El juicio

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Sostuvo el espejo en forma de corazón entre sus delgados dedos de metal. Lo abrió, observó su rostro, no sin antes apreciar el nombre de Ozz en la tapa de la reliquia. Fizzarolli estaba sentado sobre el suelo usando la cama de la habitación de respaldo para su espalda. No dejaba de pensar en lo que sucedió, no dejaba de extrañar a Asmodeus y de quererlo allí. El aire libre del ventanal recorría su piel y movía la tela de sus ropas, ingresaba al igual que el aroma de las flores del jardín.

Fizz sostenía el espejo como si fuera algo de mucho valor. Lo era, ya que cuando se sentía solo y devastado por el abuso de Mammon, lo mantenía consigo para recordar a Ozzie y la forma en la que lo amaba. Lo usaba para seguir adelante y tener fuerzas, también para mantener los pies sobre la tierra.

Tenía sentimientos muy conflictivos dentro de él. Estaba esperando a Ozzie, lo esperaba porque era uno de esos momentos en los que él sabía cómo calmarlo. Sin embargo, no sabía si depender de él era algo bueno ante cada horrible crisis.

"A veces, no voy a estar contigo. Y lo sabes, ¿verdad?"

Dejó el espejo de lado y su mirada decaída se enfocó en la ventana al recordar a Blitz. Que estúpido e ingenuo fue al pensar que era tan fácil olvidar una historia tan enterrada en su carne. Se suponía que el tiempo lo sanaba todo. En ese caso, el tiempo solo lo hizo recordar las cualidades buenas de lo que fue alguna vez su mejor amigo. Terminó entendiendo lo que en la actualidad veía el principe Stolas en él y porque cayó ante Blitz.

Era una basura peligrosa y no tenía tacto en muchas cosas. Era descuidadamente inmaduro y estúpidamente gracioso y divertido. Era un buen tipo que protegía lo que amaba y no temía enfrentarse a cosas horribles con tal de cuidar a las personas que eran importantes para él. Y si le hubiera negado la oportunidad, le hubiera disparado a Mammon sin importarle morir.

También lo protegería, se comprometió en ese instante a hacerlo. Haría eso por Blitz, se lo debía por toda la angustia y desesperación que tuvo que atravesar por su culpa.

La puerta de la habitación se abrió precipitadamente y Asmodeus arrojó todo a su paso al ver a Fizz allí, quien se puso de pie con los ojos bien abiertos y llorosos al recibir a su pareja luego de todo lo que sucedió.

Fizzarolli no solo se conmovió, sintió su corazón arder profundamente. Era dolor, añoranza y mucha necesidad de amarlo. No pudo decir ni una sola palabra, solo correr hacia Ozzie y arrojarse en sus brazos para ser finalmente contenido por él. Recordó las sucias manos de Mammon sobre su cuerpo y lloró angustiado ante esa memoria, solo quería las manos de Ozz sobre su cuerpo y su rostro y no quería que nadie más lo tocara así.

—Fizz —cuando Asmodeus lo tomó entre sus brazos, se arrodilló ante él y lo abrazó de una manera igualmente necesitada.

Empezó a revisar el cuerpo de Fizzarolli. Notó lo que se temía. Blitz lo cuidó y vendó sus costados, pero se había herido ante la ansiedad. No pudo contarle detalladamente los hechos, pero podía imaginarlo cuando mencionó a Mammon. Asmodeus tuvo mucha paciencia por muchos años abordando el tema del pecado de la codicia y quiso respetar la voluntad de Fizz con respecto a su trabajo y los límites que establecía, ya que no era correcto meterse en sus asuntos individuales. 

No obstante, se cruzó una raya, se rompió un límite. Y que Mammon fuera tan cobarde como para aprovecharse de la debilidad de Fizz cuando él no estaba presente, era el peor escenario que pudo haber creado para su desgracia.

—Ven, voy a curarte, son más profundas de lo que se ven —Ozz levantó a Fizz, lo protegió contra su enorme cuerpo y se lo llevó a la sala de reparaciones dónde solía hacer su mantenimiento mensual—. Debemos hablar de esto.

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