Willingly Baited [GL]

Capítulo 13

Capitulo 13

"¿Puedo dar una vuelta?" Qin Wanshu terminó su café y le preguntó a Zuo Qinghuan.

Zuo Qinghuan secretamente pensó que no era bueno. Qin Wanshu no era pobre como ella, y quería recorrer una casa lujosa nada más verla. Aunque la que Han Shibin había comprado para ella podía considerarse una casa lujosa, probablemente le parecería bastante ordinaria a Qin Wanshu, una persona súper rica. Y lo que es más importante, no estaba segura de si podría revelar rastros accidentalmente. Después de todo, Qin Wanshu parecía ser una persona observadora. De repente, Zuo Qinghuan no quería que Qin Wanshu conociera su identidad demasiado pronto. Si se enteraba, tal vez ya no podrían relacionarse tan casual y alegremente.

"Mi casa es mucho peor que la tuya, no hay nada interesante que ver". Respondió modestamente. Sin embargo, la última vez cuando la otra persona generosamente le permitió recorrer su casa, la hizo parecer tacaña en comparación.

"¿Este estudio? ¿Puedo entrar?" Qin Wanshu señaló la habitación cercana y preguntó.

"...Claro..." Zuo Qinghuan se sintió aliviada de que ella y Han Shibin hubieran sido cautelosos. Apenas hacían fotos juntos, pero era sorprendente que Qin Wanshu sintiera tanta curiosidad por su casa.

"La distribución de este estudio es bastante parecida a la del estudio de mi marido. La forma en que están colocadas las cosas y los hábitos son muy parecidos, incluso los libros que tienes son notablemente similares", comentó Qin Wanshu suavemente mientras tomaba un libro de la estantería. Los hábitos de la gente no cambian; incluso impregnan cada detalle de la vida.

A Zuo Qinghuan le dio un vuelco el corazón. No había prestado atención a esto durante su última visita a la casa de Qin Wanshu. Sólo cuando Qin Wanshu lo mencionó se dio cuenta de que la distribución era muy parecida. Incluso la colocación de las cosas era la misma. Realmente era una persona increíblemente observadora.

"No me había dado cuenta hasta que lo mencionaste. Es realmente similar, toda una coincidencia..." Zuo Qinghuan intentó ocultar su sorpresa mientras sonreía.

Los ojos de Qin Wanshu recorrieron el cenicero, el mechero y el puro de la mesa, sintiendo una mezcla de emociones. Recordó que Han Shibin solía fumar. Como no le gustaba el olor a humo, lo había dejado. Pero ahora parecía que no lo había dejado, sólo había cambiado el lugar donde fumaba.

"Puros cubanos, a mi marido también le gustan". La mirada de Qin Wanshu se fijó en el puro cubano. Los puros cubanos de primera calidad no eran algo que todo el mundo pudiera permitirse fumar. Ni siquiera los trabajadores de cuello blanco podían permitírselos fácilmente; era un lujo para gente del nivel de los grandes jefes.

"Vaya coincidencia..." Zuo Qinghuan no pudo esbozar una sonrisa esta vez. No era sólo su imaginación. Desde el momento en que Qin Wanshu entró hoy en la casa, había estado mencionando a Han Shibin. Fue deliberado. Qin Wanshu no era de las que mencionaban casualmente a su marido. ¿Sabía ella la identidad de Zuo Qinghuan? Pensamientos inciertos llenaron la mente de Zuo Qinghuan. Si lo supiera, sería mejor que lo dijera directamente. ¿Por qué andarse con rodeos?

"Sí, es realmente una coincidencia. Incluso sus lugares de trabajo son los mismos, ambos trabajan en el Grupo Internacional Hancheng." La mirada de Qin Wanshu pasó de la propuesta de negocios sobre el escritorio a su rostro. Esa mirada hizo que Zuo Qinghuan se sintiera expuesta como si estuviera desnuda delante de Qin Wanshu. Esto estaba resultando realmente incómodo.

"¿Lo sabes?" Zuo Qinghuan preguntó con cautela.

"¿Saber qué?" Qin Wanshu levantó las cejas y preguntó de vuelta, la expresión en la cara de Qin Wanshu hizo que Zuo Qinghuan no pudiera adivinar ninguna emoción, todavía se veía tan elegante, pero sus ojos no tenían ninguna calidez. Este tipo de esposa legal realmente haría que la pequeña amante se sintiera muy presionada. Al menos, Zuo Qinghuan se sentía como un ratón siendo observado por un gato en este momento. No sabía si el gato pretendía comérsela o jugar con ella un rato antes de despedazarla. Esta sensación era absolutamente espantosa.