Luz anaranjada

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Enzo abrió los ojos dandose cuenta al instante de dos hechos: todavía no era de día, y no estaba solo en la habitación.

Luego de aquel mas que doloroso encuentro nocturno con Matias se "encargó" del asunto y se quedó pacíficamente dormido.
Lo próximo que supo fue que el sol aún no había salido pero la luz anaranjada de la habitación lo estaba iluminando todo.

Matias llevaba algunos minutos intentando despertarlo, estaba algo adormecido, vestido con demasiada poca ropa para el frío que hacía.

-¿que pasa nene? ¿estás bien?-le preguntó entornando los ojos

Él se sentó en la cama y lo miró. Enzo observó su pelo revuelto y lo aún más delgado que parecía su cuerpo vestido solo con una remera.

-más o menos-le dijo con una voz ronca que Enzo desconocía y le encantaba-¿me perdonas por lo que te hice? estaba celoso

Enzo sonrío y le acarició el pelo hundiendo la cabeza en la almohada de nuevo

-fuiste malo

-puedo ser malo si quiero

-no me cabe la menor duda

-te puedo mostrar si querés

Enzo se obligó a despertar del todo. apoyó su codo en el colchón y su rostro en una mano para poder mirarlo mejor.

-¿porque me provocas tanto? ¿no sabes lo que pasa conmigo cuando...

No pudo terminar la frase, Mati, que no dejaba de mirarle la boca, se inclinó encima suyo y empezó a besarlo.

Rápidamente las lenguas libraron una batalla entre ellas mientras Enzo le hacía un lugar junto a él debajo de las frazadas.

Los minutos pasaban y el calor se hacía presente en la habitación.
Mati se deslizó por debajo de su cuerpo mientras Enzo no dejaba de besarlo y se acomodaba entre sus piernas.

Empezó a besarle el cuello, bajando por las clavículas, dejando algunas marcas rosadas allí.
le levantó la remera lentamente mientras llevaba su boca hasta el centro de su panza, besando ahora de abajo hacia arriba, llegando hasta su pecho plano donde se detuvo y lo miró.

-¿puedo besarte acá?-le preguntó. rogaba porque le dijera que si pero necesitaba saber si él estaba dispuesto a seguir más allá.

-podes hacer lo que quieras-le dijo Mati, agitado-estoy listo

-¿estas seguro de esto? por qué si queres simplemente podemos...

-quiero esto, Enzito, te quiero a vos

eso fue todo, Enzo decidió dejarse llevar y nadar en la pasión que claramente ambos deseaban.

Le besó el pecho, deteniendose en los pezones que chupó con tranquilidad, escuchando a Matias gemir.
luego volvió a su cuello,pegando su entrepierna con la contraria, moviendose un poco y descubriendo que el pendejo estaba tan duro como él.

Siguió besando y acariciando su cuerpo, que le parecía perfecto,hecho a medida,una medida perfecta para él, y llegó al elástico de su ropa interior.

Dejó allí, sobre los huesos de su cadera, algunos besos más y deslizó la ropa interior recorriendo el largo de sus piernas.

Tuvo,en algún momento, pensamientos de duda, lo que estaban haciendo se sentía como abrir una puerta a algo desconocido, una puerta que tal vez no iba a poder cerrar, pero no se dejó llevar por eso y siguió adelante.

Acomodado entre las piernas de Matias, Enzo empezó a besarlo.
nunca había hecho algo asi, era nuevo y terrible, endemoniadamente excitante.
tomó su hombría con una mano y empezó a chuparlo, besarlo, mordisquearlo,intentando adivinar los puntos de placer máximo.

Pero para Matías eso era innecesario, estaba tan caliente que cualquier cosa que Enzo hiciera estaba bien, se sentía como el cielo.
tuvo que taparse la boca para que nadie pueda escuchar sus gemidos cada vez más fuertes al sentir la boca húmeda subiendo y bajando, apresandolo con la lengua.

Acabó rápido, avergonzado por no haber llegado a avisarle, cosa que a Enzo no parecía importarle, lo miraba desde allí mientras limpiaba las comisuras de su boca.

-que pendejo precoz-le dijo sonriendo, acomodandose nuevamente

-¿soy tu pendejo?-preguntó él acariciando algunos rastros de su esencia en el pecho ajeno

-mio-dijo Enzo bajando su propio boxer-sos mi pendejo y me volves loco

-vos a mi

-no tenés idea de como me tenés, nene

Matias sonrío inclinandose para besarlo, probando su propio sabor en una boca ajena.

Entonces las grandes y firmes manos de Enzo lo tomaron de la cintura y lo hicieron girar, poniendolo boca abajo.

Besó los huesos de su espalda, justo entremedio de los omoplatos, dejando un camino de besos desde la nuca hasta el centro de su cintura.
Estaba muy excitado, pero sabía que debía ser cuidadoso, asi que se limitó a seguir besando y acariciando, intentando que Mati se relaje.

Mati estaba en otro planeta.
había cerrado los ojos y tenía la cara a medio hundir en la almohada, sintiendo el olor del shampoo de Enzo impregnado allí.
sentia todo con mucha claridad: la boca húmeda besando su piel, quemandola; las yemas de los dedos ejerciendo presión contra su cintura y unos dedos húmedos rozando aquella zona sensible con mucha lentitud.
no era doloroso, tal vez algo incómodo, pero se sentía bien, Enzo lo hacía bien y cuándo los tuvo algo más allá de la superficie, rozaron algo.
aquéllo fue como una rafaga de placer extremo, algo que recorrió su sistema nervioso como electricidad.

Dejó que Enzo roce aquello,disfrutandolo, y solo salió de aquél trance cuándo escuchó su nombre de cerca

-Mati, creo que estás...voy a...

-si

-¿seguro?

-hacelo, te quiero adentro

Enzo relamio sus labios y con mucha más delicadeza que antes, entró en él.

Esa intromisión si era dolorosa, mucho.
sin embargo Enzo lo cubría con su cuerpo,besaba su cuello y se movía lento, espaciado,realmente lo estaba cuidando, asi que se relajó por completo y el tiempo empezó a pasar.

●●●

Largos minutos más tarde,todo había terminado.
Enzo le acariciaba el pelo mientras él hacía lo mismo en su pecho.
ninguno decía nada,no había nada que decir, habían tenido sexo, y había sido hermoso.

El sol ya había salido pero la luz anaranjada seguía encendida, iluminando dos cuerpos enredados entre si.

-estás temblando-notó Enzo, acariciandole un brazo que estaba frío

Matias levantó la cabeza y buscó con la vista la silla donde Enzo dejaba la ropa

-¿me lo prestas?-preguntó haciendo referencia a un suéter azul de tejido grueso

Enzo se estiró para tomarlo y se lo dio.

-te queda enorme-le dijo riendo. las mangas le tapan las manos y el largo le llegaba hasta el medio de los muslos.

-dormiste, Enzito, ahora es mío

Enzo sonrío embobado, parecía no poder dejar de hacerlo

-estoy pensando que todo lo mio ahora es tuyo, nene

Mati se acostó apoyando la cabeza en la almohada y sonrío.

-¿y ahora?-le preguntó

Enzo dudó unos momentos y decidió no decir nada, solo se acostó a su lado y lo abrazó.

Mirando el fuego: 𝐞𝐧𝐳𝐨 𝐱 𝐦𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬Onde histórias criam vida. Descubra agora