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En cuanto Charlie se fue de casa tuve que esperar a que vinieran a colocar la lavadora. Esperé sentada en uno de los sillones individuales escuchando la música del radiocasete, agradecía que Aladar lo tuviera, así no tenía la cabeza puesta en mis pensamientos y me centraba solo en la música

"Al menos una cosa supiste hacer bien..." Pensé teniendo en mente esos ojos "caramelo"

Me puse a ver la gran ventana que había en el salón, solo pudiendo ver la pared de la casa vecina, entonces pensé en la ventana del pasillo de la segunda planta, que daba vista al bosque de detrás. Sería buena idea comprar una butaca para ver esa ventana, desde allí se veía un paisaje precioso, ya que al estar en la segunda planta se podía ver el horizonte con tantos árboles. En cuanto pudiera compraria uno del mismo color burdeos que los demás

Unas horas después tres hombres llegaron a casa para colocar la lavadora. En cuanto se fueron puse la ropa que tenía sucia desde el miércoles a lavar y en vez de esperar a que terminara la lavadora salí a dar una vuelta.

Esta vez decidí ver el bosque de cerca, rodee la casa y me puse a pasear por la entrada de este sin adentrarme mucho en la vegetación. Salí de casa a media tarde, así que una hora después ya estaba oscuro. La oscuridad no me molestaba ni asustaba, más bien me acompañaba y abrazaba, era por las noches que las estrellas salían, los coches dejaban de rondar por las calles y los pequeños animales descansaban.

Salí del bosque y me puse en la acera entre las casas para ver dónde me encontraba, no reconocía el lugar

"Muy bien hecho, Gala" Me animé a mi misma con ironía

Caminé sin rumbo mirando al suelo. Pasaba por un paso de peatones cuando escuché un claxon sonar y noté un pequeño golpe en la cadera

─ ¡oh dios! ¿¡Estas bien!? ─ Escuché decir

Al alzar la mirada me encontré un coche parado delante mía, un hombre se asoma por la ventanilla, miré bien y en el copiloto había una mujer, y detrás de ella una chica de gafas, los tres me miraban con cara de susto

─ Eh...¿Si?

Ante mi baja respuesta la pareja salió del coche y vinieron a mi lado. La mujer me agarró de los hombros y me inspeccionó de arriba a bajo

─ ¡Ese ha sido un golpe duro! ¿¡Como puede ser que estés de pie!?

─ ¿¡Que haces caminando de noche sin luz!? ¡Pude haberte matado! ─ Me regañó el hombre

─ Amm...Lo siento, no miraba por donde iba y...estoy un poco perdida. ¿Me podríais decir dónde me encuen-─ Fui interrumpida por la mujer

─ Entra al coche. Te vamos a llevar a urgencias

─ ¿Qué? No, no hace falta ─ Me solté de su agarre

─ Tu dices que no pero seguramente tengas algo interno ¡Nos hemos chocado contigo!

─ Venga vamos ─ El hombre me agarró del brazo para subirme al asiento al lado de la chica.

Antes de entrar al coche miré donde antes estaba, el coche tenía un pequeño abollón donde había chocado conmigo

"Pues si ha sido fuerte..." Pensé incómoda

Cuando entré al coche la chica me miraba con preocupación

─ ¿Estás bien?

─ Si, no ha sido nada ─ Sentí que el hombre aún no se iba de mi lado, por lo que le miré y vi que estaba cogiendo el cinturón de seguridad. Antes de que pudiera decir nada ya estaba con medio cuerpo encima mía colocándomelo ─ Señor, puedo mover los brazos.

─ Mejor que no te muevas, espera a que te revisen los doctores. Estaremos enseguida en el hospital ─ Cerró la puerta y se puso en el piloto para comenzar a conducir. Solté un suspiro.

─ Disculpa a mis padres. Son muy sobreprotectores ─ Se disculpó con una pequeña sonrisa ─ ¿De verdad estás bien?

─ De verdad, enserio

─ Bueno, hasta que un doctor no diga lo contrario mis padres no te creerán ─ Se alzó de hombros ─ Soy Ángela ─ Se presentó dulcemente

─ Gala

─ ¿Eres nueva?

─ Así es ─ Contesté notando como sus padres prestaban atención a nuestra conversación

─ ¿Cuando llegaste? ─ Preguntó la chica con simpatía

─ Am...el miércoles ─ Dije simplemente

Por todo el corto recorrido la chica simpática, Ángela, me hizo un trillón de preguntas que respondía incómoda con monosílabos y la menor cantidad de información posible.

Por todo el corto recorrido la chica simpática, Ángela, me hizo un trillón de preguntas que respondía incómoda con monosílabos y la menor cantidad de información posible

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Al llegar al hospital el hombre volvió a mi puerta para desabrochar él el cinturón, me agarró por los hombros y me "ayudó" a caminar. Entramos por la puerta de urgencias

─ ¿Qué sucedió? ─ Preguntó una enfermera nada más entrar

─ Hemos chocado con el coche con esta chica. Dice que se encuentra bien, pero ha sido un golpe duro ─ Contesto la mujer aún preocupada

─ Siéntese aquí, enseguida llamo al doctor. ─ Nos guió a los cuatro a una pequeña camilla donde el hombre volvió a "ayudarme" a sentarme cómodamente.

Esperamos unos cinco minutos más o menos en un silencio un poco tenso.

Fue entonces que un aroma que conocía muy bien llegaba hasta mi, mi cuerpo reaccionó ante él como siempre sucedía poniéndose la piel de gallina. Me tensé levemente por si tenía que proteger a la familia a mi lado.

Las puertas se abrieron bruscamente y de allí apareció un hombre muy alto, rubio y de piel extremadamente pálida. Detrás de él iba la enfermera que nos atendió mirándolo con fascinación

─ Doctor Cullen ─ Saludó el padre de la familia

─ Buenas noches señor Weber. Me han contado sobre un accidente ─ Dijo simpático y con voz suave.

Entrecerré los ojos levemente con sospecha. ¿Que hacia uno de ellos siendo doctor? No entraba en mi cabeza.

─ Señorita ¿Me permite revisarla? ─ Se dirigió hacia mi.

Asentí con la cabeza estando alerta. Relajé mi pulso y mente para que no notara que sabia lo que era y no causara problemas, pues sabía que podía oír hasta el más mínimo detalle.

El doctor Cullen se agachó levemente y con una pequeña linterna alumbró mis ojos viendo como reaccionaban, me pidió que siguiera su dedo índice de un lado a otro y entonces lo noté

Un pequeño aroma que cada vez se intensificaba más. No sabía si se trataba de frambuesa o frutos del bosque, pero causó que mi nariz picara con la necesidad de olerlo más de cerca. Miré a los ojos caramelo del doctor y me sonrió con una dulce sonrisa, como si fuera alguien a quien tenía que proteger.

"Me niego. No, no, no. Tiene que ser una broma"



Sempiterno || °Carlisle Cullen° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora