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Seguimos por unos minutos el recorrido en silencio. Hacía poco habíamos pasado la roca donde yo entrenaba con mi abuela, por lo que ya nos estábamos acercando a mi casa

"Lo siento" me dijo Paul poco antes de llegar al final del bosque.

Pero le ignoré, al igual que él hizo conmigo.

"No tendría que haber reaccionado como si hubieras cometido un crimen" volvió a hablar.

Pero volví a ignorarle.

"Los fríos son nuestros enemigos naturales, es normal que nos molestemos, sobre todo porque nos importas"

Seguí mirando al frente sin decirle nada.

"¿Vas a decir algo?"

Ante mi silencio el lobo gruñó.

Durante el poco trayecto que quedaba el lobo siguió gruñendo molesto, hasta que llegamos a la primera linea del bosque, donde veía el culo de mi casa.

Paul no se tumbó en la tierra para que bajase, sino que se removió como si se quisiera quitar el agua del pelaje, haciéndome caer a la tierra por no esperarmelo

─ ¿¡Pero que haces!? ─ le recriminé molesta levantándome del suelo.

Vi como el lobo tiraba a la tierra el pantalón que había llevado todo el camino entre sus dientes, y en menos de un segundo Paul volvió a su forma humana.

Tenía el entrecejo muy, pero que muy fruncido, demostrando que estaba muy, pero que muy molesto. Iba completamente desnudo, pero no le importó.

Mi mirada lo recorrió de arriba a abajo, viendo todos sus fuertes músculos y su cuerpo tenso, pero mis ojos volvieron a su rostro cuando lo vi caminar hacia mi

Me cogió bruscamente del cuello de la camiseta acercándome a su rostro haciendo que me pusiera de puntillas para tenerme a una mejor altura.

─ Me he disculpado contigo, cosa que ya me es difícil de hacer, y te he dado razones para que dijeras algo ─ dijo entre dientes. Su aliento caliente golpeaba con fuerza en mi rostro por la corta distancia entre nosotros ─ ¿Vas a seguir sin decir nada? ─ preguntó en un susurro molesto.

Puse mi mano sobre la suya por donde tenía agarrada mi ropa y le miré con el ceño fruncido, yo también molesta.

─ No tenía nada que decirte. Lo habíais hecho mal, disculparte era tu deber ahora mismo. ─ le contesté.

Apreté mi mano en la suya y con fuerza tiré para que me soltase. Al alejarnos sentí frío por no sentir la alta temperatura de su cuerpo.

─ ¿Mi deber? ─ me preguntó entre dientes dando un paso hacia adelante.

─ Si, tu deber ─ le respondí de la misma forma haciendo lo mismo que él.

─ Entonces tu deber como persona decente es al menos decir algo ante una disculpa, asentir o dar tres palmaditas en la espalda. ─ al dar un último paso volvimos a estar cara a cara, mirándonos molestos, él miraba hacia abajo y yo hacia arriba así rozando narices ─ No ignorarme, joder ─ se quejó entre dientes.

De nuevo él tenía razón, había sido una maleducada. Pero en ese momento no estaba con ganas ni de dar una caricia a su pelaje.

Los dos nos quedamos en silencio mirándonos sin alejarnos. Aunque él llevaba la razón no se la dí, por lo que aún estabamos los dos con el ceño fruncido.

E inevitablemente, como todas las tardes que quedábamos juntos, como siempre que nos peleamos durante este mes, como siempre que nos mirábamos en silencio...una tensión comenzó a crecer entre nosotros.

Sempiterno || °Carlisle Cullen° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora