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Habían pasado ya tres días desde el último ataque de Momo, poco a poco había logrado tener mejor conexión con su alfa además de que había al menos logrado salir de su cama y bañarse por si misma, aunque el sentimiento de vacío y tristeza no la habían abandonado.

Esa era la peor parte de un lazo roto, el que todo poco a poco iba perdiendo sentido, nada parecía suficientemente bueno, un lazo roto significaba morir lentamente.

Su alfa  deseaba tanto estar de nuevo en los brazos de esa omega al igual que aquella noche, con su exquisito aroma a chocolate. Aspiró de nuevo a su almohada tratando de tranquilizarse, pero ese aroma artificial de chocolate parecía ir perdiendo de poco en poco su efecto.

– La quiero a ella. – Se dijo a si misma.

¿Pero por qué tenía tanta dependencia a esa omega que no conocía? Por más que le daba vueltas al asunto, no encontraba el sentido, en su pecho vivía una corazonada de que había algo más que no sabía.

Durante esos días, Mina la había visitado todas las tardes, aunque esas vistas en realidad terminaban en Mina hablando con Tzuyu en la sala, puesto que la alfa de Momo se portaba arisca con cualquiera que entrara a su habitación, no quería que ese aroma a chocolate se mezclará con el de otro alfa que no fuera el suyo, Momo jamás se había dado cuenta de lo posesiva que llegaba a ser.

De repente, una ola de mareos y vértigo se instaló en ella interrumpiendo cualquier pensamiento que no fuera el correr al baño. Una vez que estuvo ahí, se dedicó prácticamente a vaciar su estómago con lo poco que había comido, una que otra lágrima se derramó de nuevo por sus mejillas.

– Náuseas, mareos, dolor de cabeza y antojos extraños, Dios, si no te conociera, diría que estás embarazada. – Su hermana se acercó a ella tratando de aligerar el ambiente. – ¿Quieres una pastilla?

Momo negó levantándose del suelo con ayuda de su hermana y tomo el cepillo para empezar a limpiar sus dientes.

Tzuyu miró algo dudosa a su hermana. – Momo, no quiero dejarte sola en casa.

– No, Tzuyu. Tú tienes que volver a la universidad. – Dijo con dificultad. – Ya faltaste tres días, tienes que regresar. – Enjuagó su boca.

– ¿Pero y si algo te pasa?. – Insistió. – Sabes que eres lo único que tengo.

Y es que aunque Momo había recuperado parte de su conciencia y poder sobre su lobo, aún estaba muy débil, su piel era una pálida amarillenta e incluso Tzuyu podía jurar que Momo había perdido un par de kilos, tenía miedo que está ligera mejora fuera solo la punta para ir de nuevo en picada, pero que está vez ya no pudiera subir.

Tzuyu no iba a negarlo, su corazón tenía cierto resentimiento con esa omega, si tan sólo hubiera dejado a Momo ir aquella noche y no se hubiera "ofrecido" a ayudarla, nada de esto estaría sucediendo.

– Tranquila, Jihyo regresará después de la escuela con Haerin, prometió no dejarme sola. Tzuyu, tienes que seguir con tu vida, no puedes frenarla por mi. – Momo hablaba mientras se dirigía a la sala. 

– ¿Y que hay de ti?. – Preguntó siguiéndola. – ¿Pretendes que me vaya a la universidad y te deje sabiendo lo peligroso que es?

– Tzuyu, yo estaré bien. – Insistió.

La mencionada la miró con reprobación. – Bien, al parecer nada de lo que te diga te hará cambiar de opinión. – Miro la hora en su teléfono. – Será mejor que vaya antes de que se haga tarde.  – Mencionó tomando sus cosas . – Momo, yo sólo quiero que seas feliz una vez en tu vida, no estoy de acuerdo es buscar a esa omega, pero lo estoy haciendo por qué se que es lo que a tu loba le haría feliz... Ojalá a ti también lo haga.

𝙱𝚕𝚞𝚎 [𝙳𝚊𝚑𝚖𝚘]Where stories live. Discover now