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A la mañana siguiente me duché, vestí y salí a buscar alguna cafetería para desayunar. Fui andando por todo el pueblo viendo todo a mi alrededor, el día estaba nublado, algo que ya sabía sobre Forks, pocas veces salía el sol. Hacia un poco de viento, haciendo que me atara en un moño mal hecho el pelo, también hacia algo de frío, pero al llevar mi abrigo negro no lo notaba tanto, solo mis mejillas rojas lo sentían.

Entré en una cafetería cualquiera y pedí un macchiato con una magdalena y me puse a pensar en silencio haciendo una lista de las cosas que tenía que hacer

Hoy era jueves, y las clases empezaban para todos el lunes. Eran los últimos días de vacaciones y se veían a varios jóvenes disfrutando de su merecido descanso. Por lo que tenía hoy y mañana para mirar todo lo que necesitaba. Los materiales escolares ya los tenía todos, lo más importante era el teléfono fijo y después compraría la lavadora, dependiendo del dinero que me quedase buscaría la secadora, pero podía poner la ropa tendida a secar en el patio trasero, por lo que podría ahorrarme algo de dinero y no comprarla hasta volver a estar estable económicamente.

Terminé de desayunar, pagué y le pregunté a la camarera sobre algún supermercado cercano. Después de darme algunas direcciones fui a comprar para llenar la nevera y la despensa.

Dos largas horas después estaba camino a casa con un par de bolsas llenas, en ese momento agradecía tener tanta fuerza, porque si no no tendría forma de llevar la comida a casa. Al llegar coloqué todo en la nevera y en los armarios y me senté en el sofá viendo el periódico que había cogido del supermercado. Allí habían descuentos, cupones y anuncios de varias tiendas, una en concreto era de electrodomésticos y tenía cupones, así que los recorté y guardé en mi monedero. En ese periódico también había una tienda de móviles y vi un teléfono fijo con un precio decente, así que apunté las direcciones de las tiendas y volví a ponerme el abrigo para salir de casa.

 En ese periódico también había una tienda de móviles y vi un teléfono fijo con un precio decente, así que apunté las direcciones de las tiendas y volví a ponerme el abrigo para salir de casa

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Ya era de noche cuando volví a casa. Estaba satisfecha con el día de hoy, pues tenía comida en casa, mañana irían a colocarme el teléfono fijo y el sábado a instalarme la lavadora que pondría en la cocina. Me había quedado con el dinero justo para hacer otra compra completa y poder pagar algunos taxis si cogiera alguno.

Charlie había venido a comer a mi casa, como habíamos dicho. Cociné un buen plato de pasta carbonara que le gustó mucho al hombre, fue una comida rápida, pues él tenía que volver al trabajo. Me avisó sobre eso, que habrían días que estaría tan ocupado como para comer en la comisaría. Cuando él se fue yo volví a salir de casa para seguir con mis cosas.

Me tumbé de un salto en la cama superando y pasándome un brazo por encima de la cara decidí dormir sin siquiera ponerme el pijama

Me tumbé de un salto en la cama superando y pasándome un brazo por encima de la cara decidí dormir sin siquiera ponerme el pijama

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El viernes fue algo parecido. Pasé la mañana en casa esperando al chico del teléfono. Una vez lo tuve conectado llamé al sheriff, quien me cogió enseguida y guardó mi número contento por la rapidez.

Comí esta vez en casa de Charlie, me mostró su casa y mientras comíamos unas hamburguesas me enseñaba fotos de su hija.

Era una chica guapa, tenía rasgos finos, piel clara y pelo moreno, pero como dijo su padre cuando nos conocimos, era una chica tímida, y en las fotos se mostraba con los hombros alzados y una sonrisa tímida, aunque en algunas otras, donde salia con su madre o con Charlie la belleza que tenía se mostraba al verse segura y con una gran sonrisa.

Por la tarde simplemente fui a pasear, caminaba sin sentido alguno viendo las calles y locales, de entre tanto notaba a las personas mirarme curiosas, era normal, incluso Charlie me lo había advertido, al ser un lugar tan pequeño casi todos se conocían y reconocerían a una nueva persona, seguramente ya estaría en boca de todos que había una nueva vecina, ya fuese por verme por las calles o algún vecio cotilla que me viera salir de mi casa.

Por la tarde simplemente fui a pasear, caminaba sin sentido alguno viendo las calles y locales, de entre tanto notaba a las personas mirarme curiosas, era normal, incluso Charlie me lo había advertido, al ser un lugar tan pequeño casi todos se con...

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El sábado fue día de ordenanza. Saqué toda la ropa de mi maleta y la coloqué en el gran armario, y como pensaba, no ocupé ni la mitad de este. Puse los zapatos en sus cajas, la ropa interior en los cajones, las cosas del neceser en el aseo y las pocas cosas que llevaba en el bolso, estas eran un pequeño peluche de ella que puse en mi cama, y su foto enmarcada que coloqué en mi mesita de noche

Me senté lentamente en mi cama volviendo a coger la foto entre mis manos. Acaricié suavemente su cara queriendo ver una sola vez su cálida sonrisa dirigida a mi, pero sabía que no seria posible, así que soltando un suspiro la coloqué en su lugar

─ Estupideces ─ Dije a la nada

Me quedé sentada en la cama, mirando a la ventada. Los pájaros cantaban y escuchaba el roce de las olas por el viento aún y teniendo la ventana cerrada. En momentos como esos agradecía mi buena audición, gracias a ella podía escuchar sonidos tan relajantes como aquellos.

El timbre sonó, y sabiendo que era Charlie mis emociones mejoraron un poco. Ya no estaba tan sola. Éramos dos personas solitarias que habían llegado a conocerse y que por obra del destino éramos vecinos

Mientras comíamos esta vez en el salón -nos apetecía comer en el sofá- escuchábamos música clásica y Charlie me contaba como estaban las cosas por la comisaría

─ ¿Tienes libre esta tarde? ─ Le pregunté

─ No, estaré con el papeleo en la oficina

─ Si es solo papeleo tendrías que hacerlo en casa, no es bueno estar mucho tiempo en el trabajo

─ No te preocupes, ya estoy acostumbrado. Antes de que vinieras comía allí todos los días, tuviera o no trabajo. Pero bueno, ¿Por qué preguntabas?

─ Para ver si alquilábamos un película y la veíamos en tu casa o salía a ver el pueblo de nuevo ─ Alcé los hombros mientras me levantaba para llevar los platos a la cocina

─ Ah...─ Me siguió por detrás, apoyándose en el marco de la cocina ─ Podemos hacerlo mañana, estaré todo el día en casa

─ Me parece bien ─ Le sonreí a la vez que me ponía a fregar.

Sempiterno || °Carlisle Cullen° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora