Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola.
Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar relaciones tan íntimas, haciendo que esa soledad creciera hasta hacerla una chica fría y dura ante...
Las veces que nos contábamos cosas sin importancia sobre nosotros acurrucados.
Cuando él cogía la foto de mi madre y me comparaba con ella, haciendo que mi corazón se calentara.
Y hasta recordé el día que abrió mi armario tan escaso de ropa y se rió al pensar que Alice me gritaría por verlo.
Cuando dejé de recordar me di cuenta de que estaba sonriendo, pero a la vez, noté como una lágrima caía de mi ojo. La limpié rápidamente dejando de sonreír, cerré los ojos y negué con la cabeza repetidas veces hasta que Carlisle se marchó de mi cabeza.
No.
Todos esos recuerdos solo eran eso, recuerdos.
Ya no iban a ocurrir nunca más.
Con ese nuevo pensamiento entré decidida a la habitación. Dejé la caja de ropa en el suelo y fui directa a la cama, deshaciendo con prisa y...no voy a mentir, con un poco de rabia, todas las sábanas.
Cuando saqué hasta la sabana de la almohada enredé todas en una bola y las tiré con enfado hacia la pared.
Iba a cambiar las sábanas.
Esas sábanas burdeos que pertenecieron a Aladar ya no estarían en esta casa, las tiraría.
Porque no solo le pertenecieron a Él, sino que me recordaban a todas y cada una de las noches que Carlisle se quedó conmigo y además, a la última vez, cayendo en cuenta que ni siquiera estaban limpias.
Con el ceño fruncido comencé a ordenar la ropa de la caja siendo un poco brusca.
Iba a empezar desde cero. Lo tenía claro
Ya no estaría con Isabella, quien me recordaba todo el santo rato que ellos se habían ido.
Iba a pasar tiempo con mi abuela y Seth.
E iba a comprar unas nuevas sábanas de un color completamente diferente a ese burdeos.
Estaba decidido.
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Cuando llegué al mismo lugar en el bosque la pequeña bola de fuego azul estaba sobre la gran roca donde yo estaba apoyada ayer.
Cuando me vio sus llamas se movieron como si estuviera alegre y en un segundo mi abuela estaba sentada en ese roca.
─ Buenas tardes, mi joya ─ saludó cantarina, sacándome una sonrisa
─ Hola, abuela ─ caminé hasta los pies de la roca mirándola desde abajo.
─ Te he esperado desde la mañana. ─ me reí un poco avergonzada
─ He tenido que ir a comprar una cosa.
─ Sí, lo se cariño, las sábanas azul marino. Solo bromeaba. ─ rodé los ojos divertida aceptando el hecho de que lo supiera ─ Has hecho bien, niña. Todo ─ sonreí levemente mirando hacia el suelo.
─ Lo sé, abuela.
Eveleen bajó de la roca con gracias y dio una palmada.
─ Bien, comencemos. ─ La miré extrañada.─ Te voy a dar una clase, presta atención.
Me apoyé en la roca y me crucé de brazos prestando total atención.
─ Cuéntame. ¿Qué sabes de tu don? ─ suspiré comenzando a hablar con el entrecejo fruncido.
─ Al principio eran sueños mientras dormía, me permitían ver lo que otras personas hacían en el mismo momento. Pero al llegar a Forks...comenzaron a aparecer estando yo despierta, a veces eran imágenes y otras como si de una escena de película.
─ Cuando despiertas de esos "sueños" ─ hizo comillas con sus manos ─ Vuelves a respirar ¿Verdad?
Le miré extrañada asintiendo, no pensaba que eso fuera importante.
─ ¡Genial! ─ dijo contenta.
"¿Era genial que se me cortara la respiración con mi don...?" Pensé más extrañada todavía. Cómo si Eveleen me hubiera leído la mente me contestó a la pregunta
─ Eso es porque tu don quiere despertar al 100% pero tú ignorancia no se lo permite. ─ de repente sonrió a lo grande ─ ¡Lo fantástico que es ese poder! ¡Igual que mi nieta! ─ cogió una de mis mejillas y me la espachurró entre sus dedos...típico de abuelas.
─ Escucha bien, Gala ─ siguió hablando ─ Tu don no solo te permite saber lo que ocurre en el presente, sino que también puedes estar en ese lugar que ves, aunque los demás no te notarán ─ abrí los ojos sorprendida.
>> Empecemos de menos a más, sin prisas. Ponte en una posición relajada, deja de cruzar los brazos y cierra los ojos ─ seguí cada paso ─ Ahora piensa en alguien que quieras, pero de aquí cerca, no forcemos tu don.
Empecé a pensar en ese mostacho espeso, en sus ojos cansados y en la sonrisa ladina que siempre me regalaba.
En un santiamén vi a Charlie con el traje de Sheriff en su oficina, estaba escribiendo un par de cosas en una libreta. Como siempre hacía, se restregó la cara con las manos cansado.
─ Gala, vuelve.
Con la voz de mi abuela abrí los ojos cogiendo una bocanada de aire.
─ Muy bien cariño. Eso es fácil ¿Verdad? ─ me sonrió dulcemente. Yo asentí. ─ ¿A quién has visto?
─ A Charlie ─ Eveleen se rió divertida.
─ Tu don se hace mucho más ameno de llevar cuando se trata de alguien que quieres.
>> Aún sin saber controlarlo ni entenderlo has estado utilizándolo para saber sobre tus seres queridos, inconscientemente.
Entonces pensé en los sueños que tenía...Antes de llegar a Forks pocas veces tenía los sueños, y esas pocas eran sobre mi padre o mi abuela.
Pero una vez llegué a este pueblo...los sueños se dispararon. Entendí entonces que era porque aquí encontré a las personas que quería, mi círculo creció más.
Por ello veía sobre Carlisle al principio de conocernos, porque aunque me negara a él, yo ya le quería sin haberlo aceptado.
Caí en cuenta de que mi don solo reaccionaba cuando se trataba de los Cullen...de todos y cada uno de ellos.
Hace unos días fue su cumpleaños. Feliz cumpleaños 🎂 Gracias por leer 💚
Nuevo capítulo!!
Solo han pasado dos días, pero me emociona demasiado publicar capítulo y he estado comiéndome mucho la cabeza para que las palabras salieran bien escritas.
Aún sigo en un pequeño bloqueo, pero poco a poco salgo de ahí.
