Ruptura

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Abrió la puerta de su habitación, las luces se encendieron erraticamente una por una. Fizzarolli cerró la puerta y cuando volteó, se encontró con Asmodeus de pie a solo un par de metros de él.

—Fizz... ¿Dónde has estado?

Su repentina presencia lo asustó, al igual que la pregunta. Asmodeus trabajaba en esos horarios del fin de semana y nunca estaba presente en esa franja de horaria, por eso verlo allí de la nada lo alborotó por completo. Retrocedió por el shock y la pistola que guardaba entre sus ropas cayó al piso cuando chocó su respalda contra la pared.

Un silencio sepulcral invadió la habitación. Fizzarolli empezó a sudar frío, sin saber exactamente lo que se vendría. Solo sabía que no podía ser nada bueno debido a la mirada escandalizada de Ozzie.

—¿Tienes un arma? ¿De dónde la sacaste? —simplemente no lo entendía— ¿Y desde cuándo te gustan las armas?

—Eh... Ah... —Fizz balbuceó aquello torpemente. Se sintió como si fuera un interrogatorio o como si fuera el peor de los delincuentes. Sobre todo, se sintió pequeño ante la presencia de Ozz, porque sabía que tendría que decirle la verdad de una vez.

—Estuve viajando por Lujuria. No salí del anillo. Y... el arma... Eso fue un regalo —quiso explicar sin mostrar los fuertes nervios que lo sacudían—. Debí decírtelo antes. Yo... Lo lamento —las gotas de sudor corrían por su mejilla, la mirada de su pareja no se estaba relajando para nada—. Pensé que no me dejarías ir a verlo. No sé por qué te lo oculté, fui un idiota. Estuve viendo a Blitz porque-

—¿Me estás mintiendo una vez a la semana para ver a Blitzo? —cortó el rey de la lujuria pronunciando a propósito el nombre entero de Blitz, porque no podía salir de su asombro.

La tonalidad con la que reflejó esa pregunta fue desconfiada y, además, el asunto parecía estar corriendo por el lado incorrecto. Fizz sintió pánico de inmediato, le negó con la cabeza y empezó a temblar porque sabía que todos los pensamientos de Asmodeus estaban siendo totalmente equivocados en ese instante.

—No, no, e-espera... Woaah. No es lo que estás pensando —trató de detener con todas sus fuerzas algo que podría explotar de una forma horrorosa— No estamos haciendo nada, o sea... Él me regaló el arma.

—... Fizz —nombró el pecado frunciendo el ceño con escepticismo.

—Bueno, eso sí es indebido y definitivamente raro —Fizzarolli solo se estaba enredando más en sus ideas, presa de la desesperación que lo estaba invadiendo—, ¡pero puedo explicarte si me dejas de ver como alguien que te está engañando!

—¡Me estás mintiendo! —exclamó Asmodeus sin poder creer que todo eso se estaba volviendo una discusión fuera de control—. Aunque no me engañes, ¿mentirme no es engañarme de alguna manera? Estaba confiando en ti todo este tiempo y estábamos bien antes de que él apareciera. Jamás me habías mentido antes —terminó diciendo con total angustia en su grave voz.

Se cruzó de brazos y formó una mueca de preocupación y dolor, porque odiaba el hecho de tener que siquiera estar realizando esos planteamientos tan mortificantes.

Fizzarolli apretó sus puños y comenzó a enfadarse porque en primer lugar, si estaba haciendo todo eso en secreto era enteramente su culpa.

—¡Tal vez lo hice porque no me dejas ir a Orgullo solo! —respondió sin dejar de temblar, pero reuniendo valor para enfrentarlo— ¡Nunca hubiera hecho nada de esto si hubieras aceptado dejarme salir y ser una maldita persona independiente!

—Solo buscaba cuidarte porque casi te matan cuando fuiste a Codicia —explicó Asmodeus con verdadero dolor en su voz, él comenzó a apagarse y a sentirse herido. Tal vez fue el peor tipo de pareja por restringirlo, pero era porque en serio le preocupaba y moriría si cualquier cosa mala lastimara a la persona que más amaba en todo el mundo— ¿Realmente es por ir a Orgullo o porque quieres pasar tiempo con Blitzo? ¿Cómo sabes que en realidad lo que te hizo fue un accidente?

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