Ilusiones lunares

495 59 157
                                    

Mientras Blitz conducía su camioneta, su celular no dejaba de sonar. Octavia le había mandado varios mensajes en todo el tiempo en el que estuvo con Fizzarolli en la mansión de Asmodeus. Contestó algunos, pero no pudo prestarle la suficiente atención. Había una situación con Stolas, aunque no estaba seguro de los detalles. No frenó el vehículo, abrió el mensaje y lo leyó de reojo ya que estaba manejando de forma veloz para llegar a su palacio.

"No puedo hablar con mi papá personalmente ni por llamadas, pasaron unas mierdas muy jodidas. Tienes que ir a verlo. Cuídalo."

Terminó de leer y cuando miró al frente, giró el volante descuidadamente porque estuvo a punto de chocar con un camión de dieciséis ruedas. Blitz no sintió adrenalina por casi morir, estaba demasiado intranquilo por el mensaje nada específico de Via. Estaba desorientado y preocupado, sabía que algo grande estaba pasando.

Hizo lo de siempre. Dejar la camioneta muy mal estacionada frente a la mansión, correr por el prado que tenían de jardín delantero y colgarse del balcón ya que pasar por todo el protocolo de sus guardias era una perdida de tiempo gigante.

Entró a la habitación de un salto. Era como si Stolas ya estuviera acostumbrado a que hiciera eso y dejara el ventanal siempre abierto.

—Stolas...

Se acomodó en su lugar, de pie. Encontró a Stolas acurrucado en su cama con una evidente expresión de malestar y con sus ojos fuertemente cerrados, parecía sostener su pecho con sus manos de una forma muy intensa. Al apenas escuchar su voz, el príncipe abrió sus ojos y se levantó sobre la cama, extendiendo sus brazos debajo de las sábanas y observándolo con sorpresa.

—Blitzy —pronunció su nombre sin comprender porqué estaba allí tan repentinamente.

El imp avanzó hacia él, tomó asiento a su lado y comenzó a notar que todas sus alarmas se habían encendido por algo, no era solo una intuición equivocada. La cama, por debajo de las sábanas, estaba cubierta por plumas esponjosas, las que pertenecían a las zonas más internas de la anatomía del búho y no las gruesas del exterior. Estaba perdiendo una cantidad preocupante de plumaje.

Blitz no midió su acercamiento físico, sujetó las manos de Stolas entre las suyas y las envolvió entre sus dedos. Lo hizo al verlo temblar, más bien, tiritar.

—Estás muy frío... —percibió preocupado al sentir como aquellos delicados dedos transmitían una temperatura helada—. Deberíamos llamar a alguien, algún médico o lo que sea.

Algo se sentía tan extraño. Cuando contempló los ojos de Stolas, también se dio cuenta de que su brillo intenso estaba muy bajo, parecían apagados. Blitz empezó a sentirse ansioso, nada de eso podía ser una buena señal. El rostro del búho se veía tan cansado... como si no hubiera podido conciliar el sueño desde hacía días enteros.

Stolas se le quedó mirando sin ninguna expresión en particular. Aquellos ojos algo grises se enfocaron en las manos de Blitz, quien amablemente sostenía las de él. El calor que le brindaba se sentía agradable, no podía dejar de tiritar de frío.

—No, solo es una baja hormonal —aseguró el príncipe con una sonrisa avergonzada, no quería que Blitz se preocupara mucho—. Mi metabolismo no siempre ha sido el mejor. No soy un búho tan joven, sucede a menudo por eso —explicó ya que ningún médico podía solucionar aquel ciclo del ave—. Estaré bien.

—Pero... —Blitz se sentía inseguro, formó una mueca de disgusto y apretó sus manos más fuerte—. Estás... congelado. Nunca sentí tu piel así —la situación se le hacía tan fuera de lo común— ¿Cada cuánto sucede?

—Mmn, cada dos años hay desbalances en mi tipo de raza —le sonrió débilmente a su pareja al recordarlo. Sin embargo, su mirada se oscureció—. Pero...

You are loving Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon