesto sobre una silla

-no fumé nada-le dijo algo adormecido

-si, se nota. además, Matias, ¿hacerlo acá adentro? abrí las ventanas al menos, nos van a echar-se quejó mientras abria las puertas de vidrio doble que daban al balcón, con vista a la Torre que ya estaba iluminada.

Mati lo miró y acomodó su cabeza en el respaldo del sillón.
sentía que podía mirar a Enzo toda su vida, le gustaba todo de él, desde su pelo que por alguna razón siempre parecía bien peinado, hasta la forma de las uñas de sus manos.
le gustaba su perfume, el tono de su voz, la manera en la que decía las cosas.
le gustaba todo.

Enzo se sacó los zapatos y caminó descalzo sobre la alfombra, deteniendose detrás del sillón

-no puedo creer que estés en París y no quieras conocer nada

-podemos salir mañana-le dijo él que había vuelto su mirada a la chimenea-podemos ir a comer

-podemos tener una cita romántica, es literalmente el lugar perfecto para eso

-o...-dijo él volviendo a mirarlo-podemos simplemente ir a comer

Enzo sonrío metiendo una de sus manos en el bolsillo de su pantalón, sabía que a veces podía ser algo empalagoso.

Llevó su mano libre, la que cargaba la alianza,hasta la cabeza contraria y acarició su pelo con suavidad

-de esto te enamoraste, eh

-estoy bastante seguro de haberme enamorado de varias cualidades tuyas

Se quedaron en silencio un rato largo, siendo interrumpidos por el ruido de los autos afuera.

La mano que acariciaba el pelo empezó a bajar por su rostro, sintiendo la piel que era suave incluso con las marcas de acné que parecían no querer irse, y el dedo índice rozó levemente la comisura de los labios, que se abrieron lento al tacto.

Enzo tenía la mirada puesta en su cara,pero él no lo miraba, estaba mirando el fuego crepitando en la chimenea como la primera vez que algo se había encendido en ellos.

Mati abrió un poco sus piernas y bajó su mano hasta uno de sus muslos; solo la apoyó allí mientras el dedo de Enzo le acariciaba los labios rosados, casi tocando sin querer los dientes.

Cuándo los dientes sintieron ese contacto se separaron, inferiores de superiores, y atraparon la primer falange entre ellos, mordisqueando despreocupados.

Enzo abrió un poco la boca pero no emitió sonido, estaba hipnotizado viendolo morder con suavidad.

Cuándo se cansó de morder,empezó a chupar.
Enzo sentía la succión intensa que luego se relajaba para chuparlo como si fuese un hueso, y repetía.

Las piernas de Enzo temblaban cuándo sentía el arrastre suave de sus dientes, y el contraste con la suavidad de su lengua al enroscandose, las mejillas ahuecadas al succionar y los ojos de Mati concentrados en el fuego que por algún motivo parecía arder más, exactamente como ellos mismos.

Cuándo los labios de Matias decidieron liberar el dedo, toda la mano de Enzo se apoyó en su cara y bajó hasta su cuello.
Él dejó caer su cabeza hacía atrás y lo miró a los ojos, deleitandose con la mirada de deseo que había en los suyos.

La mano en el cuello empezó a ejercer algo de presión mientras la otra había salido del bolsillo y bajaba el cierre lento, metiéndose entre la tela rigida del pantalón y la suave de la ropa interior.

Mati abrió más las piernas y bajó su mano desde el muslo hasta su erección, le había calentado lo que hizo, pero tener la mano de Enzo apretandole el cuello era algo de otro planeta, estaba perdiendo la cabeza.

Para cuando Enzo se sentó a su lado y él, sin esperar, lo hizo encima suyo, los dos estaban tan excitados que las respiraciones se entrecortaban.

Empezaron a besarse desesperados, volviendolo rapidamente en un beso húmedo y sucio.

Todo fue rápido, la ropa terminó en el piso sobre la alfombra y Matias, aferrado a sus hombros, se movía encima suyo a un ritmo rápido, casi violento.
agitados y abrazados como si en ese abrazo se les fuera la vida, acabaron.

●●●

Poco más tarde y ya vestidos, miraban la Torre desde el balcón.
Mati tenía la cabeza apoyada en una mano sobre el barandal mientras Enzo, fumando, le acariciaba la nuca,sentado un poco más atrás.

-¿y?-le preguntó impaciente

-la verdad, amor, no

-no es posible

-es solo una Torre-le dijo mirandolo-no es más que una torre con luces, me parece una pelotudez sobrevalorada, eso no es arte-agregó y volvió a mirarla sin entender de que hablaba Enzo y porque parecía tan fascinado

Enzo se rió, apoyó su cabeza contra la pared y mientras volvia a fumar vio el contraste de la cabeza de Matias a contraluz de las luces parisinas.
veía el relieve de su nuca y la forma de su cuello, con la Torre Eiffel encendida allí detrás, a metros suyos, era el mejor cuadro del mundo, y era todo suyo.

-el arte es todo-murmuró sintiendo una presión agradable en su pecho, sabiendo que mientras tuviera a Mati en enfoque, todo se convertía en algo mucho más lindo.

Mirando el fuego: 𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐱 𝐦𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬Where stories live. Discover now